Capítulo 7: Diversión de la sana parte 2

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—¿Te gustan las chicas Nathan?
Angel estaba siendo enterrado por mí en la arena.

Volví a cubrir una parte de su cuello con más arena mojada.

—Sí.  Le respondí muy seguro.

—Ya entiendo lo siento por preguntar, pero por tu expresión al ver a las chicas pensé que era algo nuevo.

—Se que soy tímido, pero desde que era pequeño siempre me han gustado las chicas. En el jardín de niños siempre le tomaba la mano a mi crush de infancia.

Angel suelta una risita.

—¿Y novia?.   Hace la pregunta mientras mira a los demás, quiénes juegan voleibol en la playa.

—Sí.

Lo cierto es que si había tenido novia, a escondidas de mi madre, pero sí.
Ella decía que podía tenerla  hasta conseguir un empleo estable, tener mi propia casa y auto.
Y para ser sinceros, para mí yo de 12 años era una eternidad, así que no dude en decirle sí a Kenia, cuando se me declaro, y la verdad no entendía que veía en mí, era muy delgado y con acné. Pero me estoy saliendo del tema.

—Solo he tenido 2 novias, la primera cuando tenía 12, y la segunda cuando tenía 15. ¿Y tú?.

Él está apunto de contestarme pero entonces las chicas vienen por mí, y me piden jugar con todos ellos.

—¡Les vamos a patear el trasero!. Asegura Astrid al equipo de Octavio.

—¡Eso está por verse chica!. Octavio le grita de regreso.

Entonces comienza el juego. La verdad no se mucho de  las reglas del voleibol, así que dioses de los deportes perdonen mi narración:

Roberto hace un saqué perfecto, tan perfecto que anota un punto a favor del equipo de Octavio, integrado por: Jazmin y Roberto.
Mientras la capitana de mi equipo, Astrid, parece hacer una rabieta.
Ahora sacamos nosotros Mónica pide sacar y lo hace muy bien, la pelota está en el aire y yo salto logrando pegarle y mandarla al otro lado de la red en  dónde logro anotar.

Las chicas saltan conmigo en medio, y yo levanto la vista para no mirar algo más saltando.

El sol si que está brillante.

Seguimos jugando, por unos 30 minutos más, a mitad de tiempo en dónde cambiamos de lugar, el marcador está  3 a 2 a favor de nosotros.

Seguimos saltando, pasando la pelota de una mano a otra, pero todo está en intentos fallidos, o sacamos la pelota fuera, o solo la intercambiamos.

Angel que está en la orilla tomando refresco. Mira su reloj y anuncia que solo faltan 2 minutos para terminar, y justo cuando lo dice Jazmín logra anotar.
Ahora estamos empatados. Astrid pide tiempo y nos reunimos en un círculo.

—Nos van a patear.   Mónica limpia el sudor de su frente.

—Nosotros lo haremos.
Ahora yo intento levantar el optimismo en el equipo.

—Junten sus manos y ganemos este maldito juego.

Astrid centra su mano en el medio, y la secundamos, dando un grito de guerra al levantarlas al aire.

Miró alrededor  y parece que tenemos público, algunas personas se han reunido y miran  interesados en conocer el final del juego.

Astrid saca y Mónica salta para pagarle, pero entonces no lo logra muy bien, la pelota empieza a descender y al parecer va a caer en nuestro lado. Así que no muy dispuesto a perder, me lanzo al suelo  y mi cuerpo aterriza en la arena caliente, logro golpear la pelota la cuál se eleva de vuelta al cielo.
Astrid viene corriendo hacia mí con la mirada parece decirme algo, lo cual no entiendo hasta que ella brinca encima de mi espalda, logrando pegarle a la pelota la cuál cruza la red y toma por distraído al otro equipo.

Grupo T.O.T.S.D.FDonde viven las historias. Descúbrelo ahora