REPECHAJE ; NOMIN

last step;

Ésta vez, cuando abrí los ojos, frente a mi estaba mi cuerpo, y junto a la cama, mirando sin realmente ver y con los ojos enrojecidos e hinchados, estaba Jaemin.

Supuse que realmente aquí terminaba todo.
Este era mi momento para despedirme.

Había cosas, incluso si estaba dentro del mundo de los no-vivos o en donde sea que me encontraba dentro del plano existencial, que deseé con todo mi corazón no sentir, como el dolor que me producía separarme de Jaemin, quería que me fuese ajeno.
Pero ni siquiera mis circunstancias me impidieron sentir que mi garganta se cerraba y mi estómago se anudaba. Era como tener una soga cerrándose sobre mi cuello y no podía impedirlo.

Di un paso hacia delante, me mire a mí mismo unos segundos. Sentí una punzante molestia en la cabeza, pero no se comparaba en absoluto con el dolor indescriptible que experimenté la primera vez que estuve a una distancia imprudente de mí mismo.
Realmente esta era mi última estación.

Miré a Jaemin. Y simplemente no podía hablar, porque no se suponía en absoluto que esto fuese así. Se suponía que el y yo íbamos a estar juntos por siempre, y el sueño eterno nos encontraría algún día agotados y listos para partir sin resistencia, llenos de recuerdos y anécdotas de las que reírnos camino a lo que sea que venga después, porque nadie sabe qué hay más allá.

—No puedes irte. Por favor, yo... te necesito. Más de lo que crees.— dijo. Y luego se tapó el rostro con ambas manos.

Tal vez el me amaba también. Tal vez podríamos haber sido felices y sin embargo, el lucia mucho más mayor de lo que deberia mientras lloraba junto a mi cuerpo quieto. Con la sensación inexistente de vértigo sobre todo mi cuerpo y casi como si estuviese por decir algo horrible, susurré.

—Lo siento Nana, lo siento mucho. Te amo.— y no debería haberse sentido tan sumamente desgarrador el dolor que sentí al decirlo. Porque yo debería habérselo dicho cuando el pudiera oírme y tal vez él hubiese estado feliz de oírlo. Sin embargo, ahora sólo verme le provocaba dolor. Sólo decir lo siento no era suficiente.

Una enfermera pasó por la puerta. Se acercó despacio a Nana. —El horario de visita acaba de terminar, lo siento Jaemin, tienes que marcharte.— dijo comprensiva.
Jaemin se quitó las manos del rostro, besó la frente de mi cuerpo inerte y dijo —Hasta mañana.— y salió junto a la muchacha por la puerta.

Tomé el lugar que él había abandonado junto a mí.
Me observé, y sentí un poco de pena por mi mismo.
No estoy seguro de si a las almas se les permite auto compadecerse, pero ahí estaba yo, tentado a pedirme disculpas a mi mismo por haberme impedido ser feliz.

De pronto, todo lo que sentí fue paz. Mucha paz. Me sentí cálido y contenido. Todo a mi alrededor se deshacía y transformaba en luz. Mucha luz. Tanta luz y una calidez reconfortante y sobrecogedora. Lo supe. Este era el final. Se sentía como todas las emociones positivas en mi vida, se sentía como abrazar a mi mamá, como reír junto a mi padre, como oír música por primera vez, como bailar, como el descanso después de bailar por horas.
Como tener tu primera mascota.
Se sentía como esas charlas infinitas antes de dormir con Jaemin, como verlo sonreír, como dormir junto a el en invierno, como una carcajada infinita hasta que nos doliera el estómago.
Se sentía como ganar un concurso y como jugar videojuegos con Renjun.

Se sentía incluso como cosas que nunca conocí, como amar y ser amado. Como ayudar a alguien, como ser yo mismo sin ser juzgado por ello.

Me sentía tan cálido y feliz.

Tan bien.

Y de pronto.

Una fuerza me asía en dirección contraria.