Estamos hablando y le cuento que ayer vino un gendarme a revisar su casa cuando el no estaba. Lo miro y sé que sabe. Veo sus ojos ojerosos, esa culpa contradictoria en su alma. Ambos sabemos que se llevaron a su mujer embarazada y que nunca conocerá a su hijo. Luchar por esa idea de libertad bajo esta dictadura es un suicidio. Las manos le tiemblan. Veo un auto verde pasar. El conductor saca el arma y yo me tiro al piso. Acostada en el suelo lloro, pero él no omite sonido.