1-Destinados a estar juntos

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--Gio ven acá-- le gritó Marinette a su pequeño hijo de cuatro años que corría a las palomas - por su mente pasaron los recuerdos de las veces que ella y chat noir lucharon contra el señor pichón, no pudo evitar que una pequeña sonrisa se escapara de sus labios. Siempre era bueno recordar a ese gato tonto.

- Ya déjalo cariño, que sea libre - le dijo su pareja mientras la abrazaba por los hombros y le daba un beso en su cabello - alguna vez te dije ¿que tan hermosa eres? - Marinette le sonrió al joven de cabello negro con puntas azules, y cuando se estaban a punto de dar un pequeño beso escucharon algo - DIU papis - ambos miraron a el pequeño de ojos verdes y cabello azulado igual al de su madre y siguieron caminando.

Marinette no evitaba pensar en su gatito, en su mejor amigo, en su primer y gran amor. Sus pensamientos, esos que le sacaron lagrimas en esas noches sola. Esos que le sacaban sonrisas cada vez que se le venía a la mente algún recuerdo con su primer amor, esos pensamientos se vieron interrumpidos cuando dos chicas pasaron emocionadas a su lado, y ahí, mientras miraba a su pequeño hijo de 4 años correr a las aves, e iba caminando tomada de la mano del chico que la salvo, deseó no haber propuesto salir a pasear en familia.

--Amor, ¿Estás bien?-- La joven azabache solo pudo sonreír

--¿Podemos regresar? No me siento bien, necesito recostarme-- Luka no preguntó nada, sabía que era lo que le pasaba a su novia, y no quería presionarla en nada.

¿Le dolía? obvio que le dolía, la mujer de su vida, a la que mas amaba, con la que tenía una familia, nunca podrá amarlo tanto como amó al rubio oji-verde, y para su suerte (bueno, mala suerte) el pequeño diablillo tenía los mismos ojos.

Una vez volvieron a la casa que compartía la pareja y el pequeño Giovanni, la joven modista decidió ir a su recamara, le encargo al niño a luka, que obviamente acepto, no se podía negar a esos hermosos ojos, a esa hermosa melodia.

--¿Qué harás Marinette?-- tikki revoloteaba por la recamara.

--Seguir con mi vida tikki, lo único que puedo hacer, porque el haya regresado no significa que mi vida vaya a cambiar. 

Y ahí, recostada en la cama que compartía con su novio, esa misma en la que se había entregado a el y en donde se había prometido amarlo, aunque ambos sabían que nunca sería de la misma forma que al rubio. Pero de que lo amaba, lo amaba. Ahí mismo volvió a hacerse otra promesa

 --Adrien Agreste, no vas a volver de un día para otro y hacer un cambio en nuestras vidas, estamos bien--

El simple hecho de escuchar a esas chicas, hizo que su corazón saltara cual adolescente, pero ella ya no era la misma, tuvo que madurar y cambiar, --nada va a pasar, todo va a seguir igual de bien-- al menos, quería intentar engañarse a si misma, aunque sabía que eso era casí imposible, lo amaría por toda su vida, ellos están destinados a estar juntos.

-Realmente no lo puedo creer, los Agreste volvieron- gritó la chica emocionada, y marinette, sintió que su mundo se derrumbaba.

Lo único que Adrien quería era correr por las calles de su antigua ciudad, si bien pasaron cinco años desde que se tuvo que ir, casi todo seguía igual

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Lo único que Adrien quería era correr por las calles de su antigua ciudad, si bien pasaron cinco años desde que se tuvo que ir, casi todo seguía igual. Intentaria acostumbrarse a esa nueva casa, porque si, con el regreso de Emilie, Gabriel logró entrar en razón, y le prometió a su esposa, que al regresar a París, vivirían en una casa. Una casa normal. Una casa común. Bueno, casi, era bastante grande, lo suficiente para una familia de cuatro, y mas con un pequeño torbellino andante.

--Muchacho, ¿No pensarás en ir a buscarla? ¿No?-- plaga flotaba a su lado mientras comía un pedazo de cammembert --Amigo, reconoce lo, ella seguramente no te esperó, ¿No te parce raro que nunca haya respondido una sola carta? -- 
 
--Plagga, yo se que ella me ama. Nos lo prometimos. Yo se que ella me está esperando. Yo se que ella aún me ama-- eso espero-- se dijo a si mismo, plagga iba a decir algo más, cuando tuvo que esconderse, los muchachos de mudanza por fin habían terminado.

--Hijo ¿ibas a algún lado? Necesito que cuides a emma, tu padre y yo tenemos unas reuniones-- Desde el regreso de Emilie, la familía Agreste, volvieron a ser felices, las sonrisas y las caricia volvieron a ser comunes. 

Si bien los planes de Adrien se vieron arruinados, no se podía negar a cuidar a su pequeña hermana. Porque si, una de las razones de haberse ido de París de un día para el otro, había sido por la seguridad de Emilie, y claro que de Adrien, aunque el ya era mayor, Gabriel le pidió que por favor vaya con ellos, no querían volver a estar separados, no otra vez. No iba a dejar que nada le pase a su familia, iba a proteger con su vida a sus tres pilares.

--Iba a salir madre-- Adrien beso la mano de Emilie --Pero sabes que no me puedo negar si se trata de Emma-- Adrien sonrió y se fue a la pieza de su pequeña rubia de ojos celestes, era una copia de el y su madre, pero con los ojos de su padre.

Desde que se fueron a londres, se había aferrado a Emma, juro protegerla por siempre, y prepararla para lo duro que sería la vida en su futuro

--Quién lo diría, hasta parece una niña normal-- Si, fue plagga, digamos que no le gusta jugar con Emma, la pequeña solo lo zamarreaba de un lado al otro.

Adrien le hizo señas de que haga silencio, se acostó al lado de su hermana y acaricio su cabello hasta que vio que volvió a dormirse. Si no dormía su siesta, o alguien la interrumpía, no había nadie que la aguantara.

--cállate si quieres que te salve la proxima vez que quiera jugar contigo-- le gritó/susurró a plagga, que ni caso le hizo, el solo se preocupaba por su cammembert.

Mientras estaba acostado en la pequeña cama con frazadas rojas y manchas negras, no pudo evitar pensar en su bichito favorito --¿Qué estará haciendo?-- se preguntó a si mismo.

No podía evitar en recordarla, a ella, a sus hermosos ojos azules. A su hermoso cabello, su hermosa sonrisa. La primera vez que la vió se le vino a la mente, cuando calló desde el cielo, caundo ambos no sabían ni usar su poderes. 
Y al otro día, en el instituto, cuando intentó sacar ese chicle de su silla, pero todo resultó mal, y como se había disculpado, esa hermosa escena, que su hermosa amada le había confesado tiempo atrás, que ahí mismo, se enamoró de el. Nunca se había puesto a pensar, que realmente esa disculpa fue de película, y nunca se perdonaría por haber estado tan ciego, y por su culpa, cierto músico casí logra llamar la atención, pero parece que el destino, les dió otra oportunidad, después de todo, estaban destinados a estar juntos.

 Nunca se había puesto a pensar, que realmente esa disculpa fue de película, y nunca se perdonaría por haber estado tan ciego, y por su culpa, cierto músico casí logra llamar la atención, pero parece que el destino, les dió otra oportunidad, despu...

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Bueno, acá arranqué espero sea de su agrado y me gustaría mucho si me apoyan y recomiendan
, parece medio aburrida, pero ya tengo escritos dos capítulos más. Y empieza a ponerse bueno...
titi🐞

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