ε4з

34 7 0
                                    

×ღ×
Serás tan libre
como te atrevas
a pedir.
×ღ×

Las noticias sobre una revuelta frustrada para atacar a los Medici no fue muy bien recibida por parte de un hombre al que llamaban el Español.

Necesitaban capturar al hombre que frustabra los planes para el nuevo mundo. El tiempo corría y no se podian dar el lujo de perder más.

La familia Pazzi rogaba por un poco más de tiempo para poder derrotar a los Medici, el Español sin mas remedio tuvo que aceptar. Posiblemente podrían dar caza al asesino que siempre describían sus hombres.

Que aparecía y desaparecia como una sombra.

El Español les advirtio tambien que su familia debía cuidar sus pasos ya que él estaba al tanto de que otra familia los esta investigando y si algo saliese mal, se tendrían que retrasar quien sabe cuantos dias, semanas, meses o incluso años más.

-Deje que nos encargemos, mi señor.

La voz del hombre era debil y temerosa, quiza era debido a que ya estaba entrando en una edad mas madura o simplemente el hombre que tenía delante de él le provocaba esa reacción. En todo caso Jacopo de Pazzi tenia fe en su causa al igual que en el hombre que estaba sentado en su mesa.

-¡Nos encargaremos del asesino y de los malditos Auditores!

Su acompañante más joven se escuchaba más que feliz de decir eso, asi era su sobrino Francesco de Pazzi, un hombre sumamente orgullosos de su apellido además de su estatus.

El español se recargo más sobre la comoda y modesta silla que los Pazzi mandaron a hacer exclusivamente para él. Era obvio que querian su favor y el de la orden, pues no escatimaron en gastos cuando supieron que el Español vendría a su hogar.

-Eso es mas que obvio, pero tiempo a tiempo, nuestra prioridad es evitar que el asesino interrumpa más.

El Español sostuvo la copa, con el mas fino vino en su inteiror, que estaba frente a él, esta estaba cubierta de joyas y adornos vistosos, algo que al gusto del español le molestaba.

-Por ahora causen caos y provoquen tumultos, distraigan a ese asesino.

Francesco no paraba de sonreír al escuchar esas palabras, su tío por otro lado se sentía un poco temeroso, pero sabía que cuando el nuevo mundo llegara todas sus dudas se evaporarian de su cabeza y corazón.

◇◇◇

Las muchedumbres eran diarias, todo fue un caos durante esos tiempos, Giovanni tuvo que hablar con sus compañeros dentro de Florencia ya que las revuletas que iniciaban de la nada iban cada vez a peor.

El hecho de tener que ver a mujeres siendo golpeadas por defender a los Medici era mucho para él pero tampoco podía matar a los sujetos que hacían tan despreciable acto pues ellos estaban siendo utilizado.

Giovanni en esos momentos usaba sus bombas de humo para ahuyentar a las muchedumbres sin lastimar a nadie.

Pero por un torpe accidente termino con una herida en su costado izquierdo, su herida a pesar de no ser tan grave, sangraba demasiado, asi que tuvo que huir, aunque termino cayendo desde un tejado, que no era tan alto, debido al cansancio y perdida de sangre. Cayendo boca abajo, solto unos cuantos gemidos mientras intentaba reptar pero su cansado cuerpo no le permitió moverse más que unos cuantos pasos de donde antes estaba.

Unos guardias lo encontraron por el ruido de su agitada respiración. Para su desgracia esos guardias no eran parte de la guardia florentina sino de los Pazzi.

Uccello in gabbiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora