II

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― ¡Auron! ¡Auron, respira! ¡Auron!

Todavía todo está negro, pero al menos ya puede registrar el sonido en su entorno poco a poco. El murmullo de la gente a su alrededor es el más molesto; pero también escucha la voz alterada de Lolito, lejana, como si estuviera a metros de distancia.

― ¡No te atrevas a dejarme, cabrón!

―Dadle espacio.

Y una voz desconocida, calmada. Pesa un poco en sus huesos y los relaja un poco, por lo que Auron decide que no estaría tan mal dormir un poco más si esa voz lo arrulla. Luego siente manos cálidas en su pecho, seguramente sintiendo su pulso, que viajan hasta su nariz y su mandíbula. Y Auron se da cuenta que no ha tomado un bocado de aire en todo este tiempo.

Se espanta y abre los ojos de golpe, tratando de forzar el aire a través de sus pulmones llenos de agua. Durante unos gloriosos segundos, Auron ve los ojos más hermosos que ha visto nunca tan cerca de él, acompañados de lindas y largas pestañas que van a juego. Piensa que en verdad está muerto, y un ángel ha venido por su jodida alma.

Luego el hechizo se rompe, y está volteando su cuerpo para escupir agua como desquiciado. Siente el pecho hundido y los músculos le gritan por todos lados, pero también siente manos callosas en su hombro y se siente un poquito mejor.

Solo un poquito, por que todavía se siente miserable.

― ¡Auron! ―Lolito grita antes de arrodillarse frente a él y alzarlo por los hombros con cero delicadeza. ― ¡Pensé que habías palmado, tío! ¡No me vuelvas a asustar así cabronazo!

Auron aspira profundo, recobrando el aire y las fuerzas.

― ¿Cabronazo yo? ¡Vete a tomar por saco! ―Tose con fuerza, su voz tiembla y otro par de manos lo sujetan por los brazos para mantenerlo sentado. Auron quiere zafarse de todo el tacto posible por el momento, hasta que voltea y ver al ser de ojos bonitos.

Le sonríe con preocupación y Auron se queda congelado. Por suerte él no empieza la conversación.

―Aunque me alegra que ya tengas mucha energía, aún estás débil. ― El sujeto lo toma por el brazo y por la cintura y, cómo si Auron pesara prácticamente nada, lo pone de pie. Lolito se para de un salto junto a él. ―Necesito que me acompañes a la cabaña, ¿sí?

Auron asiente, aunque no está totalmente seguro de qué le está diciendo ni qué está aceptando. Solo tenía capacidad mental para insultar a su amigo. Registra a Lolito pasar su brazo libre por los hombros para ayudar a guiarlo a quién sabe dónde, y Auron quiere replicar qué el está perfectamente bien, muchas gracias, pero realmente siente que la cabeza le da vueltas, sus músculos pesan horrible y siente un hoyo descomunal en el estómago. Así que se deja guiar por el ángel y Lolito, y aprovecha su malestar para recargar su cabeza en el hombro del ángel, disfrutando de la sensación.


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