ε9з

42 6 0
                                    

×ღ×
Errar es humano, pero
más lo es culpar de
 ello a otros.
-Baltasar Gracián.
×ღ×

Despedirse de Cristina fue doloroso, pero no tanto como él esperaría que fuera. Sabía que había hecho lo mejor para ella, Cristina no merecía esconderse ni temer por la seguridad de su vida ni la de su familia.

Y mientras el Auditore caminaba por uno de los tantos tejados tratando de aclarar sus pensamientos, logro ver a la sirvienta de su madre, Annetta, corriendo por cada negocio incluso levantando su rostro para mirar los techos, ella le estaba buscando, pues hacer la compra durante la noche no era algo común. Ezio bajo en silencio y la mujer al verle, rápidamente corrió hacia él. Habían terminado frente a la casona Auditore. El rostro de Annetta mostraba tristeza y preocupación, supuso que las noticias sobre sus hermanos y su padre se esparcieron más rápido debido a que los cuerpos desaparecieron, a pesar de que ellos fueron considerados "traidores".

Annetta se detiene a unos cuantos pasos delante de él mientras juntaba sus manos.

-¡Señor Ezio, gracias a Dios! Le he buscado por todas partes.

-Yo... No he podido evitarlo, Annetta...

Ezio levanta sus manos intentando expresar su frustración a la vez que su desdén por no poder haber evitado la ejecución.

-¡Lo he intentado, lo juro! Pero había tantos guardias...

Annetta intento sonreír para calmar la conciencia del Auditore, pero en ese momento parecía que ella misma se lo impedía.

-Por favor, venga conmigo, tenemos que sacarlo de las calles.

Despues de decir aquello, Annetta giro ligeramente su rostro, pues a pesar de que estaban cubiertos por la oscuridad de la noche, el peligro los asechaba. Ezio seguía siendo un fugitivo con altos cargos en su contra y si ella era vista a su lado, los guardias no dudarían en hacerle daño, ese solo pensamiento hacía que el corazón de Annetta comenzara a palpitar más rápido además de que su respiración fuera a un ritmo descontrolado, casi como si estuviese agitada.

-¿Cómo están mi madre y mi hermana?

Anetta volvió en si al oír la voz del joven y colocando sus manos sobre su pecho, intento calmar su respiración.

-A salvo, haré que se reúna con ellas.

-No, es demasiado peligroso que vayamos juntos, dime donde es y me reuniré contigo.

-En casa de mi hermana, justo al norte del Duomo.

Ezio asiente su cabeza y se gira para empezar su caminata.

-Voy hacia allí.

Annetta tambien asiente su cabeza antes de girarse y caminar hacía la multitud.

◇◇◇

Ezio tardo un poco en encontrarse con la casa de la hermana de Annetta, no porque estuviera perdido, sino porque unos guardias lo identificaron y comenzaron a perseguirlo, lo peor de todo es que él iba desarmado por lo que defenderse o atacar no eran opciones viables, lo peor fue cuando se dio cuenta que ahora habían puesto arqueros en algunos edificios que al verlo escalar inmediatamente comenzaron a dispararle sus flechas.

El Auditore logro esconderse entre una multitud que estaba viendo algunos lienzos en donde supuso que los vendían o exponían, eso le recordó los días de paz y tranquilidad en donde su madre lo obligaba a ir con ella y Leonardo a ver esas pintura que le parecían aburridas, aunque ahora que lo pensaba nunca se aburría mucho, debido a que Leonardo siempre le mencionaba algo interesante sobre lo que pensaba de cada cuadro que veía mientras lo sostenía en sus brazos, pero eso era el pasado y ya no podía darse el lujo de hacer eso y supuso que Leonardo tampoco.

Uccello in gabbiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora