Capítulo 5.

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Desde el punto de vista de Se Hun, el día pasó en un parpadeo. Las voces de sus profesores eran como un murmullo, sentía que cada clase duraba a lo mucho cinco minutos, no podía concentrarse ni un poco, sentía la garganta demasiado seca, de un momento a otro lo único que quería hacer era recostarse y dormir.

Cuando las clases en la universidad terminaron, el castaño salió del edificio junto a un enojado Baek Hyun que no dejaba de seguirlo y mirarlo con el ceño fruncido, como si estuviera esperando una explicación de su parte.

—¿Por qué lo hiciste?

—No piensas dejar el tema, ¿cierto? Ya te dije que fue sólo una —se estaba arrepintiendo de haberle contado a su mejor amigo que esa mañana había consumido una de las cápsulas, lo cual era realmente extraño si se tomaba en cuenta que él casi nunca tenía problemas para contarle las cosas al rubio—. Sé que estás molesto, pero entiende, no sé por qué lo hice, ¿de acuerdo? Sólo pasó y ya.

—¿Y cómo te sientes? —No parecía, pero en realidad estaba preocupado por el más alto.

—Raro.

—¿Raro? Oh, por todos los cielos... ¿En qué estabas pensando? —Negó un par de veces—. Se Hun...

—No sé cómo explicarlo. Ni siquiera sentí nuestras clases pasar y sentía que iba a morir si no me dejaban salir por una botella de agua.

—¿Ves lo mal que te hace esa medicina?

—Basta, por favor no hagas esto y no me mires así —era evidente que le dolía ver decepcionado al contrario—. Te diré por qué lo hice si cambias esa cara.

Aquellas palabras parecieron funcionar como un truco de magia, pues la expresión en el rostro de Baek Hyun cambió en un instante. No podía sonreír, pero al menos ya no se veía ni triste ni enfadado, lo cual fue más que suficiente para el castaño en ese momento.

—Bien. Soy todo oídos.

—Mi psicóloga había mencionado algo sobre que estas pastillas pueden calmarme si me siento ansioso, es una de las cosas para las que sirven —confesó por fin.

—¿Te sentías ansioso? —Cuestionó sin entender completamente—. ¿Por qué?

—Porque Lu Han, el chico al que quiero invitar a comer con nosotros en mi cumpleaños, vio mi frasco de pastillas esta mañana. Ahora él sabe que tengo un problema, ¿entiendes? Y no tengo ni idea de qué cosas piense acerca de mí.

Se Hun pasó una mano por su cabello y lo desordenó un poco a la vez que dejaba salir un suspiro algo pesado. La opinión de Lu Han en verdad le importaba mucho por alguna razón.

—Oh, vamos. ¿Qué importa lo que él piense? No te conoce tan bien como Chen y yo; honestamente, sería un idiota si decide alejarse sólo por haber visto el frasco.

El rubio se acercó al castaño y rodeó sus hombros con un brazo, acercándolo a su cuerpo en plan amistoso. No entendía por qué le había causado tanto conflicto el hecho de que esa otra persona supiera acerca de sus pastillas, pero él estaba ahí para apoyarlo, como siempre.

Las palabras de Baek Hyun lograron subirle el ánimo, pero sólo durante el resto de la tarde. Una vez que estuvo a solas en su habitación, la idea de que su nuevo vecino pensara que era un chico extraño o loco volvió a dar vueltas por su cabeza.

La señora Oh tocó la puerta del dormitorio ajeno con suavidad, esperando una respuesta antes de poder pasar y ofrecerle a su hijo algo de sandía que llevaba cortada en un plato grande, pero lo que dijo el castaño fue algo que no se esperaba:

—Mamá... No me siento muy bien... —Admitió—. Quiero estar solo.

—Oh... Entiendo, cariño. Está bien, pero por favor avísame si cambias de opinión o si necesitas algo, cualquier cosa.

Una buena dosis [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora