Talk 29.

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— Hyung, Taehyung le manda esto— anunció el castaño, el mayor lo miró con curiosidad mientras el otro dejaba una fina cadena sobre su pálida mano, el pelinegro frunció el ceño cuando vio dos anillos de color negro en esta.

Sus anillos de compromiso.

— ¿Por qué?— dijo.— ¿Por qué están los dos?

Miró al menor con pena en los ojos, el castaño se apresuró a responder.

— Él ya no puede tenerlos, Hyung.

>> Dijeron que usted lo puede usar como collar y no molestaría, pero Tae-

— Jungkook, dime qué le pasó.

El menor mordió su labio inferior con fuerza.

— Me dijeron que no tengo que decir nada al respecto, Hyung— murmuró.— Incluso Tae me dijo que no diga nada.

— No le hagas caso a ese idiota— soltó, su voz sonó más aguda de lo normal por lo irritante de esa situación.— Jungkook, Tae es la persona que más amo en el mundo, es mi todo, en serio... Y lo corto ahí porque te ahogaría en cursilerías si sigo...— sollozó un poco.— Pero dime, en serio... Dices que está cerca de aquí, fácil puede estar en la sala de emergencias o en la morgue, las dos son las más cercanas, por favor, dime dónde está.

El castaño miró las lágrimas que comenzaron a caer del rostro del pálido, él apretaba la cadena con los anillos contra su pecho, su mano temblaba.

— Cuando te dije que Tae hyung estaba cerca— murmuró el menor.— Él estaba en la sala de emergencias, ahora... Hoy, lo trasladaron a una habitación, está en observación, pero en una de sus visitas a una máquina rara... Se olvidó el collar con los anillos allí, casi muere de nervios, un enfermero lo encontró.

>> Quiere que te quedes con ellos porque él no puede cuidarlos bien.

Yoongi se mordió el labio inferior con fuerza, se colocó la cadena pasándola sobre su cabeza, asintió mínimamente, el castaño dejó de hablar.

— ¿No quieres ir a tomarte un café?— dijo el mayor, su voz sonó dura.— Quiero estar sólo.

El menor pensó en negarse, pero al ver al pelinegro voltear en su cama, dándole la espalda, suspiró y tomó su abrigo, para marcharse.

El menor pensó en negarse, pero al ver al pelinegro voltear en su cama, dándole la espalda, suspiró y tomó su abrigo, para marcharse

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Mañana sigo porque siendo sincera ya me cansé.

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