Reconocerme

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Me bajé del taxi, le pagué al señor y me dirigí hacia el edificio. Andrés me había dicho que Mario vivía en el 3 piso así que saludé al vigilante, le dije a donde iba y me buscó en la libreta de invitados. Allí estaba mi nombre. Me despedí y tomé el ascensor hacia la casa de él. Era una locura que me hubiera cogido la tarde por quedarme charlando. Eran casi las 5 ya. Lo peor de todo es que honestamente no me había dado cuenta de lo tarde que estaba. Las puertas del ascensor se abrieron  de par en par y me dirigí al apartamento 305. Se escuchaban risas. Toqué la puerta 3 veces y esperé. Unos minutos más tarde, apareció Sofía con una cerveza en la mano y sonriendo.

- ¡Daniii!!! Pensamos que no ibas a venir. Ven pasa. - entré y vi a Andrés y Mario sentados en los sillones mientras hablaban y se reían de algo. Apenas escucharon pasos giraron su cabeza y me miraron.

- ¡Eehh! Pensé que ibas a quedarme mal Dani -Andrés se había parado y caminaba hacia donde mí. Me dio un pequeño abrazo y luego me miro con cara de molestia en broma.

- Lo siento chicos, es que se me pasó el tiempo, no sé cómo. Pero acá estoy. Miren, traje botanas ¿me perdonan por la demora?

-¿Qué traes ahí? - dijo Mario mientras se levantaba un poco para ver mejor. Sofía se había dirigido a la cocina de la casa que resultaba ser toda de un solo ambiente. Era acogedor el lugar.

- Papas de limón, doritos, oreo y brownies - Andrés y Mario se miraron

- Creo que si valdría como una disculpa... - dijo Andrés mientra se sobaba el mentón.

- Ay ya chicos, dejenla en paz - dijo Sofía detrás de mí con una cerveza extra en la mano que me ofrecía - toma Dani y ven siéntate con nosotros.

La recibí y tomé un poco. No era muy amante del licor pero la ocasión invitaba a relajarse un poco. Me senté junto a Mario y una vez allí, noté que faltaba Camila.

- Oigan y Cami?

- A veces viene, pero hoy tenía un compromiso. Era algo del hijo - respondió Mario mientras tomaba un poco de su cerveza

- ¿Tiene un hijo?

- Sí, de 5 años. Es muy guapo. Se llama Matías - dijo Sofía que había abierto las papas y empezaba a comer mientras yo ponía cara de sorpresa - ¿te sorprende?

- Bueno sí .... o no. Solo que me doy cuenta que no los conozco

- Claro Dani, llevas 3 días. Y no es que en el pub tengamos mucho tiempo para charlar. Por eso hacemos estas reuniones. Venga, yo he escuchado un poco de ti pero ellos no -dijo Andrés mientras estiraba sus piernas y colocaba sus brazos tras su cabeza.

- Pues no hay mucho que decir. Vivía en Miami con mi familia, iba a casarme con un hombre pero terminamos y decidí probar suerte viniendo acá a Colombia de nuevo - Sofía empezó a toser y me miró fijamente.

- ¿Y eso no es mucho por decir? Vaya chavala, eso es todo un cuento.

- Parce nunca lo hubiera imaginado. ¿A punto de casarte? - preguntó Mario y me miró interesado.

- Bueno sí, pero ya es historia.

Charlamos un rato más. Sofía estaba estudiando contaduría y tenía este trabajo extra para ayudarse con la carrera. Mario había decido trabajar en el pub porque le.gustaba aunque sus padres lo ayudaban y Andrés ya me había contado que estudiaba literatura y pintaba. Había conocido a Camila una vez en una galería y ella le contó sobre la idea y él le ayudó con el concepto del pub. Nos contamos algunas cosas más, nos reímos un rato y habíamos decidido ver una película, pero Sofía fue a la cocina a hacer crispetas y Andrés se ofreció a ayudarla. Mientras ambos se iban, Mario se quedó mirándolos fijamenre y dijo

- ¿Cuándo nos dirán que tienen algo?

- ¿Sofía y Andrés?- miré a la cocina tratando de ver señales de una relación entre ambos. Él estaba bajando cosas de la despensa y ella encendía la estufa.

- Sí. Hace rato ya que coquetean, Andrés es muy evidente, pero no sé si le habrá dicho lo que siente.

- Hacen linda pareja - dije mientras veía como ambos se reían porque Andrés había dejado caer maíces en la estufa y ahora explotaban por todas partes.

- Sí, es verdad. Dani, si soy muy intenso lo siento, pero es que muero de la curiosidad - lo miré. Había cambiado tan rápido de tema que me demoré unos instantes en entender que hablaba de Poché.

- Está soltera - se enderezó un poco y sonrió - pero no le interesa tener una relación ahora.

- Bueno, con saber que es soltera me conformo. Quizás algún día pueda hablar con ella y empezar siendo su amigo - tomó más cerveza - la había visto tanto con aquel chico que pensé que era su novio.

- Pues no, al parecer no - lo miré divertida - ¿por qué no le habías hablado antes?

- Uff, no sé. Supongo que me dio pena. Es que parece una diosa. - me acordé de todas las veces que la había visto hasta el momento y siempre lucía muy bien. Su ropa, su cara y su pelo eran muy lindos.

- Sí, eso sí. Pero es muy agradable - tomé un poco más de mi bebida.

- ¿Cómo la conociste? Llevas nada por acá - está vez fue él quien preguntó divertido. Me encogí de hombros.

- Fue muy casual. Somos algo así como vecinas.

En ese momento llegaron ellos con las crispetas y se sentaron junto a nosotros. Mario me miró y me guiñó un ojo. Los miré a los 3 y me parecía muy curioso. Se me había olvidado que estábamos en casa de Mario. Los demás parecían tan cómodos y se movían tan tranquilamente que parecía que la casa fuera de todos. Y así me hacían sentir a mí. Mario cogió el control y le dio play a la película.

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Me estiré un poco entre las sábanas y froté mis ojos mientras me adaptaba a la luz. Cogí mi celular y vi la hora. 8:30 a.m. Era temprano aún. Tendría tiempo de organizarme e ir al encuentro de Poché. Me senté y me estiré una vez más. Anoche mamá me había preguntado que cuándo volvería. "No lo sé, tengo que reconocerme" "¿y eso qué significa?" Ni yo lo sabía. Me preparé un té de manzanilla, una tortilla y comí viendo un video.

Busque una ropa cómoda, me organicé y salí. El día estaba muy soleado. Fui al parque y esperé a Poché mientras llegaba. Los vi llegar solo unos minutos después. Hoy traía un crop top negro y una sudadera gris. ¿Cómo hacía para verse tan bien incluso en ropa deportiva? Y amarrado con su correa retráctil venía Ramón moviendo la colita. Me saludó y me agaché a acariciarlo mientras ella llegaba a donde nos encontrabamos ambos. Cuando llegó me paré para saludarla

- Cada día le caes mejor Dani - dijo y me sonrió de oreja a oreja.

- Y él a mí.

- Vaya, creo que yo solo sirvo para traerlo a estos encuentros

- No es nada malo eh? Prometo que no lo dejaré comerse ninguna flor - rió con mi comentario.

- ¿Qué tal tu día ayer?

- Super. Pasé muy buen rato con mis compañeros. Todos son muy unidos.

- Qué bueno eso Dani. Ya estás adaptándote del todo.

- Sí, de a poco.

- Bueno y hoy vamos a hacer que conozcas más el lugar donde vives.

Dijo y tomó mi mano para jalarme hacia una calle más allá del parque. El barrio estaba bien. Había una escuela, varios super, un cine y la calle donde estaba el pub. Pero lo que más me llamó la atención fue ella. De verdad era muy interesante. Cada ve descubría que sabía muchas cosas. La manera en la que hablaba y los temas que trataba. La primera vez que la había visto no había imaginado que fuera así. Si Mario la escuchaba iba a caer flechado. Después del paseo, charlamos un rato más pero a eso de las 12 tuvo que irse porque tenía que trabajar. Nos despedimos y me dijo que nos veríamos pronto.

Y ahora estaba en mi casa, debajo del chorro de la ducha feliz de haber tomado esa decisión. ¿Cómo me había privado tanto de vivir? Digo, en menos de dos semanas estaba empezando a formar una vida acá en Colombia. Una que me gustaba más que la que tenía en Miami.

Confía en mí - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora