Descanso.

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Hola, aquí vengo a publicar otro capitulo, es algo corto, se vine una de las partes más tensas de la historia, lo publicare pronto, lo prometo, espero con entusiamo sus votos, y sus comentarios, quiero saber, si les gusta, que les gusta, que les gustaria o que no les gustaría, quiero escucharlos, no los distraigo más, les dejo este capítulo.

Por haber organizado la fiesta, nos tuvimos que quedar casi hasta el último, agradecí tener a Rachel, la saque del club a eso de las dos de la mañana, era tarde, pero ella no estaba cansada, o eso pretendía demostrar, porque en cuanto se sentó en el auto, se quedó dormida.

La pobre estaba exhausta igual que yo, me dio pena despertarla para que subiera hasta el departamento, pero yo no tenía mucha fuerza, estaba lesionada en una rodilla, cargar algo mayor a los siete kilos me parecía toda una odisea.

La arropé en su nueva cama, no estaba muy arreglado pero servía para dormir, lamentablemente no tuve la fuerza para llegar a mi cuarto, sentía como si faltara calles hasta mi cuarto,me recosté unos segundos, un descanso e iría a mi cama, me quede dormida a los pies de su cama, era mucho más cómodo que dormir en el suelo.

Sentí como me golpearon la espalda, la luz que dio a mis ojos cuando me voltee, arremetió contra mi cabeza ¿Cuánto había tomado anoche? Solo recordaba que con cada persona que veía dándole un autógrafo a Rachel, un copa de una bebida terminaba en mi estómago, gracias a Dios, que nos llevaron en esos coches especiales para la fiesta.

Me senté en la cama, puse una mano en mi frente, me dolía tanto la cabeza, eche un rápido vistazo al cuarto, Rachel no estaba, seguramente ella fue quien me golpeó al salir de la cama, pude escucharla vomitar.

Me levante, la puerta del baño estaba abierta, ella estaba arrodillada frente al inodoro, me agache a su lado, sujete su cabello para que no se ensuciara, sabía que no me diría nada, no en este momento, no podía hacerlo, solo esperaba no ser la siguiente en vomitar.

Se alejó del inodoro, apoyó su espalda contra la fría pared, tomé el vaso donde ella ponía su cepillo de dientes y lo llené de agua, se lo di, ella se veía realmente pálida, me senté a su lado, me sentía mal por ella, pero me sentía mejor de poder estar apoyándola de alguna manera, por chica que fuera.

-Gracias... ¿Te desperté?- preguntó, con una expresión preocupada, sonreí y negué con la cabeza, me incliné en su dirección, para verla mejor, estaba recuperando su color natural y cada vez se veía mejor, se veía mucho mejor de lo que yo estaba, o de lo que me sentía.

-Fue una linda fiesta la de anoche- comentó con una sonrisa, por fin recordaba cuantos tragos había tomado, había un papel en su bolsillo por cada uno, me levanté, le extendí una mano para ayudarla, quería volver a la cama, todo me daba vueltas, me estaba muriendo ahí.

-Adoró sus canciones, lástima que ayer solo tocaron dos- comentó otra vez, regresé a su cuarto, sin soltarla de la mano, me tiré otra vez a los pies de la cama, esperé a que ella se recostará, no debía faltar mucho para que lo hiciera.

Se arrodillo detrás de mí, sentí una de sus manos en mi costado, la piel se me erizó ante el contacto, traté de mantenerme con los ojos cerrados, quería dormir, que se me pasara este terrible dolor de cabeza, que me estaba volviendo loca, quería arrancarme la cabeza si eso me calmaba el dolor.

-¿Te sientes bien?- me preguntó, juró que su voz sonó como a la de una niña, sonreí me eché boca arriba, cambiando mi posición fetal, señale mi cabeza, me sentía mal, pero ella calmaba ese dolor, era como un analgésico para mí, anestesia casera, sonreí ante la idea.

-Creo...tengo resaca- ella me miró dulcemente, estiró su mano en mi dirección, acarició mi frente con esa dulzura que la caracterizaba, me moví tratando de acomodarme, me sentía tan bien a su lado, ella había empezado a jugar con mi cabello, lo movía con sus dedos, jalaba de este, suavemente, para mi suerte.

