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Existen leyendas de tiempos donde las personas se enamoraban y no eran solo dos piezas destinadas a encontrarse. Hablan de cosas fantásticas como un hilo rojo invisible que une a quienes están destinados a encontrarse, e incluso existen libros donde se habla de amores que fracasan.
Ahora, en cambio, con tanta tecnología y avances médicos ligados a un cambio en el orden social, esas leyendas han quedado obsoletas.
Los bebés son monitorizados y estudiados desde su primera semana de gestación. Los nueve meses anteriores al parto, les sirven a los médicos para redactar una ficha que recoja sus principales características.
Una vez que el bebé nace, se les asigna un símbolo único a cada uno en base a todos esos datos recogidos. Los recién nacidos son marcados siguiendo a una serie de algoritmos muy meticulosos. Por eso es que, en base también a tus características, siempre hay una persona que lleve el mismo símbolo que tú.
La única persona en el mundo hecha completamente para ti. La única persona en el mundo de quien debes enamorarte y con la que debes compartir tu vida.
Y así es como se crean «las almas gemelas destinadas a encontrarse». Porque nunca sabes dónde se puede encontrar... Y solo naces con la certeza de que, si tienes esa marca en tu hombro derecho, alguien te espera en algún lugar con la misma.
Y que nunca estarás solo.
Pero un sistema tan avanzado creado por las personas comete errores. Todo lo que toca una mano humana está condenado a no ser perfecto.
Hay bebés que se quedan sin su "alma gemela".
Hay bebés que no encajan en el algoritmo y son tachados de fallos del sistema para posteriormente ser condenados a una vida en soledad. Y son esos mismos bebés los que, con el pasar de los años, ven como todos buscan algo que a ellos les falta. Y son los únicos conscientes de lo estúpido que puede llegar a ser un amor controlado por seres humanos.
Bokuto no nació siendo de este grupo pero, cuando conoció a Akaashi, dejó de lado lo que le habían enseñado desde pequeño y abandonó la búsqueda de su otra mitad.
Akaashi, que no tiene nada tatuado en el cuerpo, sabe que Bokuto posee una pequeña marca con forms sol en su hombro. Y aunque a veces piensa que otro «Sol» puede aparecer de un momento a otro un día y arrebatarle el suyo, siempre se da el lujo de acariciarle la piel marcada con ternura.
Y cuando les dicen que están locos y que un amor que se elige no puede salir bien, ellos solo miran para otro lado.
Porque a veces es fácil dejarlo todos en manos de la ciencia, en manos de otros e incluso en el propio azar... Pero ninguno de los dos se convertiría en títere de nadie mientras pudieran amarse por elección propia.
