Capítulo 4

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Temprano en la mañana escucho el timbre de mi teléfono que me despierta, es una llamada de mi hermano.

—Mmm.

—Buenos días para ti también Sara.

—¿ehm quieres?

—Ábreme la puerta, estoy con Naomi, queremos ver como estas.

—Ok, ya les abro la puerta.

Me lanzo de la cama, como puedo lavo mi cara y me paso la mano por el pelo. Naomi y él están vestidos con sus ropas de trabajo.

—No duraremos mucho, solo pasamos a ver como seguías, y a preguntarte en persona ¿Cómo fue tu despedida con ma'?

—Ya nos conoces, a ella le gusta mandar en todo, a mí no me gusta estar tan controlada en todo, pero, dentro de lo posible, fue todo bien y pacífico.

—No te llame, porque te conozco, y eres mala mintiendo si te ven la cara.

—Te lo dije mi amor, Sara, no va a pelear con tu madre — dice Naomi.

—No pelear, pelear, yo diría que algo, pero ya es normal en nosotras, es un juego de tira y afloja — digo, encogida de hombros, haciendo señales como si balanceara algo con mis manos.

—Te diré lo mismo que a ella, ténganse paciencia una a la otra, ambas son tercas como mula — dice Albert. — Pero bueno, nos vamos yendo.

—Síguete mejorando Sara, te ves cada día mejor — dice Naomi.

—Cuídense.

Naomi y Albert se despiden. Para estas cosas tan serias, Albert hasta no verlo por si mismo, no está tranquilo. Me tiro a dormir boca abajo, quejándome con mi almohada, el hecho de que me despertaran sin necesidad.

Mi nueva rutina es dormir lo máximo que pueda, comer algo, navegar por redes sociales mientras, miro alguna tontería en HBO GO, o Netflix, hacer los ejercicios que me asignan en la terapia para la casa y por fin, ir a terapia, y pasar un rato con Natalie. Ahora que lo pienso, es un poco aburrido armar una rutina para todo, pero me ordena y me permite tener todo en orden.

Un par de días después, luego de terminar la terapia, Natalie se acerca a mí. —Hoy debo tirar una foto, cerca de esta hora — dice.

Esperaba poder ir un rato a charlar con Natalie al café, ahora estoy un poco decepcionada.

—Me acompañas, te aseguro que el lugar es agradable — dice Natalie, con media sonrisa en la cara.

Me toma por sorpresa, pero esto parece una experiencia nueva para mí, nunca he ido a una sección de fotos antes.

—Claro, porque no — digo, ligeramente entusiasmada.

Natalie se aproxima a mi sin previo aviso y me sujeta del brazo, me toma desprevenida, ya que, no estoy acostumbrada al contacto físico, pero no me molesta que ella lo haga. Partimos aquel lugar caminando, está cerca del centro de rehabilitación. Era hermoso poder ver el atardecer, no puedo apreciarlo de forma constante, muchas veces voy con el tiempo en contra y no puedo disfrutar de estos momentos.

De camino aquel lugar me fijo mucho en detalles que antes pasaba por alto, como el contorno de los edificios, sus gigantes ventanales, como existen árboles en medio de tanto concreto, como la naturaleza se abre paso y veo como en algunas esquinas que no tienen asfalto, crecen árboles. Ese detalle tendía a pasarlos por alto, pero luego del accidente, deje de hacerlo, dentro de esta maldición, agradezco no estar muerta.

De vez en cuando, veo como Natalie me mira de reojo, como si se diera cuenta que estoy actuando un poco tonta, por estar asombrada, pero ver estas cosas que se supone he visto una y mil veces, me parecen algo así como nuevas

La complejidad de TeresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora