Pesadilla de Ensueño (8)

4 0 0
                                    


Capítulo 8: Una muerte más

Nicolás se despertó con una radiante sonrisa. Jamás podría sentirse más feliz, como si estuviera en las nubes. La velada con su amado Freddy fue un sueño hecho realidad y lo mejor de todo es que unirían sus vidas muy pronto. Tendría que planear contarles a sus sobrinos un par de cosas ates del evento, claro. Se levanto con pereza de la cama, entro al baño y se arregló para el día. Iría a ver a Joseph Granger para empezar el ritual, su Freddy necesitaría un cuerpo pronto. Y sonriendo feliz, se dispuso a hacer el desayuno.

****

Era un día nublado y tranquilo, se había despertado todo sudado, pero con una pequeña sonrisita embobada. Tuvo que tomarse un baño frio para bajar el calor de su cuerpo, después de auto complacerse por la escena tan caliente de su sueño. Agradecía que no hubiera asesinatos que coincidieran con la realidad, pues así creía que solo eran sus fantasías reprimidas y no algo más que pudiera perturbarlo al punto de la locura.

Desayuno jugo de naranja con tostadas con huevo, después salió de su casa y fue a la jefatura para que le dieran su badana y el cinturón de seguridad barrial. Luego volvió a su casa, tomo una botellita de agua y salió a patrullar. Estaba por doblar en una esquina cuando el bello joven de sus sueños se apareció enfrente con una radiante sonrisa que lo dejo con el corazón acelerado.

—Buenos días, señor Granger ¿Cómo va todo?

—Bu-buenos días, joven Grimm.

—Espero que hoy podamos descasar de la terrible masacre de las últimas semanas. — dijo fingiendo pesadumbres y tristeza.

—Ciertamente, así lo espero. Por ahora está todo tranquilo...

—¿Le molestaría si decido acompañarlo?

—Claro que no, sería un placer.

El joven hombre le sonrió agradecido y estuvieron casi la mitad de la tarde patrullando los alrededores, charlando de todo un poco. Joseph veía la dulzura y timidez del otro como tesoros invaluables, pues en los tiempos que corrían era muy difícil hallar eso en un adulto, pero cada que salía algo de la boca de Nicolás, lo hacía sentir que estaba ante un ángel caído del cielo. Y la desesperación por besarle y tocarlo se hacía más grande, como si estuviera emborrachado y su libido estuviera al tope, aunque sin terminar de excitarse físicamente. Los síntomas del placer estaban, pero su cuerpo parecía no darse cuenta, sin embargo, no le prestaba atención a aquello.

Si Joseph hubiera sido más fuerte de carácter o se hubiera abstenido de mirar los labios del otro, se podría haber percatado que los ojos miel de Nicolás ya no poseían ningún rastro humano en ellos. Relucían dorados, con las pupilas como las de una serpiente, sin parpado ni pestañas y un aura demoniaca alrededor de ellos se dejaba ver tenue. Controlando los sentidos del ex jardinero, Nicolás ya ponía en marcha parte de su plan.

****

Mientras que Nick estaba ocupado en el anciano de ojos cafés, Samara estaba con los chicos en el patio de la casa. Les estaba enseñando arte y tenían como tarea dibujar en óleo un objeto del lugar a elección. Tiara escogió un bello árbol que estaba en una esquina mientras que su hermano, Robert, escogió el cantero con arbustos. Los peques estaban contentos con esa clase, era una de sus favoritas pues le recordaban a su madre quien era una experta en esa rama del arte.

—Maravilloso trabajo Tia, vas mejorando a pasos agigantados. —le sonrió amorosa la mujer.

—Gracias, Sam la verdad es que me gusta mucho pintar.

—Me alegra escucharlo, quizás puedas estudiar algo al respecto para trabajar de ello.

—¿Crees que pueda? —le pregunto con los ojitos brillando ilusionados por seguir los pasos de su querida madre.

—Por supuesto, Tia. —y con un abrazo cariñoso, le dejo que se limpiara las lágrimas de añoranza. Se giro a ver a Robie, quién tampoco era malo en absoluto.

—Sam ¿qué te parece mi dibujo?

—Es muy lindo, tú también podrías sacarle provecho a tu talento.

—No me veo trabajando en algo de esto. Pero lo tendré en cuenta, aún hay tiempo.

—Ciertamente.

La conversación se volvió amena y tranquila. Los chicos aun sentían la ausencia de sus padres, pero eso era de esperarse. Samara sonrió cariñosa con el recuerdo de la primera vez que los veía. Eran dos cositas adorables y, a pesar de que ella no era un ser de luz, los pequeños humanos se habían ganado su cariño y protección. Eran inteligentes e intuitivos, muy receptores del poder que los tres adultos les ocultaban pero que, aun así, podían sentir que ese mismo poder los protegía de todo lo malo. La mujer pelirroja estaba preocupada de la reacción de los niños, cuando descubrieran la verdad que Nicolás les estaba ocultando e intuía que no sería fácil para ninguno el explicarles que no temieran de ellos. Con un suspiro expectante, la mujer solo pudo rogar a que todo saliera bien.

****

Esa noche la tragedia volvió a azotar a la gente de Springwood. La muerte del hijo del alcalde, Kevin, había sido encontrada en el bosque del Campamento Lago Cristal. Los niños del Escuadrón Dorado se habían aterrado cuando, explorando con su guía, llegaron a un claro donde todo el lugar parecía un campo de batalla. La sangre y órganos del cuerpo regaban la superficie mientras el deteriorado cadáver estaba colgando de una rama de un árbol. Espantados corrieron hasta la dirección, donde la encargada llamo inmediatamente a las autoridades del pueblo.

La noticia espanto a los padres que pidieron sacar a sus hijos del Campamento, sin embargo, la dueña del lugar, Anahí Sclerk, tuvo que asegurarles que los pequeños no corrían peligro mientras ella estuviera allí. Que el joven que murió no estaba en la lista del campamento, por lo que probablemente alguien lo había llevado allí para asustar y eso no lo iba a permitir. Los padres sintieron la fuerza de la mujer y determinación en la nueva seguridad que la alta mujer contrato para la seguridad de sus niños. Así que, seguros de que allí podrían ser más protegidos, dejaron a sus hijos en las manos de la ruda mujer.

Sin embargo, el miedo aumentó, la preocupación de todos, tenía a más de uno con problemas de salud y el mismísimo Alcalde se sentía derrotado y devastado por haber perdido al mayor de sus tres hijos, al que amaba con todo su ser y del cual estaba tan orgulloso.

En las sombras, el ente se reía por la atmosfera negra que se estaba instalando allí. Complacido con sus esfuerzos por deshacerse de la mala hierba del lugar, antes de renacer y volver a estar vivo.

Los 7 Pecados Capitales (Serie Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora