Los amigos de Jacob nos hacen una visita

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Los murmullos se apoderaron de la clase después de la declaración de la dire (así la llamamos sin que ella se entere) y me empezé a poner nerviosa, todos sabíamos el historial que tenía Strowkhom con los lobos. La antigua leyenda sobre los hombres-lobo(o mediochuchos, como prefiráis), empieza aterradamente a cobrar vida, a ser más que un cuento con el que se asusta a los niños antes de dormir.

Los rumores cuentan que antiguamente, en Strowkhom, los humanos y los mitadcanis (sí, he vuelto a cambiar de nombre) vivían juntos en paz y harmonía, las personas les alimentaban y ayudaban, y los hombres-lobo a cambio les ofrecían su protección. Hasta que cierto día los lobos acusaron a las personas de traición y de robo de un objeto preciadísimo para ellos, el cual la leyenda no especifica. Los conflictos y peleas empezaron y consiguieron dividir la raza canina de la humanidad, las cuales años atrás, estuvieron intrínsicamente unidas. Una noche del lejano 1537 los humanos expulsaron definitivamente a los hombres-lobo del territorio y les obligaron a huir hacia el bosque, desde entonces, la guerra civil de humanos contra lobos es fría, con raras apariciones y enfrentamientos por parte de los medio-canis.

Busqué la mirada de Andrea, que parecía que estuviese a punto de llorar, después intenté encontrar a Jack, él era nuevo, seguramente no sabía nada sobre la antigua leyenda. El escritorio de Jack brillaba por la ausencia de su propietario, no estaba en ninguna parte.

Creo haberle oído cuando Sara repasó la lista de la clase, pero no recuerdo en qué momento desapareció. Pero su ausencia era el menor de mis problemas, allí fuera había algo, algo con sed de sangre humana.

Al llegar a estas conclusiones noté como la sangre en mis venas se helaba y empezé a tener miedo, mucho miedo.
Antes de que ya del miedo me orinara encima Melson llamó nuestra atención:

-Calma porfavor! Sin ella no llegaremos ni a la portería!! - La directora agitaba los brazos intentando apagar el ajetreo.
- Silencio!!! - En cuanto esa palabra salió de la boca de Melson no quedaba ni un suave murmullo, pero el aire comprimido de la clase ahora estaba lleno de un silencio muy extraño e inquieto...

Y entonces lo oímos.

Un aullido estridente y arrebatador hizo temblar nuestros tímpanos, no duró más de cinco segundos, pero eso bastó para hacernos entrar en shock a todos, nadie se atrevía ni a respirar. Andrea mostraba signos de querer echarse a llorar, pero por más que lo intentaba el miedo y la adrenalina lo impedían. Conozco ese sentimiento, pero se que solo es el grito de guerra que hace comenzar la batalla.

Pasaron unos minutos hasta que me di cuenta de que estaba bañada de sudor, de la frente me regalimaban pequeñas gotas y mi cerebro aún en un trance por lo ocurrido. Sabíamos que solo teníamos unos minutos, por eso Melson no se entretuvo con nada, no había nada que intentar esconder, todos sabíamos lo que nos esperaba detrás de las puertas del colegio.
-Todos sabemos la única debilidad de esos monstr ...digo, gente. Tenemos un máximo de cinco minutos, sacad todo lo que pueda confundir vuestro olor, desodorantes, perfumes, polvos,...
Todos hicieron una estampida hacia los armarios, buscando y regirando mochilas, bolsillos y bolsas. Estaban mucho más atentos que yo, que en cambio vacilé unos segundos sentada en mi escritorio, mirando fijamente la pizarra. Aún se veían rastros de esquemas mal borrados de lengua y mates, lo único que se leía perfectamente era la data de hoy, quince del tres del dos mil siete.

Ahora caigo en la cuenta.

En el 1537 fue la expulsión de los perritos grandes y la data de hoy coincidía de la manera más parecida posible :15/3/07...

Me pareció evidente de que no era una casualidad, pero no tuve la valentía de decírselo a nadie y provocar más pánico.

Después de echarnos de todo encima (me ahogaba en mi propio olor o peste a mezcla de desodorantes con perfumes), bajamos por las escaleras todos con el corazón encogido, apunto de estallar por el miedo. Escalón a escalón bajamos silenciosamente (entre comillas) al piso de abajo donde estaba la salida de emergencia. Cogí la mano de Andrea, estábamos en la recta final de la evacuación, a partir de esas puertas puede que consiguiéramos escapar de esa pesadilla.

Luz de Luna (primer tomo: Silencio sepulcral)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora