*-- Día 4 --*

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Día 4: Separación.
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El ambiente estaba pesado desde mucho antes que él pusiera un pie en la pequeña sala de paredes color marfil. Sin embargo su sola presencia causo el aumento de la pesadez.

Varios pares de ojos los miraron con reproche, mientras el manto de silencio creado era roto por un moreno alto y corpulento, más sus palabras no estaban dirigidas a él en lo absoluto.

―Você é uma mulher com grande potencial, Maria. E estou tão feliz por ter te chamado de "amigo"― Luciano chocó su puño con María que había puesto una leve sonrisa en sus labios― Mejor aún, amiga.

― Muchas gracias Luc ― Chocó su puño de manera amistosa sobre el hombro del chico.

―¡Eh! Mina, no te olvidés de nosotros, que por mi parte yo no me olvidare de vos. ¿Cómo hacerlo? Sí estas re-divina― Se unió a la charla Martín que la envolvió en un abrazo. Justo ahí fue cuando los ojos verdes prado de María chocaron con los azul cielo de Alfred.

Cambió por completo su expresión pasando hacer sería, sin ninguna pizca de sentimiento.

― ¿Qué hace usted aquí?― Eso gesto de indiferencia por su parte causo un malestar en él. Ni siquiera uno de sus característicos "mamagüebo" "paju'o" o "gringo", para dirigirse a él habían salidos de su boca. El "usted" se pegó como el filo de un chuchillo sobre su garganta.

Tanto Luciano como Martín voltearon a verle, Alfred podían saber con exactitud que no era bienvenido ahí. Inclusive Rodrigo lo miraba con cierta decepción plasmada en su mirada.

―¿Podemos hablar?― Pidió con voz baja con cierta necesidad. Tenía que hablar con ella, lo necesitaba.― A solas― Agregó moviendo sus ojos con sigilo hacia los chicos que no parecían muy contento con su presencia.

― Causita lo que quieras hablar con ella, tendrás que hacerlo con nosotros― Las palabras de Miguel fuero claras. Más Alfred hizo hincapié de que quería hablar con María a solas.

― Chicos tranquilos no pasara nada, se defenderme así que pueden irse tranquilos. Que yo hablare con el señor― No muy convencido los chicos se fueron.

María tomó entre sus manos la carpeta de papeles que tenían plasmada su carta de expulsión. Alfred miró la carpeta con un sabor amargo, sintiendo culpa ante aquello.

― Yo... yo en verdad lo siento― Dijo no sabiendo como empezar, María le miró de forma dura.

― ¿Lo sientes? ¿En verdad lo sientes?― Le preguntó, él asintió con la cabeza con temor de que si dijera algo ella se diera la vuelta y jamás volviera.―Señores, Alfred Jones lo siente― Dio aplausos en el aire ― Déjeme decirle que es muy tarde, señor. Esas palabras no arreglaran nada.

― Mary, permíteme explicarte las cosas―Tomó el antebrazo de María que tenía intención de irse. Jalándola para que quedara cara a él.

― No hay nada que explicar―Frunció el entrecejo, soltándose de manera brusca del agarre del chico―Tan sólo te pedí que mantuvieras mi secreto a salvo. Y qué haces se lo dices al director. Sorpresa... me expulsan. ¿Por qué? Fácil, soy una chica en una escuela de chicos.

―Hubo un motivo, necesito que me entiendas― Le pidió con arrepentimiento ante lo hecho.

― Un motivo, ¿Te amenazaron? ¿Obligaron? tal vez― Se acercó a él, negando al verle desviar su mirada― Acá el único motivo es que eres un cobarde egoísta . Un maldito cobarde, que no es capaz de hacer frente a sus sentimientos. Un maldito cobarde que me traicionó. ¿Sabes? te habías ganado más que mi confianza, pero, mandaste todo al carajo. Mi sueños, mis sentimientos, lo que pensaba de ti. ¡Todo!

Alfred quedó con las palabras selladas en sus labios al ver la chica marcharse. Él se sentía sin derecho de frenar su salida. Ella tenía razón era un cobarde de primera, lo era por no hacer frente a sus sentimientos que habían florecido como botón de rosas en su corazón al estar cerca de ella.

Era egoísta por creer que alejándola sería capaz de olvidar los momentos que su mente atesoraba, fue egoísta violentar el pacto de silencio que ellos mantenían para resguardar el secreto que la mantenía ahí .Fue justo traicionar eso que causo una reacción en cadena que termino apartándolo de ella.

Era el más grande de los idiotas... que acababa de perder a la chica que le gustaba.

Él y yo;  yo y ¿Él? | Week²⁰²⁰ UsaVene  《Latin Hetalia》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora