☆ Día 2 ☆

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Cuando Kuroo se fue a vivir con Kenma, Bokuto descubrió lo jodida que era la vida de un universitario sin pasta

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Cuando Kuroo se fue a vivir con Kenma, Bokuto descubrió lo jodida que era la vida de un universitario sin pasta. Simplemente no podía permitirse el piso en el que anteriormente vivía con su amigo, pero es que se había acostumbrado tanto a él que le daba pena buscarse otro. Además, dejando de lado cualquier tipo de sentimiento, también era cierto que el piso se encontraba en el lugar perfecto para él: tanto cerca de la Universidad, el gimnasio y el pabellón de volei del club al que ahora asistía a la espera de jugar pronto algún partido oficial. Por todo ello es que a su cabeza llegó la brillante idea de alquilar ese cuarto que antes pagaba Kuroo. No sería difícil; pondría un anuncio en internet y esperaría a que se corriera la voz, entrevistaría a los interesados y posteriormente elegiría al que creyera el indicado.

Y así fue como comenzó esta "extraña" aventura en la que Bokuto entrevistó a un total de cuatro personas.

Primero, fue el tipo al que le gustaban las vacas (alguien demasiado serio para su gusto). Él le dijo que le llamaría, pero en realidad ni siquiera tenía su número.

Al día siguiente se presentó en su casa un calvo. Bokuto sintió escalofríos al verle y decidió que, si quería convivir con alguien, no debería de ser con una persona que le intimidara. A este simplemente le dijo que no sentía que se fueran a llevar bien.

Un poco después llamó a su puerta un tipo de lo más curioso. Era muy risueño y lanzado, tenía algunas perforaciones y parecía alguien muy cercano a otros. Con este, de hecho, congenió bastante bien. Tanto que se terminaron enrollando en el mismo sofá y descubrió que incluso tenía un piercing en la lengua. Pero, como Kuroo le dejó muy claro que no debería alquilar la habitación a alguien si pensaba estar tirandoselo cada dos por tres (según él esto podría traer muchos problemas), a esta persona le sonrió y le dijo lo mismo que al primero: "ya te llamaré".

La cuarta y última persona fue muy diferente a la anterior. Tenía el pelo negro, vestía de una manera muy sobria, no sonreía y tenía los ojos más bonitos que Bokuto había visto nunca. Akaashi Keiji resultó ser una persona muy reservada. Le dijo que era alguien muy ordenado y él descubrió que también era educado (y respetuoso con él al enterarse de que era un año mayor). Le explicó que buscaba piso porque recientemente había empezado a trabajar por la zona (además de asistir a la Universidad) y no podía permitirse estar viajando en metro todos los días cargado a más no poder. Bokuto estuvo más tiempo mirándole embobado que prestándole atención, pero al cabo de media hora hablando pensó que esa persona y él podrían llevarse bien.

Así que, a la mañana siguiente, Akaashi Keiji apareció de nuevo en su puerta con más cajas de las que él esperaba y una gran maleta. Él, que tenía que irse a los entrenamientos matutinos de los sábados, simplemente le entregó la copia de llaves que le correspondía y salió por la puerta dejándole a solas. Cuando llegó a la noche (pues del entrenamiento terminó en la casa de Kuroo para ayudarle a montar unos muebles mientras Kenma les leía a ambos las instrucciones), todo estaba igual que como lo dejó. Parecía que era él el único que seguía viviendo allí pero, cuando pisó la entrada, Akaashi asomó de su nueva habitación y le saludó antes de volverse a meter dentro.

BokuAka Week 2020 *.✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora