EMMA
Me desperté por la noche con un gran dolor de cabeza, ¿Cuánto había dormido?. No sabía qué hora era, pero el cuerpo ya no me dolía como en un principio. En la mesa de noche a mi lado había fruta en un plato improvisado. El plato ¡Era un coco!
Mis vendas habían sido cambiadas mientras yo dormía. Divad me las había cambiado y ahora que lo pensaba, tenía un nombre bastante raro, Divad... ¿Cómo David al revés? ¿Significará algo?.Me senté lentamente. Y cogí con mis dedos un pedazo de banano y lo comí, estaba delicioso, pero el dolor que sentí en mi garganta eclipsó el sabor rápidamente. Decepcionada, no comería más.
Coloqué un cojín en mi espalda. El dolor ya no era tan fuerte, pero seguía ahí. Cuánto deseaba tomarme un baño y quitarme esta ropa que solo de verla me dolía con más fuerza la cabeza.
Moví mis muñecas y tobillos, dolían bastante pero me sentía capaz de poder caminar, necesitaba buscar la forma de comunicarme con mis padres.
Tenía que levantarme aunque todo mi cuerpo no estuviera preparado para eso, tenía que decirles a mis padres que estaba bien, viva, y así vendrían por mi.
Baje mis piernas de la cama con mucho cuidado, cada movimiento me dejaba sin aire, pero no me iba a detener. Mis pies tocaron el piso frío, estaba descalza, y todo en mí era un desastre.
Me sostuve con mis brazos, que al segundo comenzaron a temblar por el esfuerzo.
Tenía que lograrlo.
Me sostuve con una mano en la cama y con paso lento y cuidadoso fui caminando, cada paso que daba era como caminar en vidrio roto.
Estaba por llegar a la puerta cuando esta se abrió de pronto tirándome hacia atrás. Solté un pequeño grito y me dejé ir pero... nunca llegué a tocar piso, en lugar de eso sentí un fuerte brazo rodearme la cintura y otro sosteniéndome la cabeza deteniendo mi caída.-¿Acaso te golpeaste tan duro la cabeza que no logras entender que debes descansar? -Divad me regaño. Su voz y su rostro no demostraban sentimiento alguno pero sus ojos azules eran otra historia, pude ver un brillo en ellos, no sabría decir que significaba pero tenía su rostro tan cerca del mío que perdí la concentración, y todo pensamiento coherente se fue. David me miraba expectante y con... curiosidad, recorría con su mirada mi rostro, parecía que buscaba algo ... ¿pero que?.
-Per....don -Tartamudee tiempo después. Sentía como me iba poniendo colorada, tenía mis manos en su pecho, vestía una camisa negra esta vez y sostuve su mirada. No me soltaba aún y me aferré a él para no caerme, cada segundo que permanecía de pie mis piernas perdían fuerza- Solo quería pedirte que me prestaras tu celular, necesito que mis padres sepan que...-Todo su cuerpo se puso rígido. Desvió su mirada de la mía- Estoy bien -Termine de decir. Su rostro no mostraba ningún sentimiento pero sus ojos estaban atormentados.
-Creo que no podré ayudarte con eso -Dijo sin más- En esta isla no hay nada parecido a un celular y no será posible que alguien venga a rescatarte -Me puse en alerta- Solo estamos tú y yo -Abrí mis ojos asustada ¿solo él y yo? Deje de aferrarme a él y traté de soltarme. Necesitaba aire.
-No es posible -Mi cabeza comenzó a dar vueltas.
Me dejó ir pero sin soltarme del todo- Tengo que salir de aquí -Lo vi a los ojos- Por favor debes ayudarme.Mis ojos se llenaron de lágrimas. Necesitaba mi medicamento. ¡Lo había perdido en el accidente! Si no tomaba mi medicamento, mi enfermedad empeoraría...
-Tranquilízate -Me ayudó a sentarme en la cama. Se arrodilló frente a mi y levantó mi barbilla para que pudiera verlo. Si mano estaba bastante caliente- No sé quién eres y justo ahora tengo problemas más importantes -Sostuve su mirada, era fría y todo mi cuerpo se erizo- ¿Conocías al Capitán del avión?
-No... -Y era la verdad. Se había presentado por el auto parlante del avión, recordaba que su nombre era... John- ¿Porque?
Divad bajo su cabeza derrotado. Empuñó sus manos, y se puso de pie tan rápido que pensé que lo había imaginado. De seguro.
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Los 4 Vientos
Science-FictionEn la isla hay solo uno quien la gobierna, o más bien, quien cuida que nadie entre en ella. Él debe de cuidarse del peligro del mundo que le rodea, pero para eso, debe de aceptar que pasará su vida atrapado ahí, condenado a la isla, y la isla a él...