Mi caballero • kooktae

capítulo uno

Cuando menos lo esperas el tiempo pasa, llevándose con el largos años, meses, horas; minutos, y segundos. Un día eres un pequeño que sueña crecer para ser mayor, y al otro eres un joven que desea no crecer para seguir siendo un pequeño niño. Aunque ese no era el caso de Jungkook, ese pequeño siempre deseó crecer y convertirse en un gran caballero sin importar cuánto qué le costara.

Las estaciones del año pasaban con rapidez. En la primavera, el príncipe Kim florecía junto con ella, creciendo en gracia y belleza (una belleza muy palpable y notable con cada pasar de los días), lleno de amor por todos aquellos que habitaban el reino junto con los reyes y el menor de los Jeon's.

Todos los días él pequeño azabache llegaba a saludar al príncipe Kim al castillo, durante largos años fue así. Ambos crecían juntos a la compañía del otro, hasta que él mayor tuvo que marcharse e iniciar sus entrenamientos como caballero del reino lejos de Taehyung.

Él pequeño Kim le observaba irse, movía su manito en un ademán en señal de un “hasta pronto” acompañado de ojitos grandes y brillosos al borde de un gran llanto. Le dolía ver como él menor de los Jeon's tenía que irse durante horas, más cuando aquel pequeñín quedaba horas jugando a solas, extrañandolo grandemente.

Jungkook le recordaba siempre a Taehyung que él debía irse para poder cuidarlo como era debido, teniendo que esforzarse más de lo que un niño a su edad debería. Pero si eso significaba que cuidarlo a capa y espada lo tendría a salvo, era más que suficiente para él y a sus ganas de luchar, persistir con mucha disciplina.

Ansiaba crecer, aunque las personas mayores decían que la vida no era nada fácil y que disfrutara de su niñez cuanto pudiera, él lo deseaba, porqué solo así podría proteger aún más a Taehyung. Sabía a ciencia cierta que el cuerpo de un niño de cinco años no podría ser de mucha ayuda en los entrenamientos, por ello esperaba cada año el día en el que fue su nacimiento para sumar uno más a su vida, él tenía entendido qué lo que significaba era que cada día era más grande.

—Volveré pronto, ¿sí? No llores más, tu dulce mirada no debe estar entristecida, mucho menos por mí, no cuando yo siempre haré todo lo posible por volver a ti—Eran las palabras que usaba Jungkook con Taehyung siempre antes de irse a sus entrenamientos.
tomaba el meñique del más pequeño y le prometía por la garrita regresar lo antes posible para estar con él tal cual a como decía.

Por eso mismo nos enfocaremos en los entrenamientos que realizaba él pequeño Jungkook durante años.

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—¡Vamos Jeon, apresúrate a levantar eso!—Gritaba él padre del menor. Antes de iniciar con todo eso, él mayor había aclarado su hijo diciéndole “en los entrenamientos no seré tu padre, seré tu líder y entrenador. No podré tener excepciones por ti, ¿entendido?” a lo que él Jeon menor aceptó. Era algo difícil para su padre el ser duro y estricto con su hijo, pero su pequeño así lo pedía, era sorprendente ver su disposición ante su objetivo—¡Rápido, no seas tan debilucho! ¿Cómo pretendes proteger a él príncipe Kim si aún no puedes levantar una pesa?—Exclamaba a gran voz viendo al niño que ahora tenía 10 años de edad, esforzándose demasiado en intentar levantar la pesa con un solo brazo.

Jungkook soltó la pesa para que cayera al suelo y pudiera descansar unos segundos—Yo no soy ningún debilucho. —Dijo, tomando nuevamente el objeto, su respiración se desarregló, pues en el esfuerzo retenía aire dentro de sus pulmones una vez más—No puedo permitir que esto gane, yo debo cuidar de Taehyung, y mientras más rápido lo concluya, más rápido te veré mi niño—Murmuró para sí mismo con la voz entrecortada—Nadie te hará daño conmigo cerca, lo prometo. —Alzó su mirada hacia el cielo viendo las lindas y esponjosas nubes que se mantenían ahí, sonrió al pensar que aquellas nubes eran igual de suaves que el cabello del príncipe al que tanto quería. Cuando menos lo esperó,  sintió como por fin obtenía la fuerza suficiente para alzar la pesa. Sabía que lo había logrado, pues los aplausos de los demás caballeros y las felicitaciones de su padre no tardaron en aparecer.