-¿cocinaste?- Le pregunté sorprendida. El me miro con una sonrisa. Era imposible que él cocine.
-Sí. Tenía que distraerme con algo antes de que volviese a tu habitación a follarte otra vez.- Dijo con una sonrisa pervertida.
Le di un leve golpe en el brazo al escuchar sus sucias palabras. -Shhh!!- le exiji- te recuerdo que mi pequeña hermana de 10 años está aquí.
-Ja, no pareció importarte hace unas horas.- Estoy segura de que estoy mas roja que la alfombra.
Puse los ojos en blanco y termine de bajar las escaleras. Él rio y se sentó junto a Nicole. Cocino spaghetti. La comida estaba buenísima. Justin y Nicole hablaban y se reían. Sinceramente no tenía idea sobre que hablaban, estaba muy distraida observando cada detalle de su cara. Reía y mostraba sus perfectos dientes, ni hablar de la dulce melodía que emanaba su risa. Sus pestañas cubrían unos, ahora, achinados ojos mientras reía. Sus mejillas se levantaban un poco, dandole el toque final a su cara para que sea la perfección misma. ¿De donde salió éste chico?. ¿Y por qué mierda se fijo en alguien como yo?. Puedo asegurar con mis propios ojos que hay chicas perfectas.
-¿____?- pestañe.
-Sí.- dije rápidamente.
-¿Sí que?- Preguntó Nicole confundida.
-mmm... Nada.
-Okey. Acostumbrate Justin, mi hermana está loca.- Bieber rio.
-¿Mas loca que vos?. No creo.
Después de risas y conversaciones raras, tome los platos y cubiertos para llevarlos a la cocina. Comencé a lavar los platos, y siento unos brazos al rededor de mi cintura. Posó su cabeza en mi hombro y sentí miles de mariposas dentro mío solo con una acción. Depositó un pequeño beso en mi mejilla y casi muero. Nunca había tenido un sentimiento parecido.
-Nicole está arriba.
-Lo sé, escuche sus pasos.- termine de secar mis manos y me di vuelta quedando frente a él.
-Cuentame sobre tu madre.
¿Por qué quería saber sobre ella?
-¿Mi madre?- Me movi fuera de sus brazos caminando hacía el sofa.- Nos abandonó. Me abandonó.
Él me miro confundido y se sento a mi lado.
-¿Por qué haría algo así?
-Ella... Engañaba a Will. Y un día nos despertamos y sus cosas ya no estaban. Sólo nos dejo una carta, la cuál nunca leí. Pero Will me dijo que se había ido con otro hombre. Y... Eso es todo.
-No lo entiendo. ¿Después de eso no intento contactarse con Nicole y tú?.
-No. Y tampoco quise contactarla. Está claro que para ella no somos nada.
Mi vista se nublo. Las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Justin se acercó más y comenzo a darme caricias en mi mejilla.
-Entonces no lo vale. No vale la pena que llores por ella, ____.- Se veía enojado.
- Lo sé. Es sólo que es difícil. Me cambió por un hombre, Justin.- dije rompiendo en llanto.
El me abrazó, mi cabeza quedo en su pecho y él acariciaba mi cabello tranquilizandome.
-Lo se. Fue muy tonta al hacerlo.- Me alejó un poco de él para mirarme a los ojos.- La odio,____.
-¿Por qué?
-Por hacerte esto. No lo mereces. Por hacerte sentir de ésta manera, nadie debería hacerte llorar, nena. La odio.
"Nena" mi corazón latio con fuerza. Sonreí abrazandolo nuevamente.
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-
Nicole me preguntó si podía quedarse a dormir en la casa de su amiga mañana.
-¿Que le dijiste?
-Que sí.
-Está bien.
-Vamos a dormir.- Dijo alejandose y levantandome entre brazos como si fuera un bebé.
Sonreí sobre la piel de su cuello. No entiendo como pasó todo esto. Acabo de perder mi virginidad hoy con este maravilloso chico. Y nisiquiera pasó una semana desde que se fue papá.
Entro a mi habitación y abrió las sábanas. Me sentó en la cama y lo mire con ternura mientras me desvestia. Cuando ya estaba en ropa interior me miro a los ojos con una gran sonrisa.
-Me gusta este conjunto.- Dijo inclinandose y depositando un beso en mi seno izquierdo sobre la tela.
Este chico quiere matarme. Me obligó a meterme en la cama y me tapó. Me dio un beso en la frente y se dio la vuelta para irse.
-Justin.- él se dio la vuelta mirandome con una mano en el picaporte.- esta cama es demasiado grande.
-¿Que?- sonreí.
-Duerme conmigo.
Él cerró la puerta y comenzó a desvestirse quedando en unos boxers Calvin Klein negros.
-¿Así que Calvin Klein eh?- Pregunté divertida al ver que los dos teniamos ropa interior de la misma marca.
-Compartimos gustos, nena.
Si seguía llamandome así me iba a quedar sin aire.
Se metió en la cama y estire mi mano para apagar la luz de mi velador. Rodeo mi cintura con sus manos y apoyó su cabeza contra la mía. Me sentía en paz, sin preocupación alguna. Y esperaba que este momento dure para siempre.