Touhou Seibutsudokei~Biological Clock (Remake de Biological Clock/TouhouMaria#3)

Capítulo 6: La promesa.

"Un corazón amoroso es mejor y más fuerte que la sabiduría".

-Charles Dickens.

8:30 p.m.

Después de escuchar el mensaje escrito por su padre, Remilia comenzaría a hacer todo lo posible por ser una mejor hermana mayor; pues detrás de aquella personalidad tímida y reservada, como si de una máscara se tratase, se encontraba un espíritu bondadoso, leal y lleno de determinación en sí misma a pesar de su dificultad por aceptarlo.

Esa misma noche, luego de haber cenado con su madre y compañía, llevó a la pequeña recién nacida hacia su habitación en sus brazos; la calidez de la niña era similar al amor que sentía por ella, ganándose la confianza de ella misma.

Sin embargo, Remilia no era capaz de comprender lo que había detrás de esos ojos angelicales llenos de dulzura e inocencia más que siempre verla con una pequeña sonrisa escrita en sus labios.

Al llevarla a la cuna, la muchacha se sentó en una butaca cercana, tomó un pequeño y gastado libro verde esmeralda entre sus manos y abrió las primeras páginas, suspirando con suavidad, ya que ella no era una buena cuenta cuentos.

—Capítulo 1: el tornado— comenzó a decir, fijando sus ojos en la novela—. Dorothy vivía en una granja en medio de las praderas de Kansas con su tío Henry y su tía Em. Su casa era pequeña, porque la madera para construirla tuvo que ser llevada desde muy lejos—se detuvo por un segundo para ver la ventana, sólo para volver a mirar las letras escritas en la crónica—. Tenía una sola habitación con una vieja estufa oxidada, una alacena, una mesa con sillas y dos camas*...

Justo cuando iba a continuar, tocaron la puerta de su habitación, a lo que Remilia se levantó y arropó a la niña, quien se había quedado dormida, dirigiéndose a la entrada.

—Cariño, ¿puedo pasar?— preguntó una voz tranquila. Era su madre, quien quería hablar con la joven.
—Adelante, madre—confirmó con serenidad la de los anteojos; al abrir el portón, Elicia entró a su cuarto un poco preocupada, aunque seguía conservando la serenidad y amabilidad características de su persona.
—Remilia, cielo. Quiero hablarte de un asunto delicado—declaró la mujer al sentarse en la cama—. Sé que no quiero decirte esto por el temor de perderme, pero confió mucho en tu compresión en cuanto a nuestra relación como madre e hija se refiere.
—Te comprendo bastante bien, mamá— contestó la mencionada para animarla un poco—. No fue fácil para nosotras aceptar que tienes una enfermedad, mas estoy consciente de poder salir adelante y llevar una mejor calidad de vida.
—Agradezco tu comprensión, amor —sonrió Elicia al escuchar las palabras de aliento de su amada hija, siendo más adelante su cambio a una mirada triste—. Pero no se trata de eso, sino de mi tiempo limitado que tendré pronto.

Ante ello, Remilia se vio preocupada al escuchar la confirmación de la mujer adolorida en un malestar silencioso que parecía no tenerle piedad alguna.

—Mamá, ¿a qué te refieres?— replicó al poner sus manos junto con las de la dama.
—El doctor me confirmó que tendré dos años de vida—suspiró Elicia, esta vez con el corazón adolorido ante la terrible noticia —. Yo creía que podría tener un futuro mejor, pero—y sus lágrimas recorrían en sus mejillas—no quería verlas sufrir y, por ello, siempre le rezo a Dios por mi salud. Puede ser que aún pueda vivir incluso hasta en cien años, mas sabía desde un principio en no tener más tiempo de verlas crecer.
—Mamá...—dijo Remilia, esta vez abrazándola para consolar su dolor—. No llores más y seca tus lágrimas; eres una mujer fuerte y estoy segura que podemos enfrentarnos a tu malestar.
—Remilia...
—¿Sí, madre?
—Quiero que me hagas una promesa y hazme el favor de cumplirla por mí- agregó la mayor al momento de recibir el abrazo.
—¿Qué es de lo que puedo hacer por ti?
—Cuando ya no esté aquí nunca más en este mundo, promete que cuidarás de tu hermana y de nuestra familia; de esta forma, podrás ayudarla a seguir adelante.
—No estoy segura que pueda hacerlo, pero...— comentó Remilia— te prometo que cumpliré nuestra promesa.