-Si quieres acomódate en la cama- se levantó de esta, la tomé de la muñeca, no quería que se fuera de su cuarto por mi culpa, me senté otra vez, yo me iría a mi cuarto, esto no estaba bien, ella me tomó de los hombros, tratando de que me echara, pero yo me resistía.

-Tengo hambre, iré por algo de comer... ¿Te traigo agua?- asentí confundida, se acostaría en la cama en la que yo estaría durmiendo. ¿Por qué haría algo como eso? No la entendía, para nada, pero antes de que le reclamara, ella se fue.

Me quedé sentada hasta que volvió con unas manzanas, y un vaso de agua, suspiró al verme en el mismo sitio, se veía realmente linda, muy linda, no estaba pensando bien, no podía pensar eso, golpearía mi cabeza, pero me arriesgo a quedarme peor.

-Si no te molesta ¿Puedo dormir en esta cama? Terminó de comer y dormiré, estoy cansada, además sé que no me harás nada y no voy a hacerte nada- no sé si era que moría de sueño, o que me gustaba la idea de acostarme a su lado, pero acepté sin dudarlo.

Le di un sorbo al vaso de agua, gateé encima de la cama hasta quedar junto a la pared, me acomodé en esta, dándole la espalda, el dolor de cabeza solo me daba ganas de dormirme, con los ruidos y movimientos de Rae acurrucándome y meciéndome, como si fuera una canción de cuna.

El ruido de la canción Wannabe, me despertó, busque en mi bolsillo mi celular, lo lleve a mi rostro, era una llamada, me vi tentada a colgar, pero terminé contestando, debería ser un poco más egoísta para variar.

-Jane, soy Carmen, hay que cortar esta cruda con cafeína, pasamos por las dos en una hora- colgaron, las gemelas como siempre molestando mi existencia, dejé el celular a un lado, miré a mi costado, Rae estaba abrazada a mi cintura, sonreí al verla, como siempre, se veía hermosa, hasta dormida era como una ilusión, sacada de una pintura

-¿Qué sucede?- susurro, se había despertado, otra vez apoyé la cabeza en la almohada, estaba de lo más cómoda, no tenía la intensión de moverme, es más tendrían que moverme, si querían que me moviese, que traigan un remolque y me arrastren fuera del lugar.

-Las gemelas quieren tomar un café...-suspiré tendríamos que levantarnos, ellas llegarían en cualquier momento y nos levantaría, sentí que se alejó rápidamente, me giré para verla ¿Qué causó esa reacción? Desvié la mirada en su dirección.

-Lo siento, no me di cuenta- le sonreí y negué con la cabeza, teníamos que cambiarnos y estar listas para cuando las gemelas lleguen, me senté en la cama, tratando de dispersar esa fuerza que me obligaba a cerrar los ojos, se me entrecerraban los ojos

-¿Quieres ir?- asintió, me levanté para dejar que se cambiara, yo también tenía que ir a cambiarme, saqué lo primero que mi mano llegó, a coger de la cómoda y de mi ropero, solo me cambie no tenía la fuerza para darme un baño, podría resbalarme y de ahí nadie me levantaba.

Me senté a esperarla en la sala, salió de su cuarto, con mi vaso de agua, tenía el cabello mojado se había dado una ducha, sonreí, se sentó a mi lado, me ofreció el vaso, le di un sorbo, ayer moría de celos, antes de eso me sentía nerviosa a su lado, había algo que me hacía querer estar a su lado. ¿Me estaba enamorando?

La miré de reojo, ¿Ella sentiría lo mismo que yo? No, yo estaba con Roxana, no podría hacerle esto, además ella estaba embarazada y... ¿Y? ¿Qué tenía que lo estuviera? Eso no me molestaba, yo ya me había hecho cargo de ella, por qué no hacerme cargo del bebe también, podría hacerme cargo de ambos.

Sacudí la cabeza para sacar esos pensamientos de mi cabeza, esto no podía estar cruzando por mi mente, no debía estar en mi mente, esto no debía estar pasando, desvié la mirada al suelo intentando pensar en otra cosa.

La puerta se abrió asustándonos, las gemelas entraron con una sonrisa dibujada en el rostro, nos buscaron con la mirada hasta que se dieron cuenta de que estábamos sentadas en el sillón.

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