Pesadilla de Ensueño (9)

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Capítulo 9: El secreto de Nicolás

La asamblea del pueblo se llevó a cabo al día siguiente. La gente acudió con la esperanza de que se hiciera oficial el destierro de Nicolás Grimm y compañía. Nicolás acudió sabiendo de antemano, gracias a Joseph, lo que se discutiría allí. Y a pesar de eso, no mostro vergüenza y, con la frente en alto, tomo asiento en la esquina del salón. Tal cual lo que el anciano le dijo y él intuyo, pronto la gente empezó a pedir que echaran a los 'intrusos' como los llamaban. Sin embargo, sus empleados ya tenían la carta del presidente de la empresa Romualdo Bladehood y, ante las rotundas palabras de alguien tan influyente y poderoso, no pudieron más que quedarse con las ganas: Nicolás no se iría hasta que el mismo señor Bladehood lo quisiera así.

Cuando se estaba marchando, el joven de ojos miel pudo ver el odio en la gente y sabía, como antaño sucedió, que irían a tomar cartas por sí mismo. Subió a su auto y fue a su casa, entro a la casa y suspiro resignado: ya era tiempo de decir a sus sobrinos al menos parte de la verdad.

****

El día en la Central Telefónica fue tranquilo y productivo. Sus empleados operaban con armonía y dedicación, Nick estaba conforme con la selección de su jefe, ya que no hubiera podido aguantar a los mediocres compañeros de la otra central con los que lidio con dificultad. Ahora podía respirar tranquilo, sus empleados eran reservados y cumplían sus deberes sin armar revuelo, sin mirarlo mal o despotricar por la falta de expresión en su rostro. Lo cual daba como resultado un buen ambiente de trabajo tanto para él como para los demás.

Al terminar la jornada, y una vez que los empleados se habían ido, Nick reviso cada piso para ver que todo estuviera en orden, una última revisión antes de dejar al celador y a los de seguridad hacer su trabajo nocturno. Agradecía que fuera todo tan bien, puesto que, de esa forma, las ganancias se incrementaban y el señor Bladehood se mostraba amigable. Sin percances, despidos o traslados de ningún tipo, para el desarrollo tanto como de la empresa como de los profesionales que en ella trabajan.

Nick salió de la Central, subió a su auto y manejo de vuelta a casa, esperando una noche con Freddy ansioso y enamorado. Desafortunadamente, tuvo que dejar el auto en la esquina de la Calle Elm ya que una turba iracunda se encontraba frente a su casa. Lo cual le enfureció, pues sus sobrinos estarían muy asustados y preocupados.

¡Como se atreven los desgraciados! Saben que no estoy en casa y asustan a mis niños ¡Esto fue demasiado lejos!

Nick se abrió paso atreves de la gente para llegar a su puerta y descubrir al jefe Thompson liderando la turba. Hecho que enfureció más al joven hombre de ojos miel.

—¡¿Qué crees que haces, Javier?! ¡Sabes que mis sobrinos están en casa y les asustan estas cosas! —la ira y la furia se dejaban ver en cada palabra, los ojos miel se empezaban a tornar malignos y eso asusto al policía.

—Queremos que te marches, Nicolás. —tomando fuerza de no sabía dónde, Javier respiro hondo y soltó las palabras que todos tenían en la cabeza —. No podemos seguir tolerando la muerte de los niños.

—¿Tienes alguna prueba tangible que me relacione con las muertes?

—¡Por supuesto que no!

—Entonces largo de aquí, no me harán caer sin evidencias.

—¡Pero los pocos que te conocemos sabemos que es tu culpa! —grito una mujer anciana que había vivido toda su vida allí, conociendo la historia mejor que nadie.

—¡¿Mi culpa, mujer?! —ya no estaba tan calmado ni analítico, si querían una guerra él se las daría. Los ojos del joven ya no eran nada humanos, brillaban amarillos y diabólicos, la gente retrocedió un poco por el aura oscura que rodeaba al joven, —¡¿No te atrevas a decirme que fue por mi culpa, desgraciada?! ¡¡¡Recuerdo muy bien como antes de matar a Freddy Krueger me enviaron al ala psiquiátrica del Hospital para mantenerme alejado!!! —Nick se fue acercando a la aterrada mujer, la tomó de la muñeca con una mano y con la otra del cuello. Algunos intentaron separarlos, pero bastó una ráfaga de viento helado para que desistieran de volver a intentarlo. Intuían que fue provocada por el joven, aunque no podían saber cómo — Quisieron quebrarme por lo que paso, no les importo que fuera un niño, —susurro tenebroso — pero no dejare que les hagan lo mismo a mis sobrinos.

Los 7 Pecados Capitales (Serie Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora