first step.

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—¿Sabés dónde estás?—

Mire a mi alrededor y estaba en un cuarto blanco, todo era blanco y no tenía fin. Era más específicamente un vacío, color blanco.
No había nada cerca de mí, era como estar en la nada. Pero era agradable. Incluso si el lugar parecía no tener límites, se sentía agradable. Casi cálido, pero de nuevo, era el recuerdo de una sensación, ahora que no tenía cuerpo.

—¿Esto es el paraíso?—

—¡Jajaja! ¿Y por qué estarías en el paraíso, querido?—

Era una voz andrógina. Ahora no sonaba tan cálida, más bien intimidante.

—¿Eres Dios?— pregunté. Honestamente si aún tuviera mi cuerpo, creo que hubiese estado temblando. Hablar con Dios no es desagradable. Pero sentirte cerca de él te hace cagar de miedo.

—Muy bien. Ahora cuentame, así que jamás le has hecho daño a nadie, eso dice tu carta ¿Es cierto?—

—¿Acaso no lo sabes?—Por un momento prolongado sólo hubo silencio. Realmente quería volver a vivir. Realmente quería una segunda oportunidad.
Quería volver a ver a Jaemin, a mis padres, a mis amigos. Aún había cosas que quería hacer. Sentí que debería explicarme mejor si no quería arruinar esto.—¿Estás ahí? Sabes, es incómodo no poder verte...—solté. Me parecía muy divertido que charlar con Dios fuese igual tanto en la tierra como aquí arriba. No lo ves, pero se supone que confíes en que está allí. Me reí para mí mismo.

De eso se trata la fe, hijo.— Claro... La fé.

—Oye, no te lo tomes a mal. Pero ¿por qué morí?—

—Tu no estas muerto, Jeno. Podría mostrarte donde estas, pero si aún quieres tu segunda oportunidad. Pronto lo descubrirás ¿Aún la quieres?—Por supuesto que la quería.—Entonces tienes que enmendar tus errores. Debes disculparte, con todos ellos, si lo logras, volverás. Pero hay algo que deberías perder para eso.—

—¿Disculparme con quien? ¿Algo que debo perder? Lo siento, pero no entiendo—

—¿No creerás en serio que jamás dañaste a nadie, o si, Jeno? Si así fuese, serías Santo, querido. Pero no lo eres. Así que debes corregirte.

—¿Y qué es lo que debo perder?—

No hay forma de que yo sepa eso. Solo creé el mundo de manera en la que funcione. No estoy monitoreandolo todo el tiempo. Sólo puedo ayudarte si quieres que lo haga, pero no puedo favorecerte. Sólo puedo guiarte, si quieres que lo haga, pero no puedo llevarte. ¿Lo entiendes? Confío en ti Jeno. ¿Confías en mi?

No estaba seguro.

Sé que se supone que lo haga, pero no estaba seguro. Y comenzaba a preguntarme si estos pensamientos míos serían audibles para Dios. Sólo era yo en un enorme vacío blanco. ¿Dónde estaba Dios? ¿Acaso estaba imaginando todo esto? ¿Podía escucharme? ¿Confiaba realmente en mi?

—No lo sé.—

Fue todo lo que dije.

Y el vacío comenzó a desaparecer, paredes formándose, y otra vez sentí ese dolor similar a la muerte, la sensación de que mi piel era arrancada.

Todo se oscureció y cuando abrí mis ojos, estaba en casa.

Era mi habitación.

Lleve ambas manos hacia mí, para verificar mi cuerpo. Y volvía a tener uno. Aunque estaba frío. Y no acababa de sentirme como si fuera yo realmente.
De todas formas no tuve mucho tiempo para festejar, porque cuando pasé por en frente del espejo a pie que había en lo que había sido mi habitación, no vi nada.

Leí Peter Pan cuando tenía 10 años, no me entretuvo mucho, pero recuerdo que los niños perdidos no tenían sombra ni reflejo, así que lo entendí de inmediato.
Aún no estaba vivo.

Ver mi cuarto se sintió muy mal de alguna manera. Fue doloroso, un dolor que esperé que los muertos no pudieran sentir.
Me pregunté cuánto había pasado desde que me golpeó el camión.

Mis cosas estaban forzosamente desordenadas. La habitación estaba limpia, la ropa que dejé sucia sobre la cama deshecha seguía allí, ahora limpia.
Mi madre la había lavado y acomodado nuevamente de esa manera.

Me senté en la cama y miré a la mesa de noche. El marco de una foto mía con Jaemin, estaba volteado. La levanté y acomodé. Eramos pequeños y estábamos frente al acuario con caras llenas de helado de chocolate. Mirándola ahora me parecía muy cursi. Me pregunté por qué mi madre la había volteado.

La levanté y nos observé por un rato.
Oí los pasos de mi alguien a través del pasillo, ella entró a mi cuarto. Mi mamá.

A lo que había sido mi cuarto.

Y no me vio.

Se sentó a mi lado.

Y suspiró.

— Te extraño...— dijo. Tuve la certeza de que no había pasado mucho tiempo. Sin embargo ella estaba muy delgada, con el cabello recogido, estaba triste.
Miraba la habitación como si estuviese allí por primera vez.

—Yo también te extraño— dije. Y ella se estremeció. Un escalofrío.

De pronto, puso atención a la mesa de noche. Frunció el ceño y en un exabrupto volvió a voltear la foto.
Salió con pasos apresurados de la habitación.

¿Dios me envió a casa, para que resolviera las cosas con mis padres?

Me dolía  la cabeza, bueno, se sentía como si lo hiciera.  Todo lo que podía recordar era la noche de la fiesta. A Jaemin besándose con esa chica, mi embriaguez, el golpe, Jaemin arrastrando mi cuerpo yo... no entendía esto.

Vi a mi madre bajar las escaleras. Estupidamente intenté alcanzarla pero mi mano nunca la tocó. Esto comenzaba a ser frustrante.

Bajé tras tras ella, el resto de la casa era un desorden.

Lentamente mi madre junto dos tazas que había sobre la mesa, y las llevó al fregadero.
Entonces la recordé, fregando el último plato de la cena de esa noche. Pidiendome que me quedara viendo "Grey's Anatomy" con ella esa noche.

Lo siento mamá.—

La vi levantar la cabeza y la taza se cayó al suelo. Por un segundo, creí que me había visto. Pero cuando negó con la cabeza y se dispuso a recoger la taza del suelo, supe que no. Y sin embargo, me sentí un poco más vivo.

Y de pronto lo sentí otra vez. Algo tironeando mis pies, la sensación de que mi piel me era quitada, un destello blanco seguido de oscuridad y cuando abrí los ojos estaba en otra habitación.
Una que desconocía.










REPECHAJE ; NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora