En algún lugar en el corazón de Francia, un atractivo príncipe de una actitud explosiva, sin corazón y hasta cierto punto completamente desinteresado con su pueblo fue convertido en una bestia por una hermosa y poderosa bruja dejándole en claro que...
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Un poco después del incidente anterior, ya Bakugou se encontraba descansando en su recámara (después de ser limpiada a profundidad despues de tanto tiempo que la bestia se negó, claro esta); siendo cuidado mayormente por el visitante Pelirrojo y la tetera. Dejándolo dormir y empezando a conversar más tranquilos fuera de la habitación.
– gracias por haber salvado al joven amo Eijirou, por ahora es mejor dejarlo descansar – agradeció sinceramente está mientras el asintió con duda con la cabeza mientras la cargaba a afuera de la recámara junto a los demás sirvientes – ¿Pasó algo querido? Veo curiosidad en tu mirada
– ohhh... Solo... – sacudió un par de veces su cabeza en negación – no sé si debería preguntarlo
– venga Mon Caramel; sin miedo al temor, estamos aquí para responderte – menciono emocionado el candelero con la misma emoción de demás objetos encantados
–...¿Qué fue lo que les paso? Ya saben, convertirse en objetos y que Bakugou se convirtiera en bestia – pregunto no muy cómodo al notar la mirada de incertidumbre de todos que miraron a Mandalay – ...sino quieren responder, no es necesario; no se fuercen chicos...
– non non Eijirou, solo... es una larga historia... – dijo serena la mayor – puedo contártelo de camino a su habitación; por favor que alguien lleve a Kota a la alacena – decía mientras el pelirrojo la tomo y se dirigía a su habitación mientras se escuchó un quejido de fondo por parte de la tacita
– lo que sea menos la alacena...
–ohh dieu, que tarde es ¡muchachos, todos vayan a sus áreas de descanso indicadas; tenemos que mantener el lugar en un estado óptimo! – decía Iida moviendo sus brazos de arriba para abajo mientras los demás e intentando romper la tensión – tenga buena noche señorito Eijirou – se despedía muy cordialmente mientras se llevaba a Kota Quien se aquejaba
– lo que sea menos la alacena...
– buenas noches a ti también Iida... – se despidió sereno el pelirrojo mientras esté iba hacia el ala este en donde se encontraba su alcoba junto con Shino...Donde ella al fin se atrevió a hablar
– hacía mucho tiempo... – empezó a relatar la tetera – cuando los reyes aún vivían; el hijo único de ambos estaba destinado a reinar cuando ellos se retirarán en su vejez incluso cuando el apenas tenía cinco años; aún así amaban a su hijo cómo se amaban ellos dos... Yo era la encargada de cuidarlo y el rey mismo me consideraba una tía para el muchacho, mientras su mejor amigo era un niño que era el hijo de la dama de compañía de la reina; pero no importaba, pues la reina veía tanto a su confidente como a su hijo cómo iguales a ellos – se pauso un momento – Desafortunadamente algo horrible pasó; el rey Masaru Bakugou enfermó gravemente a los seis años del príncipe y por la ley tomo su lugar el hermano menor de la reina, el duque de Monoma para ayudarla con la crianza de su hijo-
– ¡¿e-el duque de Monoma?!¡Ese hombre es aterrador! Escuchaba aterradoras anécdotas de mi padre, Uraraka-san y mi hermano – tembló ligeramente el pelirrojo apenas oyó el apellido del mencionado – o, perdona por interrumpir...
