Izuna estaba realmente frustrado. Había tenido toda la noche (mentira, pues solo habían pasado como seis o siete horas desde que despertó hasta que Mikoto vino a buscarlo) para pensar las cosas. Y había llegado a la conclusión de que su primer pensamiento coherente había sido acertado.
Esto de la reencarnación apestaba.
Una vez pasado el shock de encontrarse a sí mismo siendo un bebé y pasar sobre el hecho que recordaba haber entregado sus ojos a su hermano (Su único hermano, el gran Uchiha Madara) poco antes de morir, había concluido que había reencarnado.
Y gracias a los dioses que había nacido Uchiha porque en caso de haber nacido dentro de otro clan, como los Senju (muera el pensamiento), hubiera cometido suicidio en ese mismo lugar y momento.
Sin embargo, eso era lo único rescatable de su situación. Había tantas cosas mal que no sabía ni cómo empezar.
En primera, era un BEBE.
Si, físicamente era un niño de dos años. Y por si eso no fuera lo suficientemente malo, "Sasuke" era un infante mimado que el único ejercicio que hacía era jugar. Si, jugar.
¿Donde estaban las catas para aprender lo básico del taijutsu del clan?, ¿Y el acondicionamiento para crear estamina?, ¿Y los ejercicios para aprender a controlar su chakra?
En segundo, pero con relación a lo anterior. Todo lo que había conseguido a base de sangre y sudor, se había ido.
Su sharingan, su habilidad como sensor, su maestría en el arte de la espada, su perfecto manejo de los elementos Fuego, Aire y Trueno; todo se había ido.
"Thunder no Izuna" no iba a regresar. Aun si entrenaba a muerte, era muy poco probable que compartiera afinidad elemental con Sasuke más allá del fuego característico de los Uchiha.
Pero lo peor de todo, era que estaba rodeado de impostores que finjan ser su familia.
Mikoto Uchiha era una bella mujer gentil y maternal, se hacía llamar Okaa-san. No lo era.
Su madre había sido una feroz, pero hermosa guerrera, Uchiha Naomi, nee, Uzumaki.
De ahí su afinidad al aire, gracias al cielo que era lo único que había heredado de ella (No lo mal entiendan, él amó profundamente a su madre, pero hubiera sido terrible heredar su cabello rojo fuego como su hermanita Suzune o aquel horrendo tic al hablar como su hermano Deisuke).
Naomi había sido una gran madre y Mikoto nunca podría reemplazarla.
Fukaku Uchiha no era su Otou-san. Aun si eran muy similares en personalidad. Lo cual en vez de ayudar a Fukaku lo perjudicada, porque para el momento de su muerte Izuna detestaba a Tajima Uchiha.
Y eso no había cambiado ahora que era un bebé.
Tajima no había sido un gran padre. Es más, había sido el tipo de padre que ve a sus hijos como armas, pero estaba bien. Eso era usual en la época de guerra.
Él no había amado a sus hijos y estos tampoco lo habían amado.
Sin embargo, Tajima y su forma de educar, era la razón por la que había logrado sobrevivir en el campo de batalla aun cuando sus hermanos no. Era quien lo había encaminado a volverse fuerte y quien le había enseñado lo que significa ser un Uchiha.
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