Pesadilla de Ensueño (5)

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Capítulo 5: Noticias Macabras

Al día siguiente, Nicolás estaba preparando el desayuno para los niños recién levantados cuando Samara entra a la cocina con la cara blanca y mirada aterrada.

— A ocurrido algo espantoso, chicos. Encontraron a un adolescente muerto en su cuarto.

—¿Y qué hay de raro en eso que te pones blanca? —Le cuestiona su hermano— De donde veníamos había de esos hallazgos cada día.

— El estado del cuerpo es lo preocupante. Dicen los oficiales que abusaron del joven al menos veinte hombres, de forma brutal y que, alguno de ellos, fue el que dio fin a su vida.

—¡¿Cómo que veinte hombres?! —se escandalizo el castaño.

— Así como lo escuchas, tal parece que fue algún tipo de venganza.

— Pero, el chico ¿no vivía con sus padres? ¿Cómo es posible que veinte hombres irrumpieran en un hogar y ellos ni enterados?

— El chico es el hijo de la esposa del actual comisario. El hombre esta como loco tratando de encontrar pistas, pero ni rastro hay de los tipos. Ni del arma que usaron para dejarlo como acordeón.

— La pobre madre debe estar más que traumada.

— La tuvieron que internar por problemas cardiacos, ya te imaginaras. La gente está asustadísima y no quieren que esto llegue a los niños.

— Las noticias de este tipo, en un pueblito pequeño, no suelen durar mucho como secreto. —interrumpió finalmente el de ojos miel.

— Ciertamente. En, fin, ya darán con los responsables. En un lugar donde todos conocen a todos, es fácil encontrar a los culpables de un crimen.

Si sabré yo eso pensó Nicolás sirviendo el desayuno a los niños que recién entraban a la cocina para empezar el día con energía.

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En los días consecutivos se podía notar, con mucha facilidad, la tensión en el ambiente. Nicolás ya tenía la sede y en funcionamiento, la gente del pueblo llamaba a sus familiares de afuera para pedirles si podían hospedar a sus niños por lo que quedaba de vacaciones. Los jefes del joven administrador estaban felices de que sus números iban mejor de lo previsto, por lo que sacaron más campañas aprovechando el miedo de la gente para que contrataran los planes más altos. Nicolás no sabía si reír o llorar por lo patético de la situación.

Los residentes más viejos del lugar, que no eran muchos a estas alturas, mandaban a los pocos niños de entre 10 y 19 años afuera del pueblo. Otros que llevaban pocos años, pero que sabían de la leyenda del Asesino en los Sueños (pues se negaban a pronunciar su nombre) seguían el ejemplo de los residentes antiguos. Pero aquellos que no tenían ni idea de que se trataba todo, estaban en gran desventaja. La paranoia, el miedo y la tensión se trasmitían a los más pequeños, quienes eran los más imposibilitados de combatirlos. Aun el caos no se había desatado, pero no faltaría mucho y, desde las sombras, Freddy disfrutaba el panorama mientras esa energía lo alimentaba y le daba fuerzas.

Se sentía dichoso, mucha más que otras veces pues en esta ocasión contaba con su amado niño. Lo veía durante el día y le parecía gracioso como su pequeño tesoro hacia un esfuerzo sobrehumano para no matar a todos los idiotas que se le cruzaban. Observo con ternura, que Nicolás sujetaba su camafeo con fuerzas y contaba hasta diez, para tranquilizarse. Le enternecía verlo dormir una siestecita cuando las fuerzas no le daban más por lidiar con la policía que, nuevamente, trataba de que Nicolás cerrara la telefónica y se marchara del pueblo, como si esa decisión fuese enteramente de su Nicky y no de los empresarios privados. Lo veía bañarse en la noche al tiempo que se masturbaba gimiendo su nombre, en esos momentos le parecía que su tesoro sabía que era observado, porque la lujuria y el descaro que ponía en su tarea dejaba mucho que pesar. No que a él le molestase, por el contrario, el morbo le encantaba, solo que le parecía extraño porque aun pertenecía a las sombras y se supone que los humanos no ven ese mundo. Freddy amaba todo de su pequeño tesoro, recordaba con claridad la ternura de cuando fuese su primera vez y se derretía. Jamás se imaginó que algo como aquello le sucedería, pero lo había vivido y lo volvería a vivir, ahora que Nick había regresado a casa.

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Joseph termino su día de trabajo, sin tanto ajetreo, tras esa trágica noticia. Ya la gente no acudía tan seguida al parque y menos aún los niños. Lo cual lo preocupaba, ya que parecía como si viniese una guerra de la cual nadie quería participar. El no entendía nada, pero parecía que el jefe Thompson quería mantener todo en orden y le había pedido que vigilase con mucho detalle a los nuevos vecinos, pues creía que eran la razón del problema. Joseph no creía en las palabras del jefe pues habiendo interactuado con tres de los miembros de esa casa, podía afirmar que eran buenas personas. Pero claro, eso no lo dijo, no fuera que lo amonestara por llevarle la contra y en sí, tampoco le molestaba tener la vista puesta en la familia. Eran muy alegres y divertidos, pero era el hermoso morocho de ojos miel el que le atraía con suma urgencia. Y quería saber más de él, pero no se animaba a preguntar, por lo tanto, el mandato del jefe de la policía le servía de escusa. Solo esperaba que las malas noticias mejoraran antes de empeorar.

Algo que estaba muy lejos de pasar.

Los 7 Pecados Capitales (Serie Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora