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Pareja: Vergil x Nero, relación amistosa/familiar con kyrie.

Era un puto desalmado, o al menos así se sentía. Parecía que nunca aprendía que cada elección tiene una consecuencia, y es que no tendía a pensar en ello cada que abría la boca.

El olor del cigarrillo envolvía el ambiente, y aunque meses atrás le parecía una acción despreciable, se había vuelto un hábito desagradable. Fumar un poco para tratar de calmarse se volvió cada vez más cotidiano, un cigarrillo para cuando la paga era poca, un cigarrillo para cuando Nico lo hacía enojar y en ese caso un cigarrillo por haber hecho llorar a Kyrie ¿Cómo se podía ser más imbécil? Hacerle daño era igualable a golpear a un cachorro bebé, o casi tan castigable como robarle a una anciana. La cosa no era precisamente sobre lo buena o muy buena que fuera su hermana, sino que se trataba de que incluso de que si el mundo le diera la espalda ella lo seguiría teniendo como el número uno en su lista, y eso no le ocurría a Nero con nadie más.

Por su cabeza pasaban miles de opciones para remediar su error, desde unas simples disculpas hasta la idea de comprar el collar más caro que pudiera encontrar en la ciudad; lamentablemente ninguna de las posibles soluciones superaba su necesidad por pensar en lo que pasaría después de ejecutar alguna de ellas... como si él tuviera la verdad absoluta. Y es que algo le decía que la riña de la mañana había sido por algo similar a su constante y mal hábito de sobre pensarlo todo.

Sabía que podía fumarse toda la cajetilla de cigarros y aún no tendría el plan correcto para volver a casa. Como si Kyrie le fuera hacer dormir en la acera.

A su racha de mala suerte se le sumaba la lluvia y a la lluvia se le sumaba Vergil ¿y quien también había sido parte de la discusión que hizo llorar a Kyrie y lo obligó a huir de casa unas dos horas? Pues claro que Vergil. Odiaba que lo viera con reproche cada que lo encontrará fumando, como si tuviera el derecho a controlarlo solo por que se habían acostado un par de veces, bueno mas de solo un par de veces.

No le culpaba del todo por la pelea del día, pues con el tiempo había entendido que ese hombre literalmente no entendía mucho sobre emociones. No, no era como Dante que simplemente se las pasaba muy por el culo, él literalmente parecía desconocer cualquier sentimiento.

Se preguntaba que hacía enfrente de él mirándolo como si mirara a una pared, claro, como si no fuera notable que alguien (probablemente Kyrie) lo hubiera enviado a buscarlo por que si seguía perdido más tiempo lo tendría como persona desaparecida en el muro de la policía. Vergil podía no parecer humano, pero tenía una gran debilidad por Kyrie e incluso sintió celos de que fuera especialmente cuidadoso con ella y no con él – otro punto que se había añadido a la discusión –. Como bien sabía que no tendría repuesta si hacia el infantil reclamo de frente, él y su curiosidad en tan solo dos horas descubrieron que el trato especial no era por nada más ni nada menos que por Eva, lo cual lo llevó a sentir la mayor vergüenza de su vida y los reproches internos se volvieron en fumarse unos tres cigarros antes de llegar a su actual ubicación.

Todo lo que ocurrió en el día terminó en su aceptación por el hecho de que estaba enamorado de Vergil ¿Qué más podría causar tanta tensión en la casa? ¿No era obvio que ese era su malestar cada que terminaban una sección de sexo? Dios, en primer lugar ¿Desde cuando él solo tenía sexo casual? No era como si pudiera hacer algo con ello y tampoco pensaba hacer algo al respecto, pues estaba enganchado a la idea de que Vergil no entendía lo que sentía más allá de lo carnal.

Al final termino caminando con el mayor a casa, tenía una bolsa con pastelillos en una mano y la mano de Vergil aferrada en la otra ¿Qué si sabía que estaba pasando? Obvio no, pero no era estúpido – no tanto – y no iba a desaprovechar el gesto. Se sentía como un niño que huyó del lado de su madre en el centro comercial cuando Kyrie lo recibió con un abrazo que no hacía conjunto con su  ceño fruncido, aunque se sintió en paz cuando su gesto se relajo al ver los pastelitos de su panadería favorita.

Eran unos dramáticos y lo confirmaron. También confirmó que no sabía nada de Vergil cuando esté le dio un suave beso antes de despedirse como hacía cada noche después de la cena, obviamente no supo cómo reaccionar y no tuvo más opción que recibir las "inocentes" burlas de las chicas cuando se le tiño el rostro de rojo (por que Nico siempre creía que estaba invitada y por lo tanto nunca se perdía una cena).






Cartas del presente pasado [One-shot's] Dmc5 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora