EPISODIO 1: Fin de año

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EPISODIO 1

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EPISODIO 1

10,9,8,7,6,5,4...'Esta fiesta es un coñazo me largo'.

Alex giró sobre sus talones en un movimiento rápido y se alejó de la chica rubia que lo miraba con incredulidad. Esquivó varias parejas que se besaban acabada ya la cuenta atrás y se felicitaban el año.

Feliz 2020.

Si se hubiera girado, habría podido ver cómo la rubia desaparecía en dirección opuesta entre lágrimas. ¿Cómo se llamaba? Lindsey, Lucy... Le parecían todas iguales. Chicas vacías que pasaban el tiempo buscando hacerse el selfie perfecto. Alex había salido con tantas que ya no se molestaba ni en recordar sus nombres. Ninguna traspasaba la línea de los diez días, pero lo de esta noche debía suponer un récord, porque no hacía ni un par de horas que la conocía. Besaba bien, eso tenía que reconocérselo, quizá luego se arrepintiera de haberla plantado sin beso de inicio de año.

Al pasar al lado de uno de los sofás blancos del ático de la fiesta Alex apretó el hombro de Francesco que estaba bastante concentrado mordisqueando el cuello de una pelirroja.

- Me largo - dijo Alex acercándose a la oreja de su amigo para que pudiera escucharle por encima de la música.

- ¿Que dices tío? ¿Me dejas aquí tirado? - Francesco se levantó de un salto dejando a la pelirroja enfurruñada.
- No me parece que estés muy tirado, estás en buena compañía. Pásatelo bien, mañana me cuentas - Alex levantó la mano y Francesco la estrechó dándole un ligero toque con el hombro antes de separarse.

- Feliz año -

- Si, lo que sea - Alex se dirigió hacia la puerta pisando los restos de vasos, líquido y confeti pegados en el caro parqué.

Cuando salió a la calle el frío le golpeó con tanta fuerza que el efecto de las copas que había bebido se le pasó en un instante. Sacó el teléfono del bolsillo trasero del vaquero y se ajustó los auriculares inalámbricos. Pensó un momento si merecía la pena caminar o sería mejor coger un Uber, pero sus pies comenzaron a moverse como respuesta involuntaria a su cerebro. El cielo se iluminó de pronto con fuegos artificiales para recibir el nuevo año. Cuando la música comenzó a sonar se olvidó de todo y apretó el paso, los reflejos del espectáculo pirotécnico en los rascacielos eran impresionantes, pero Alex miraba a un punto fijo en el horizonte. Estaba cansado de todo, la misma gente, las mismas fiestas, las mismas conversaciones. Los propósitos de año nuevo le parecían una soberana gilipollez, la gente solía seguirlos durante unas semanas y luego volvían a ser los mismos infelices del año anterior. ¿Cuántos nuevos gordos vería pasearse por el gimnasio al día siguiente? Los mismos que desaparecían después de unos cuantos días.

Esa delgada línea que separaba un año del siguiente era un invento del ser humano después de todo. Era solo una línea imaginaria y Alex solo creía en cosas concretas. Mañana sería solo la continuación del día anterior, ni mas ni menos. Pero aunque Alex no hiciera nada, mucha cosas cambiarían ese año.
Ese año se graduaría en el instituto, y de alguna manera dejaría la adolescencia atrás para dar paso al inicio de la vida adulta. Una vida adulta que todos esperaban él ya tuviera clara y programada. Llevaban desde el inicio del semestre soltando charlas en el instituto sobre las opciones después de la graduación y a pesar de que todos sus compañeros parecían tener muy claro que iban a estudiar y donde, él no tenía ni idea. Cada vez que alguien le hacía la maldita pregunta sentía un vacío en el estómago y notaba un dolor intermitente que lo consumía.
Había oído hablar de gente que se tomaba un año sabático y su padre incluso se lo había ofrecido. No tenía ninguna intención de aceptar esa oferta, por muy tentador que pudiera parecer pasar un año sin hacer nada en la casa de su padre en la playa. El aburrimiento era el peor enemigo de esa ansia que lo inundaba todo desde hacía ya un tiempo, cuanto más ocupado estaba menos tiempo tenía para pensar en lo vacía que estaba su vida.

Lo que haré para salvarte- #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora