Sleeptalk → Yoontae.

Talk 14.

— Yoongi, parece que las buenas noticias traen a los desaparecidos de vuelta— murmuró el menor en la oreja de su novio.— Vinieron a verte.

El peliazual se volteó a los tres chicos que habían entrado a la sala, quienes se miraron con algo de inseguridad.

— Yo... — comenzó el moreno.— Lamento no venir antes, o no tanto como quisiera.

— Digo lo mismo— murmuró el pelinegro de amplios hombros, frunciendo sus labios.

— Pues, era un buen momento para volver— murmuró el pelirrojo.

— ¿A quién le están hablando?— preguntó el menor, mirándolos con el rostro serio, sus manitos sostenían la mano del pelinegro.

— Kim Taehyung. Esa no es forma de hablarnos— comenzó el pelinegro, pero el nombrado lo interrumpió antes de que pueda continuar.

— Me están mirando a mí como si yo fuera quién tuviera que perdonarlos. Acá el que se siente mal por todo lo que hicieron es Yoonnie, quién no se merecía nada de eso... Ustedes lo han hecho llorar con toda su crueldad y falsedad. Pidanle perdón a él. Y acerquence más, como si fuera a morderlos— rodó los ojos con fastidio.

Quería que se fueran, no los quería tener cerca después de todo lo que habían dicho, de él, de su novio, de todo lo que ocurría... Y aparecer sólo por las buenas noticias y un cambio de pronóstico le pareció horrible.

Esos no eran amigos, eran sólo unos idiotas.

De a poco, los tres recién  llegados se colocaron junto al peliazul, apenas mirando su rostro, sus ojos se enfocaban en las sábanas.

Más que hablar balbucearon, apenas si le dijeron algo en palabras claras, parecía que ni sabían cómo hablar, y el peliazual pensó que si él apenas había entendido lo que ellos habían dicho, probablemente su novio habría entendido menos.

No les dijo nada al respecto, ninguno quiso tocar al pelinegro, ni tomar su mano, ni dejar una caricia sobre su cabeza o un beso en su frente como gesto de cariño, de amor que supuestamente los amigos tenían con sus amigos, acciones que hacían antes que ahora no querían realizar.

Se marcharon a los veinte minutos de entrar.

— Creo que no te alegró verlos tampoco— murmuró el menor en cuanto estuvieron solos.— No sonreiste como cuando vino Kookie.

>> Él me dijo que vendría con Jiminie en un rato, estoy bastante seguro que él será más sensible y atento contigo— sonrió en dirección al mayor, se irguió para dejar un beso en sus labios, al apartarse, las comisuras de su boca se habían alzado en una sonrisa.