¿De verdad era necesario?

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Perdóname, la vez pasaba me fui por la tangente, eso me pasa seguido. Imagínate mi mente como una pila de libros en un escritorio. Todo desordenado, y cada vez se van acumulando más. Y todos abiertos, y ninguno terminado. Así es como se siente mi cabeza, la mayor parte del tiempo. Pero por eso estoy aquí ¿no?

Pero como te decía, las semanas siguientes no hice nada, pero esa incomodidad por ser tan conformista estaba aumentando cada vez más, y más aún cuando veía a todo mundo ir y venir a mi alrededor. Todos mis amigos llenando solicitudes, presentando exámenes de admisión, viajando a la ciudad donde próximamente vivirían, y yo solo sonriendo y saludando. Así mi vida, y si me preguntas por mí en esos tiempos te diré algo no muy placentero, pero muy real y que ahora entiendo mucho mejor. Una niña muy enojona, explosiva, frustrada y reprimida. Eso lo veías a leguas, y es increíble cómo durante tantos años viéndome frente al espejo no lo vi. Nada era ni con medida ni en exceso, porque para todo eran negativas, simplemente un no rotundo. Mis papás tenían un control excesivo sobre mí. Estamos hablando de una persona que estaba a punto de entrar a la universidad, y no tenía la libertad de elegir ni siquiera a qué hora o por qué medio iría a la tienda de la esquina por un refresco, imagínate mi frustración, claro que no podría elegir mi carrera. 

Entonces comencé a planear formas de juntar dinero, porque ese era mi mayor problema. Suena incongruente porque si le pedía a mi papá que me comprara un carrazo último modelo de la BM o Mercedes, lo tenía en la cochera en menos de una semana. Ese carro que costaba mas o menos lo que la educación universitaria que yo quería. Y me sentía atrapada porque estaba condicionada a sólo ciertas profesiones, ciertos amigos, ropa, lugares. Hasta me daba miedo pensar tanto en mí, porque sentía que de alguna manera mis papás podrían indagar sobre mis pensamientos prohibidos. Pero como decía, la necesidad de liberarme era cada vez más grande, y cada día me volvía más activa. Terminé por entrar a la universidad en mi pueblo. La verdad es una ciudad chiquita, que aún funciona en muchas formas como pueblo. Una de las pocas cosas que nos convierte en ciudad es que somos capital, y que la población es mayor a 25 mil habitantes. Fuera de eso, el caballo sigue repartiendo la leche, las señoras grandes portan su velito los domingos, la fruta y algunas otras cosas también llegan a domicilio. Hay caca de caballo en las calles, y los gallos son mejores despertadores que las alarmas de nuestros celulares. 

El verano previo a entrar a universidad, me pasaba mucho tiempo con mis amigos, dando cursos de verano para niños de primaria, o eso era lo que mis papás creían. Sabes, cuando todo es pecado, inconscientemente tu cerebro busca formas muy creativas de salirte con la tuya, en otras palabras, tus mentiras son muy elaboradas, tanto que nadie pensaría que planeaste tan bien la situación como para que fuera mentira. En vez de eso trabajaba en un restaurant en el centro de la ciudad. Era un lugar más que nada para turistas, y lo elegí a drede porque no quería ser descubierta en la escena del crimen por mis papás. Imagínate que entraran justo cuando yo estaba tomando la orden de algún comensal. La idea me tenía en alerta constantemente, pero la suerte, el destino, el Dios divino, quien fuese, me salvaron de ser descubierta, y aunque no fue mucho dinero lo que ahorré, si fue lo suficiente para poderle dar valor a mi palabra. Suena absurdo, pero muchos guardianes, en mi caso mis papás, se sienten con la autoridad de hacer y deshacer contigo porque te mantienen. Vaya, tu palabra no vale porque tu no generas ingresos, y tus acciones son como el pago de tus servicios, de tu alimentación, de tus placeres. ¿No suena medio absurdo? Que a cambio de ser su proyecto de humano fallido te den de comer, y de vestir. Perdónenme papás, pero yo no pedí nacer. Y yo no quería terminar así. Con traumas tan profundos, con complejos tan arraigados, que la propia terapia me cuesta no nada más dinero, pero energía, ansiedad y estrés. Y estoy hablando de varios años... Miren lo que me hicieron, miren cómo me dejaron. ¿De verdad era necesario? 

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