Capítulo 1

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-Dale boludo, venite un rato, no vas a dejar a Paula colgada. Seguro que se caen bien y quien sabe que mas

El se notaba muy interesado de que yo fuera, mas porque sino iba a quedar como un terrible boludo que por querer presentarme a una amiga.

-Dale. Soy yo o no querés quedar como el orto después de haber hablado de mas?

Vos sabes mejor que nadie que no me van esa clase de fiestas. Mas con la música de mierda que ponen

Cualquier excusa hubiera sido buena para zafar. La ultima vez que me invito a una joda, termine volviéndome a la hora.

-No no no. Esto es algo mas chico, un asadito en casa. Somos yo, Roxie, Paula, Cabeza y la novia. Nadie mas.

Roxie era una flaca con la que Marino había empezado a salir hace un mes y algo, la conoció en el laburo, ya van 12 años que están juntos, tienen dos pibes, siempre me tratan de tío. Y bue, somos casi hermanos con Marino.

Paula es amiga de Roxie, y mas por seguridad de su amiga que por ganas, y porque ella desconfiaba de aquel tincho de autito pistero que se hacia el galán con cuanto gato se le cruzara aunque su amiga no era una santa, salia con ellos durante las primeras citas. Después fue aflojando un poco, y cuando nosotros empezamos a salir, era cita de 4 generalmente.

Ahora que lo pienso, este hijo de puta me la presento para sacársela de encima. Es algo que en su momento se lo pregunte, y la respuesta fue la esperada. Una carcajada y una jarra de fernet después, había pasado a ser una anécdota cómica.

Carlos Benjamín Zapata, Cabeza, era el único amigo del secundario con el que marino se seguía hablando. Un poco mas con los pies en la tierra que Marino, pero igual un cago de risa. El atípico chabón que se puso de novio en el secundario y la remaron hasta donde estaban. Diez años de novios. Ya vivían juntos hace por lo menos cinco para ese punto, y se estaban por casar. No eran una pareja para ponerlos de ejemplo, pero si eran un testamento de que si se quiere, se puede.

-Mas te vale.

Me mira con una sonrisa algo exagerada, pero demostrando cierta alegría

-Viernes a la noche, tipo 8 venite por casa, así me ayudas a preparar el asado

Ya me lo veía venir, pero ya acepte, no hay vuelta atrás

-Eso me decís ahora, después saltas con que "Dale Lito, a vos te sale bien el asado" y termino cocinando yo.

Nos miramos entre nosotros y empezamos a reír. Esta situación seria una constante en los años venideros, aun en mi cumpleaños tuve que cocinar yo.

-Naaa, como te pensás que voy a hacer algo como eso?

Termino con el mate, cebo de vuelta y se lo paso, mirándolo y sin poder dejar de reír

-Te conozco lo suficiente como para saber. Ni te gastes

Después de eso, no se toco mas el tema. El taller se había puesto muy quieto como para seguir hablando de temas personales, por lo que volvimos a hablar de la clase y del motor que teníamos enfrente, el cual se negaba a arrancar.

~ ~ ~

Viernes. 8 de la noche. Castelar es un barrio bastante tranquilo, mas por la zona donde vive Marino. No me cuesta nada llegar, y menos estacionar el auto en la calle frente a su casa. Un Renault Megane coupe 2001 que me compre con mucho esfuerzo. Nada ostentoso, pero cumple con su función mas que respetablemente para ser un auto usado.

-Hasta que te acordaste de venir, man!

Su reacción es casi exagerada, pero es bueno que tenga tanto sentido del humor. Es realmente mi hermano.

-Tomatelá! Ni siquiera son las ocho! Mínimo tenes un termo de mate listo, no?

Un apretón de manos y un abrazo nos dan paso a su casa, un chalecito de dos plantas que compro con sacrificio y una pequeña ayuda de su madre. Estilo antiguo, pero que era de construcción moderna. Un poco retirado de la avenida, lo que lo hacia bastante tranquilo al lugar, y bastante privado, dado que no hay ningún edificio en la misma manzana o en varias a la redonda.

-Si, olvidate. El mate esta preparado, falta tirar la carne en la parrilla y estamos. Ah! Y que vengan Roxie, Paula y Cabeza.

En lo que vamos al patio, agarra el equipo de mate de la cocina y el termo. Despacio empezamos a tomar los primeros mates mientras preparaba la carne. Sal, limón, condimentos, clásico.

Después la ensalada. Lechuga y tomate, y obviamente ensalada rusa, no puede faltar un asado sin rusa. Por suerte la madre lo visito temprano y lo ayudo con eso, de otra forma me tendría que haber puesto a pelar papas en ese momento.

Charla va, charla viene, se hacen 8:20 de la noche y empieza a llegar gente

-Otro mas que se acordó de venir cuando quiso!

A los gritos viene Marino del frente con Cabeza y la novia al lado, ella solo se ríe, mientras el contesta

-Sos un exagerado, son 8:20 recién, aparte, donde esta Roxie, eh? Yo no la veo por acá, y vos Lito? La ves a Roxie por acá?

Mientras Marino se ríe y vuelve al mate, yo lo miro a Cabeza y le contesto

-No, tampoco la veo, pero como es la mujer del dueño, no se le puede decir nada

Ambos estallamos en risa, mientras Claudia, la novia de Cabeza, trata de no ahogarse con el mate.

-Y vos, Raúl? Cuando te vamos a ver con buena compañía?

Claudia se dirige a mi, siendo algo mas sensible que los otros dos, que siempre me jodían con respecto al tema de mi soltería.

Mientras me cebo un mate, me volteo un poco a verla

-No se, preguntale a tu cuñado, parece que hoy no me deja volverme solo a casa

Río un poco mientras dejo el mate y el termo en la mesa del patio, y empiezo a trabajar en la parrilla. Claudia por su parte trata de reírse de manera educada mientras lo mira a marino.

-Así que vas a juntar a Paula con Raúl? Estas seguro?

Ella se veía algo curiosa, pero expectante de la respuesta de Marino. No todos los días ves a alguien que le presenta la amiga de su novia a su amigo.

-Por que no? Los dos son pendejos, y necesitan a alguien. Yo no obligue a nadie a venir, es cosa de ellos si sale algo o no.

Dentro de todo, el tenia razón. Nadie me obligo a ir esa noche, nadie me obligo a quedarme, y nadie me impedía irme. No se por que me quede en la casa de Marino. Quizá sentía curiosidad de lo que el tenia pensado para esa noche.

Yo había visto antes a Paula, pero de lejos, o cuando iba con Roxie a ver a marino. Ella se veía muy bien, pero nunca me atreví a decirle algo. Quizá por miedo, quizá por vergüenza, quizá por timidez. No se.

Pero, realmente debí estar allí esa noche? Hubiera cambiado todo lo que paso en algo?

No lo se.

Horror en MonserratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora