04; Four

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•Capítulo 4•

No me arrepiento de nada, 
porque cada pequeño detalle 
es lo que me convirtió 
en lo que soy ahora 

—Drew Barrymore 






Tras darme una ducha en la que me pude relajar y quitarme el olor a vodka de mi preciado cabello castaño ondulado, me pongo cómodo con un pijama que Cliff me ha prestado. En realidad no es un pijama como tal, más bien son unos pantalones cortos de chándal grises y una camiseta manga corta negra con el logo de Queen. Me acomodo en el sofá y empiezo a leer una revista que había tirada por ahí sobre música, pero no me puedo concentrar gracias a lo que pasó hace alrededor de una hora y media. Después de aquel "incidente" el de bigote encerró al rubio en su habitación para que así se le pasase el efecto del alcohol, obviamente quitándole la botella de vodka, y desde entonces no he oído nada por parte de Hetfield.

Oigo como la puerta de entrada se abre, así que dejo la revista de un lado para levantarme y ver como Kirk y Lars acaban de llegar de su paseo. Con ellos traen unas bolsas con el logo de la cafetería de The New Mary, lo cual me recuerda que este lunes tengo que volver a ir a trabajar. Los chicos me dijeron que ya se habían comunicado con Ryan para explicarle todo lo sucedido y el porqué de mi ausencia, lo cuál él entendió perfectamente. Yo también estuve hablando con el castaño personalmente, y al principio se mostró algo extrañado y desconfiado cuando le comenté que me quedaría en casa de Cliff junto con los demás chicos, sabiendo lo ocurrido aquella tarde y noche, pero logre hacerle entender que era la última opción que me quedaba. Me dijo que no le molestaba que me quedase yo en su casa junto con él, pero me negué rotundamente debido a que es mi jefe y es la única opción que deseo tener con el, bueno, salvo una pequeña amistad, pero nada más eso.

—Hemos traído la merienda —comenta Lars con una sonrisa en el rostro. Miro el reloj y observo que son las 18:57.

—Pero si ya van a ser las siete de la noche —comento extrañado, estos chicos tienen la mala costumbre de no tener un horario. Comen lo que sea a la hora que sea, ¿me llegaré a acostumbrar?

—En esta casa no hay hora para comer la merienda, aveces es lo único que comemos por la tarde-noche. Aveces ni cenamos —Lars se dirije al salón para dejar las bolsas encima de la mesita, pero al verla destrozada, frunce el ceño.

—¿Qué ha pasado aquí? —su tono es de confusión, al igual que el rostro de Kirk.

—Pues me emborraché y caí encima de la mesa destrozandola por completo —el rubio se hace presente ante nosotros, tiene la cabeza gacha y se tumba de un salto en el sofá.

—¿Sigues bajo los efectos del alcohol? —le pregunto observándolo, me mira y niega rodando los ojos.

—Puede que tenga el don de emborracharme rápido, pero también tengo el de des-emborracharme en un visto y no visto —sonríe ambliamente y chasquea los dedos de un lado a otro.

—Efectivamente, sigue borracho.

Kirk, Lars y yo nos vamos a la cocina a comer los pastelitos y batidos que han traído. Cliff se nos une minutos después, entonces empezamos a hablar de nuestros gustos. Pero todo torna de sentido cuando empiezan a hablar de momentos de su infancia o de aquello les pasó antes de que yo llegara. Temía que me preguntasen acerca de mi, pero rezé y rezé y gracias a dios no pasó. En ese momento llega James y se une a la conversación, comiéndose el último pastelito con glaseado de fresa que iba a cogerlo yo, pero me ganó. Hizo como que no se dió cuenta, pero yo ya sé que sabe que yo lo quería. ¿No se iba a cansar de hacerme la vida imposible?

Broken Heart © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora