Capitulo 2

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DIVAD

Estaba patrullando la isla, lo hacía 1 vez al día, era algo rutinario más para matar el tiempo y evitar volverme loco que cuidar que alguien entrara en ella, nadie había pisado la isla hacia 17 años, y los pocos que habían intentado no lo habían logrado. Así que patrullaba más como un pasatiempo.

Todo estaba como siempre, normal. Aparte de algunos cambios en las aguas, en los animales marinos y en los que habitan la isla, que cada día se hacen más agresivos, su evolución es constante pero ya estoy acostumbrado a esos cambios.

Corría a un paso constante, despacio, quería gastar todas las energías que se acumulaban en mi, porque
cuando corría a un paso lento mi cuerpo consumía más energía que cuando corría a toda velocidad en un movimiento llegaba a cualquier lugar y la velocidad se había convertido en algo natural para mi como era respirar para un humano.
Mi estómago rugió. Ya llevaba bastante tiempo de vigía.
Esperaba que llegara el momento donde perdería definitivamente la cabeza. Estar solo aquí, era... insoportable. Nunca me imagine mi vida como era en este momento. Me había vuelto un asesino, un descorazonado y cruel, tal vez si me lo merecía, no era tan bueno como todos suponían. No tuve una niñez fácil sin contar estos 20 años atrapado aquí.
Pensé muchas veces en terminar con mi vida, pero luego descubrí que tenía un propósito y eso me ataba a esta isla por siempre.

Me detuve frente al mar sosteniéndome en un tronco caído de una palmera. Mis pensamientos me estaban torturando. No podía dejar de pensar en ella, de solo recordarme de su nombre mi mente perdía control sobre mi cuerpo, comenzaba a delirar y a escuchar a gritos en mi cabeza su nombre, el aire no lograba llegar a mis pulmones, entre en una desesperación y caí sobre mis rodillas, tome con mis manos un puñado de arena y sentía perder toda cordura. No podía soportar el solo pensar en que iba a quedarme completamente solo en esta isla, siempre, mi cuerpo se calentó y sabía que debía controlarme si no quería quemarlo todo a mi alrededor. Pegue con mis puños varias veces en la arena, soltando toda mi desesperación, todo temblaba a mi lado con cada golpe. Que irónico que teniendo las habilidades que tenía no era capaz de solucionar el problema. Era tan fácil poder quemarlo todo y morir junto a esto, pero aún tenía esperanzas de volverla a ver.
Era complemente patético.
Estaba tan aturdido mis tímpanos retumbaban junto con mi cabeza hasta que una explosión se escuchó en algún lugar en el cielo sacándome de mis pensamientos.
Me puse en alerta. Necesitaba llegar a un lugar alto y averiguar qué había sido eso. Unos segundos más tarde se escuchó otra explosión y todo a mi alrededor se agitó, la tierra a mis pies retumbó, los pájaros salieron volando asustados, podía escuchar a los demás animales espantados, buscando un lugar para esconderse.

Algo o alguien había logrado entrar en la isla ¿muerto o vivo? Estaba a punto de descubrirlo.

Una de mis habilidades era la velocidad, mi velocidad se podía comparar con un formula 1, así que me tomo menos de un minuto llegar a un lugar alto. Al otro lado de la isla muchas palmeras estaban caídas y de ese espacio vacío comenzó a salir humo. Mis manos temblaron.

Estaba seguro que algo nos había dado, por mi mente pasaron muchas cosas, desde un avión, un desastre natural hasta un ataque prominente del Dr. A.

Mi corazón comenzó a latir a gran velocidad. Mis manos comenzaron a calentarse. Esto no era normal.
¿Sería un avión?
Mmh...
Pero los aviones nunca pasan por estas partes del océano seguro saben que cuando pasaban cerca de la isla, todo lo que contenga tecnología y energía se interrumpían y perdían señal completamente, aunque nadie sabía exactamente qué lo provoca, o eso espero.

Nadie ha llegado a pisar la isla para investigarla y yo tampoco lo permitiría. Tenía que acercarme y ver que había pasado.

Así que sin pensarlo mucho, salí corriendo a toda velocidad hacia el lugar del accidente, si estaba bastante lejos a donde yo me encontraba así que me hice más tiempo del que yo hubiera deseado.

Los 4 VientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora