𝑙𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑝𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒𝑚 ;𝑛𝑠

𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓸𝓬𝓮.

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Harry había estado pensando en los acontecimientos que ocurrieron últimamente en su relación con Oliver y terminó deduciendo que él era el problema, si él no estuviera tan obsesionado con el sexo como lo está aceptaría a su novio tal como es o por lo menos eso quería creer, se imaginaba que si no fuera así todos esos hombres que tienen el pene chico vivirían toda su vida solos. Y eso sí que sería malo y muy triste.

Así que él había estado pensando en formas para mejorar su relación, averiguó si había alguna manera de agrandarle el pene pero luego de buscar información, se enteró que no, eso lo indignaba, las mujeres podían agregarse pechos pero los hombres no el pene. A parte de que tampoco sabía si Oliver quisiera operarse, suponiendo que existiera tal operación, ¿y si al chico solo le gustaba tener el pene chico y se reía de él cada vez que no llegaba a satisfacerlo sexualmente? En fin, terminó por reflexionar que para tener una buena vida sexual con su novio de pene chico necesitaban más que lo normal, así que decidió que debía tener juguetes sexuales juntos. Eso los mantendría complacido a ambos, porque claro que aunque Harry estuviera feliz con algo más que el pene de su novio, Oliver iba a querer penetrarlo y él se iba a dejar, ya que iba a estar lo suficiente complacido para ello. Aunque el placer que le proviniera su novio iba a ser a ser igual de diminuto que su pene, a comparación a un objeto que comprarían.

—Mi amor... —Habló el rizado mientras se acomodaba mejor en los brazos de su novio, removiéndose un poco en estos.

Ellos estaban recostados sobre el sofá viendo una película romántica, la cual, obviamente, había sido elegido por Harry. Harry se encontraba en los brazos de Oliver, su espalda estaba apoyada sobre el pecho del moreno y éste le acariciaba tiernamente el cabello con una de sus manos, mientras que la otra descansaba en el estómago del rizado.

Aunque habían tenido muchas peleas en los últimos tiempos ellos no dejaban de tener estos momentos tiernos de pareja y eso le encanta al de rizos.

— ¿Sí, bebé? —Le preguntó el de ojos miel, girando la cabeza para prestar atención a su novio en vez de a la tonta historia de amor que transcurría en la televisión.

Harry no estaba avergonzado de lo que iba a decir pero quería aparentar que sí, así que escondió un poco su rostro en el cuello del otro chico, riendo un poco.

—Quiero ir a un sex shop. —Soltó otra risita y normalizó su cuello, girando su cabeza para ver la reacción de su novio y dejando de esconder su rostro.

Oliver abrió grande los ojos y un poco la boca, el rizado no podía creer que su novio se hubiera sorprendido de algo como eso. Él no lo conocía en lo más mínimo y se suponía que debía hacerlo, era su novio, tenía que saber que el de rizos tenía una obsesión por el sexo y no que lo detestaba. ¡Por Dios! ¿Quién detesta el sexo? Solo un virgen no sabe de lo que habla podría.

El morocho cambió su expresión por una más agradable para el rizado.

—Claro, podemos ir cuando quieras. —Le contestó sonriendo amplió y volvió rápido su atención a la película.

Harry hizo lo mismo, esperando que esto mejoré la vida sexual de ambos como pareja.

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