- Señor Franco como dice esas banalidades, no lo molestaría a usted con algo así, aparte es una persona ocupada- Menciono ella un poco sonrojada.
-Catalina por favor déjame hacer esto por el niño, soy un veterano solitario y su hijo me da la felicidad que necesito en mis últimos años de vida, este pequeño me ha enseñado que a pesar de todas las adversidades hay que sonreír, que siempre hay una luz en el camino, solo hazme este favor.
Ella comenzaba a persuadir se de la idea de que el señor Franco me llevara a las clases, finalmente de todo accedió a hacerlo pero con la condición de que no descuidara la escuela y a la primera me iba a sacar de ahí, después de eso todos cenamos en armonía compartiendo anécdotas de lo que había pasado en nuestro día, todos reíamos a carcajadas, una vez terminada la cena lleve a Franco de vuelta a su casa, le di su medicamento de cada noche para después cobijarlo, lo abracé por lo de hoy y sus lágrimas derramaban sobre la almohada, me dio un poco de miedo comentarle sobre lo de Luis así que esperé a que todo esto se calmara.
A la mañana siguiente desperté un poco más temprano para poder ver a Luis, ahí estaba recostado aún durmiendo como un pequeño Ángel, me puse aún lado de él para que tomara un poco de calor ya que estaba helado, escuché como mis hermanos bajaban a desayunar para ir a la escuela así que corrí tan rápido como pude para que no notaran mi ausencia, me cambié tan rápido como pude para después tomar mi desayuno, la mayoría de mis hermanos son grandes, siendo el más pequeño a veces no me la llevo muy bien con algunos pero aún así los amo.
- ¿ Estas listo Angelo?- Pregunto mi penúltimo hermano - Esta mañana vamos un poco apurados.
- Si ya estoy listo, podemos irnos.
Baje de mi habitación para poder tomar el bus, todos iban a diferentes lados, nosotros éramos los últimos que íbamos a nivel básico de escolaridad, mi hermana más grande estudia la universidad y trabaja para poder sostener los gastos de la casa, mi madre siempre le ofreció trabajo en la agencia donde trabaja por ser sueca y alta pero ella nunca quiso eso, decía que podía utilizar mas su cerebro que su cuerpo, mis demás hermanos son iguales, estudian carreras en las cuales utilicen más su cerebro que sus talentos artísticos o su cuerpo por ejemplo mi hermano Tutmosis quiere ser un gran doctor y trabaja duro por ello, cuando despierto a más de media noche el sigue estudiando, yo siempre trato de llevarle galletas y leche tibia por que dice mi mamá que si tienes el estómago lleno puedes pensar mejor, me da un beso en la frente y me voy a dormir o a veces me quedo a acompañarlo durante un rato.
- Ya llegamos Angelo- Menciono mi hermano tomando mi mano y caminando hacia el instituto.
- No me gusta venir a clases, suelen ser muy aburridas, no hay clases divertidas y tampoco tengo amigos, nadie me quiere hablar dicen que soy raro.
-Bueno a mi también, por ser de Japón pero eso no importa tu sonríe y ignoralos tarde o temprano se paga por lo que hacen, aparte son niños, a tu edad suelen ser crueles, es una etapa creo yo, vamos sonríe y ve a tu salón.
La jornada escolar fue un poco aburrida, como siempre todos en su mundo común mientras yo imaginaba que tan maravilloso sería ser aplaudido en un escenario, ser premiado con un trofeo importante para la nación, estar orgulloso por eso. La mayoría de los chicos me molestan por mi apariencia y por que no me gustan las cosas comunes como el fútbol o barbaridades así, dicen que soy una niña por como me comporto.
Saliendo de la escuela el señor Franco me esperaba junto a Luis impecable y con una gran sonrisa sobre su rostro nada parecido a como estaba ayer sobre la calle hambriento, triste y desahuciado, la sangre se me subió a la cabeza al darme cuenta que no le había dicho nada al el de aquel niño que se escabulló sobre su auto para llegar aquí, subí al auto un poco callado al igual que nervioso, el soltó una carcajada al ver mi rostro.
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la vida de angelo Nakamura
Aventuraun niño que nace entre 8 hermanos trata de hacer un artista entre un mundo fuera de lo ordinario