Broken Heart ©

01; One

●Capítulo 1●

No quiero escuchar más,
mis manos están atadas
porque todo
lo que he visto
me ha hecho
cambiar de opinión

—Guns N' Roses

La luz del sol que entra por la ventana de la habitación del hotel hace que me levante de una vez por todas. Anoche no me acordé de cerrar las cortinas, así que los rayos de luz chocan con mis ojos haciendo que tenga que parpadear unas cuantas veces antes de levantarme de la cama. Miro a mi alrededor buscando la puerta del baño y, cuando la encuantro, camino hacia ella para adentrarme en él. Me observo en el espejo y en mi pómulo derecho hay un moreton que me provocó mi novio hace dos noches cuando llegó borracho a casa.

Por una parte siento que me he liberado de las cadenas que me sujetaban a Joey, mi pareja durante siete largos años. Sinceramente no sé cómo he logrado aguantar tantos años junto a él, soportando las peleas, los golpes y los celos; no sé cómo he podido ser tan ciego y no darme cuenta de que eso no me hacía bien, al igual que tampoco me hacía sentir feliz. ¿Cómo puedes ser feliz cuando la persona que amas se burla de ti y te hace creer que el maltrato es una buena forma de amor? Y por otra parte tengo miedo por que no sé qué va a ser de mi de ahora en adelante. No tengo ni idea de si lo voy a volver a encontrar o de si voy a poder volver a amar y confiar en alguien. Obviamente nunca hay que pensar en el lado malo de las cosas, pero es que después de tantas cosas malas piensas que ya no queda nada bueno en el mundo.

Salgo del baño después de darme una ducha de quince minutos. De ropa me he puesto unos pantalones vaqueros negros largos y una camiseta negra con el ligo de mi banda favorita: Misfits. Y de deportivas me coloco unas Nike Air Max color negro. Creo que se nota que el negro es mi color favorito. Agarro mi maleta para cerciorarme de que todo lo que necesito está dentro y salgo por la puerta puerta de la sucia y antigua habitación para ir a buscar trabajo.

Tras haber escapado de la casa de mi ahora ex-pareja solo pude agarrar unas cuantas camisetas y dos pantalones. Los zapatos que llevo puestos son los únicos que me he traído porque, aunque mi maleta es grande, necesito hacer espacio por si acaso. También conseguí cojerle dinero, ya que él era quien lo controlaba. Agarre 350$ cuando se encontraba fuera de casa, en una fiesta, y entonces es cuando huí con todas mis cosas. No tengo teléfono para llamar, al igual que tampoco tengo familia por que todos me dieron de lado cuando les dije que era gay y me iba a ir a vivir con mi novio. Tan solo me tengo a mi, y a estas alturas de mi vida creo que casi ni cuenta.

—¿Podrías tener más cuidado? —pregunta un chico cuando, sin querer, le golpeo el hombro.

—Lo siento, de verdad —me disculpo mirándolo a los ojos, esos que jamás podré olvidar, esos que me hicieron la vida imposible cuando era apenas un adolescente de 15 años.

—Sí, claro —suelta con un tono bruto, se ve no se acuerda de mí.

Rodea los ojos y sigue con su camino. Me agarro de las asas de mi mochila y veo como sigue caminando sin mirar atrás, eso me provoca una sensación que no logro descifrar. Niego con la cabeza agachada y decido seguir con mi propio camino también. Minutos después me cruzo con una cafetería llamada The New Mary y, en una hoja de papel pegada al gran ventanal con el logo del local, se encuentra escrito: se busca personal urgentemente. Abro la puerta y suena una campanita, haciéndole saber a la chica que se encuentra en la barra que alguien, en este caso yo, ha entrado. Ella me mira de arriba a abajo y frunze los labios, dejando de limpiar la barra para rodear la y dirigirse a mi.