No podía hacer nada para evitar sentirse culpable. Desde que tuvo que aprender a vivir sin su papá, se sentía así cada vez que su cumpleaños se acercaba y, por más triste que sonara, estaba seguro de que eso seguiría pasando cada año.
El dolor que consumía su corazón lo volvía vulnerable. Sabía que hablar con Baek Hyun para liberar una parte de sus sentimientos siempre estaba entre las opciones, pero una cita con la doctora Kim ya estaba programada desde antes de que tomara su decisión final.
Las brillantes luces estaban comenzando a ser una molestia para sus ojos, por lo que cambió de posición en el diván y soltó un suspiro.
—Quiero confiar en que mejoraré si sigo tomando mis pastillas como lo he hecho hasta ahora.
—Entonces... —La profesional anotó algo de manera veloz y volteó a ver a su paciente—. Fuera de eso, ¿todo ha estado bien últimamente, Se Hun?
—Sí, lo único extraño es lo que ya mencioné, que hace unos días las pesadillas regresaron.
Ni siquiera él mismo sabía de dónde había salido aquella confesión. Se suponía que debía ser fuerte y demostrar estar bien para que las sesiones con la psicóloga dejaran de ser necesarias, pero no había podido evitar soltar la verdad respecto a las noches difíciles a las que a veces se enfrentaba. Tal vez necesitaba desahogarse más de lo que él creía.
—¿Qué es lo que ves en esas pesadillas?
—Veo a mi padre... —Respondió con cierta dificultad—. Esas pesadillas siempre se tratan del día en el que murió, se tratan de cómo yo pude haberlo evitado todo si le hubiera dado más importancia a lo que pasaba en mi cabeza mientras dormía y si no hubiera sido un idiota —suspiró—. Es mi culpa que él ya no esté aquí.
—Eso no es verdad, Se Hun —la doctora Kim se levantó a servir un poco de agua en un vaso, mismo que después le ofreció al joven castaño—. Es imposible ver el futuro en nuestros sueños. Tuviste un mal presentimiento, no podemos negarlo, pero no tenías manera de saber qué le iba a suceder a tu padre exactamente.
—No, yo en verdad lo sabía —insistió tras beber un poco de agua—. Soñé con la muerte de mi padre antes de que ésta pasara. ¿Comprende?
—Puede que haya sido así —pronunció mientras escribía algo más en aquellas hojas de papel que descansaban sobre sus piernas—. Sin embargo, Se Hun, debes dejar de señalarte como el culpable de lo ocurrido.
—¿Cómo puedo hacer eso? Yo sabía lo que iba a pasar, cada noche soñaba con un trueno bastante fuerte y con el auto de mi papá destrozado, ¡incluso podía sentir el sabor de chocolate amargo en mi lengua en esa pesadilla! Yo... lo sabía todo y aun así no detuve a mi padre cuando él salió... por mi culpa...
—¿Te gustaría hablar acerca de ese día otra vez? —Ofreció con amabilidad.
—Sí... Creo que sí...
—De acuerdo, Se Hun —la mujer se acomodó sus gafas y le dedicó toda su atención al menor—. Tú habla, yo te escucho.
—Parece mentira que ya se van a cumplir tres años desde aquella noche —comenzó—. Era once de abril. Estaba lloviendo con mucha intensidad y mi padre regresó tarde de su trabajo porque quiso comprar un pastel para mí antes de llegar a casa. Después de todo, al día siguiente yo iba a cumplir diecinueve años —hizo una breve pausa—. Lo único que él quería era que pudiéramos compartir un pastel como familia, pero yo fui un imbécil.
El recuerdo seguía grabado a la perfección en su mente. Era tan doloroso pensar en aquella ocasión, pero ya no había marcha atrás.
Se Hun, con casi diecinueve años, estaba sentado en el sofá de la sala, descansando sus pies encima de la mesa en el centro a pesar de que sabía lo mucho que su madre detestaba que hiciera eso; entre sus manos sostenía su consola de videojuegos portátil encendida con el volumen al máximo y parecía estar más concentrado en su partida que en cualquier otra cosa.
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Una buena dosis [HUNHAN]
FanfictionSe Hun estaba cumpliendo diecinueve años cuando perdió a su padre. Después de ese día, teme que algo en su interior haya quedado roto para siempre y que no pueda volver a ser él mismo. ⚠ PROHIBIDO COPIAR O ADAPTAR ESTA HISTORIA.