8.

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—Dios mío, cariño, quítate esos zapatos inmediatamente, están empapados. — dijo Juliette mirando a Lía a los pies.

A continuación, tomó el paraguas de su sobrina, que estaba goteando.

—¿Dónde tienes la gabardina?

Lía, sin contestar, se quitó los zapatos, los tomó y se encaminó a la cocina.

—Tengo que hablar contigo, tía Juliette. Acompáñame a la cocina. Vamos a preparar un té.

Juliette siguió a Lía hasta la cocina, donde olía a canela.

—Estaba calentándome un trozo de tarta de manzana... —comentó Juliette. —El agua ya está caliente, me estaba preparando también un té.

Lía dejó los zapatos junto a la puerta que daba al jardín mientras Juliette sirvió el té y dos trozos de tarta.

—No te esperaba tan pronto. —comentó Juliette colocando dos servilletas encima de la mesa. —¿Cómo es que no has vuelto a la tienda después de almorzar con Akram?

Lía se sentó y bebió un sorbo de té. Juliette la imitó.

—Akram me ha propuesto matrimonio.

Juliette miró a su sobrina agrandando los ojos.

—¿Matrimonio? ¿Qué Akram te ha propuesto matrimonio?

—Sí. Incluso tenía un anillo y... y ha intentado ponérmelo en el dedo.

—Bueno, tenía que ocurrir tarde o temprano, pero ahora que le has rechazado ya ha pasado todo. No te preocupes más, cariño. Ya verás como Akram acabará encontrando a otra mujer.

—Yo... no le he rechazado exactamente... —dijo Lía partiendo con el tenedor un trozo de tarta.

—¡No me vas a decir que has aceptado su proposición!

—No, no la he aceptado. Pero tampoco he dejado claro que la rechazaba.

—Pero no quieres casarte con él, ¿no es verdad?

—Sí, es verdad, pero... Creo que ahora no me que da otro remedio. Tía Juliette, es posible que esté embarazada.

—¿Embarazada? ¡Dios mío! Embarazada. ¿Lo sabe Juan Pablo? No, claro que no lo sabe. Si lo supiese estaría aquí y no haciendo de niñera de su ex mujer.

—Quizá debería decirle a Akram que estoy embarazada y ver si después de saberlo aún quiere casarse conmigo.

—No seas ridícula. Te casarás con Villamil. —declaró Juliette metiéndose un trozo de tarta en la boca.

—Creo que no será posible. Juan Pablo no quiere casarse y mucho menos tener un hijo.

—Cambiará de idea cuando se lo digas. A veces, los hombres son muy raros y nos toca a las mujeres hacerles razonar. Con Alexander pasa lo mismo, insiste en que no quiere casarse conmigo hasta no haber ahorrado el dinero suficiente para llevarme de luna de miel a Hawaii. Eso llevaría años.

—¿Ha tenido Alexander noticias de Juan Pablo recientemente? —preguntó Lía.

—Tú eres la única que ha tenido noticias. —respondió Juliette.

—Sí, pero hace más de tres semanas que no sé nada de él. No puedo dejar de dudar que vuelva a Marshallton algún día.

—Volverá, ya lo verás.

Juliette acabó su trozo de tarta y sonrió.

—Ojalá no le hubiese conocido. Todo habría sido mucho más fácil, me habría casado con Akram y... y habría tenido un hijo suyo y nunca habría sabido lo que es una gran pasión. Estaría mucho mejor.

Vagabundo || Juan Pablo Villamil ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora