0

10 1 0
                                    


Lizolys Díaz.

Me quedé un momento viéndome en el espejo. Un pantalón de cuero negro ceñido, un top rojo y unas botas de tacón grueso conformaban mi atuendo, opté por algo sencillo a pesar de que iré a un concierto y a pesar de que el que cantará en el es mi novio.

Sí, estoy algo nerviosa pues seré su bailarina principal y tengo un enorme miedo, por eso jamás me he presentado aunque tenga años en el mundo de el baile urbano y el pole dance. Nada más de pensar que estaré en un escenario frente a miles de personas y que podría llegar a equivocarme y hacer el ridículo y que quedaría grabado en la redes sociales de por vida, me pone nerviosa y eso sin mencionar que mi madre es una mujer con bastante pudor que no considera correcto que una mujer use lencería y se suba a un escenario a bailar frente a una gran cantidad de personas y más si son hombres.

Por eso es que haré ésto, me lanzare de bailarina y cantante con mi novio y abandonaré mi casa, nadie notará mi ausencia, despues de todo soy la hermana de en medio, tengo tres hermanos mayores y tres menores; soy la que todo el mundo olvida, la que debe encargarse de los deberes de la casas, para la que nunca hay tiempo y sobre todo la que no estuvo planeada. Así mismo me dijeron mis padres, que de sus siete hijos la única que no fue planeada fui yo.

¿Saben algo? Ya yo me canse, yo Lizolys Díaz merezco mucho más que ésto, merezco recibir más atención, merezco vivir en mejores condiciones, merezco... Ser valorada. Por que no, mi familia no me valora, me consideran un error y siento que jamás seré más que una sirvienta si me quedó aquí.

Terminé de acomodar algunas mudas de ropa, zapatos, maquillaje y otros artículos de uso personal que necesitaría. Por último tome una fotografía en la aparecian mi prima-que al morir la tía Rosa y su esposo en un accidente de coche, quedó bajo custodia de mis abuelos- mis abuelos y yo. La foto Tenía lugar en la granja familiar, mi única herencia pues mis padres no creo que me tengan incluida o que si quiera me mencionen en su testamento.

En fin... Enganche mi mochila en mis hombros, acomodé unas almohadas debajo de la colcha y salté la ventana. No me costó caer de pie, ya qué he creado bastante resistencia en mis piernas de tantas veces que he escapado. Caminé hasta una plaza que queda a unas cuantas cuadras, solo me tomó unos díez minutos llegar y allí como esperaba estaba la elegante limusina negra y a su lado los dos orangutanes que siempre me custodiaban.

Me acerqué a ello, los saludé cordialmente y me adentré en el vehículo, saludé al chófer, el cual ya conocía y le indique que ya podía emprender viaje.

El trascurso se me hizo bastante largo, despues de todo el concierto sería al aire libre en los amplios campos verdes fuera de la ciudad y yo prácticamente vivía en el polo contrario.

Al llegar al lugar, ví a un montón de grupos adolescentes tomando cervezas y otras bebidas topadas de alcohol riendo entre sí, otros cantantes y bandas ya tenían rato tocando por lo que ya incluso habían algunos ebrios y también se veían parejas en situaciones comprometedoras.

Alejé la vista y me concentre en mis manos, yo solo soy una adolescente de trece años—Y aunque aparentaba tener algunos quince—no podía evitar sentirme pequeña en este lugar. Mi mente pensó que él público sería más... ¿Jóven? Quizás solo debo dejar de preocuparme, pase semanas practicando con las demás bailarinas y esto es lo mío, nada puede salir mal, ¿Cierto?

Alejé todo pensamiento malo de mi mente, la limusina aparcó en la parte trasera de la tarima, allí mis guardaespaldas se cuadraron con la seguridad de el evento y me cubrieron para entrar sin que la multitud de gente se abalanzara sobre mí. Las últimas semanas me an visto prácticando con el equipo de bailarinas y obviamente he pasado a ser tendencia en las redes sociales y en general en todo la ciudad.

Perfecta MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora