Episodio 17: Distancia social

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Cuarentena. Una palabra tan absurda y tan antigua que parecía no encajar en ese siglo. Distancia social, didáctica a distancia, terapia a distancia...

Distancia se convirtió en una palabra que acompañaba cualquier otra palabra, pero la peor, la más difícil era amor a distancia. ¿Cómo se puede amar a alguien en la distancia? El amor es el némesis de la distancia y sin embargo el amor sobre todas las cosas tiene el poder de sobrevivir en las circunstancias más adversas. Alex y Emma descubrieron el valor de los minutos y los segundos que les regalaba ese nuevo orden caótico. Se conviertieron en los responsables de las pocas salidas permitidas al supermercado. Tardaban más de la cuenta en hacer la compra, y descubrieron un pasillo en el super por el que apenas pasaba la gente donde podían liberarse de las máscaras y comerse a besos, la mayoría de las veces olvidaban comprar la mitad de los artículos en sus listas, en parte porque perdían el tiempo dentro del supermercado y en parte para tener una excusa para volver. Pero por desgracia la comida nunca se acababa lo suficientemente rápido, y sus encuentros para hacer la compra se convirtieron en semanales. El destino parecía estar ensañándose con ellos, cada vez que conseguían volver a juntarse algo se interponía en su camino. Pero el número de contagios en todo el mundo aumentaba cada día, y las cosas estaban dando un giro inesperado.

Pasaban horas colgados a Facetime hablando y otras muchas simplemente haciendo cada uno sus cosas con el otro acompañándolo a través de la pantalla como una especie de gran hermano improvisado, sus habitaciones conectadas a través de la fibra óptica en dos cuadrados uno dentro del otro como en los universos paralelos. Se acostumbraron tanto a estar siempre conectados virtualmente que una tarde, después de haber entrenado juntos en una clase en Instagram Emma se olvidó por completo que había dejado su cámara encendida, al salir de la ducha entró en la habitación. Al otro lado del teléfono Alex hacía rato que se había secado y vestido y ya estaba tumbado en la cama leyendo en silencio mientras esperaba a Emma. Quizá debió haber dicho algo cuando ella entró en la habitación canturreando aún en albornoz, la miró de reojo un segundo e intentó terminar la página que le faltaba del episodio que estaba leyendo, pero no pudo terminarlo. Cuando volvió la vista hacia la pantalla Emma había dejado caer el albornoz al suelo y había apoyado su pierna izquierda en el borde de la cama mientras extendía crema hidratante desde los tobillos hasta el muslo. Alex se quedó sin respiración y se acercó en silencio para coger el teléfono, necesitaba ver esa escena más cerca. Estaba claro que Emma había olvidado por completo que la llamada seguía en curso, y Alex no tenía intención de hacer nada para hacerse notar, silenció su micrófono para que ningún sonido lo delatara y continuó disfrutando del espectáculo. Emma se sentó en la cama dejando ver su cuerpo desnudo desde un ángulo completamente nuevo, aunque estaba lejos de la cámara Alex podía apreciar que su cuerpo aún estaba mojado, su piel brillaba mientras ella acariciaba cada centímetro de su piel con las manos llenas de crema. La escena le había pillado completamente por sorpresa y Alex sintió un conocido pinchazo entre las piernas. En ese momento deseaba solamente poder extender esa crema por el cuerpo de ella, su cerebro viajaba demasiado deprisa en comparación con la lentitud de los movimientos de Emma. Y entonces cuando la mano de él ya se encontraba buscando calmar su ansia Emma giró la cabeza y miró directamente a la cámara, instintivamente se llevó los brazos al pecho para cubrirse, pero después sucedió lo que Alex menos se esperaba, con una sonrisa juguetona Emma retiró los brazos de su pecho quedando de nuevo desnuda y expuesta, cruzó las piernas girando el cuerpo hacia la cámara y comenzó a pasar su mano lentamente desde el cuello hasta el interior de los muslos, no dijo una sola palabra, y en el silencio de la habitación se oía claramente el sonido de su respiración agitándose. Alex ahora movía su mano salvajemente dentro del pantalón, y volvió a encender el micrófono, aunque no fue capaz de decir nada. Emma se extendió en la cama, desde donde se encontraba el teléfono sobre el escritorio él podía ver casi todo su cuerpo de lado, ella siguió jugando con sus manos volviendo completamente loco a Alex que no podía parar lo que había empezado, lo había hecho casi cada día pensando siempre en ella, la había imaginado en mil situaciones diferentes, pero ninguna se acercaba a la imagen real de su cuerpo desnudo. La había poseído y acariciado en su mente en cada rincón conocido y por conocer, pero la escena a la que había sido invitado superaba con creces su imaginación, sintió que no podía esperar más e intentó cerrar los ojos para detener lo inevitable, pero en ese momento a ella se le escapó un gemido que desató la tormenta. Terminó mucho antes de lo que hubiera deseado, y con la respiración aún agitada contempló como ella se daba placer en silencio agarrando con fuerza las sabanas de su cama con la mano que tenía libre para finalmente soltar un gemido que puso a Alex la piel de gallina desde el cuello hasta los talones como si de un orgasmo mental se tratara.

Lo que haré para salvarte- #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora