Capítulo 4

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Caminamos durante un curato de hora aproximadamente.

Aunque ella no paraba de hablar, yo permanecía callado.

Llegamos a su casa, me contó que vivía con su madre y su gatita Slym.

Cuando llegamos abrió una verja descuidada que daba paso a un gran jardín cubierto de la poca nieve que quedaba, seguimos un pequeño camino de piedra hasta llegar a una modesta puerta, ella la golpeó 3 veces, esperó un tiempo. Repitió la misma acción. Nadie contestaba. Se hartó de esperar y cogió las llaves que llevaba en la mochila. Abrió.

-Pasa por favor –me dijo tierna-.

Entré, miré hacia la derecha y en un gran sofá en una esquina, una bola peluda y blanca dormía ronroneando tranquila.

Ella se le acercó y dirigió unas palabras a Slym, la cual no le hizo mucho caso.

Me ofreció sentarme en el sofá, y me senté.

-Espera aquí, vengo enseguida, ahora no sé donde he dejado las pastillas...

Noté como le flojeaban las piernas, como un acto involuntario me levanté y después de unos segundos cayó aunque la pude coger. Y la senté en una silla lejana.

La cocina era visible y me acerqué a por un vaso de agua.

Esa vez tardó más en despertar.

Luego se levantó agitada, y corrió hasta lo que parecía su dormitorio, me asustó la forma en que se levantó y la seguí, cogió un bote pequeño con lo que parecían pastillas blancas y redondas, se tomó 2.

- Tardarán un poco a dar efecto así que mejor me siento. -Sonrió-.

Le devolví la sonrisa.

Wish You Where HereWhere stories live. Discover now