EPÍLOGO

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       -  ¡ Se acercan jinetes ! - avisa uno de los legionarios que está de guardia .

        Todos los hombres que aún pueden combatir , aprietan los escudos y las espadas . En el momento en que escucharon el griterío en el campamento , se habían aprestado para la lucha , creyendo  que este es su último combate .

         - ¡ Caballería romana ! - exclama con alegría el guardia .

         - ¿ Romana ? Eso significa que los refuerzos han llegado - pregunta el legionario Tito .

         - Esperemos haber que dicen estos jinetes y a las órdenes de nuestro Legado - le responde el centurión Batiato .

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         El Legado Valerio reconoce al decurion Longino .

         - Saludos Legado . El general Máximo está al mando  de los refuerzos . Podéis retiraros con vuestra legión a Mongatium .

        El Legado Valerio mira a sus hombres . Han sufrido durante dos días ataques por parte de los guerreros francos y sabe que se merecen un merecido descanso . De echo tiene ganas de estrechar en sus brazos a su esposa y su hija .
        Así que , agradece las órdenes del general , y subiendo al caballo mira al prefecto , a sus tribunos y a los legionarios bajo su mando .

         - En formación de marcha . Volvemos a Mongatium .

        Los centuriones comienzan a formar a los hombres de sus centurias para la marcha de regreso .
        Justo cuando la  primera cohorte de la legión sale por una de las puertas destrozadas del campamento , el prefecto  Macro ve un grupo numeroso de sombras que se mueven  destacadas entre la nieve blanca . Yendo en la misma dirección .

         - Mi señor . Mire allí . Creo que  son bárbaros - avisa al Legado Valerio .

        Con un suspiro y mostrando exasperación , el Legado Valerio sabe lo que tiene que hacer .  < No puedo dejar que ese grupo de bárbaros anden sueltos por la provincia y menos que asalten Mongatium , si ese es su destino . He de proteger no solo a mi familia , sino a cualquier familia que esté dentro de territorio romano >

          - La legión avanzará contra el enemigo - ordena sabiendo que esa puede ser la última orden que de él o reciban algunos de sus hombres.

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         La centuria bajo su mando se había reducido a la mitad . Su optio Nerva ahora manda los restos de una centuria que ha perdido tanto a su centurión como a su optio . Se alegra por  Nerva .
         Ahora Batiato dirige a su reducida centuria contra el enemigo . Su centuria atraviesa el terreno y Batiato intenta  mantener la formación . Cuando los legionarios se acercan , los bárbaros conscientes de que les cierran la retirada , se lanzan al ataque .
         El ala de caballería  de la legión se lanza a atacar por uno de los flancos , pero cuando los bárbaros  muestran un muro erizado con  lanzas , los jinetes legionarios desmontan  de sus  caballos y forman un muro de escudos .
         Entonces Batiato ve cerca a un grupo de guerreros bárbaros y los señala .

        - ¡ A por ellos !

        Su centuria avanza en formación con los escudos por delante y las espadas empuñadas .
Para Batiato que solo distingue sombras entre la nieve , cree que el grupo está formado por guerreros francos . Pero se equivoca , pues son un grupo de guerreros marcomanos y francos  liderados por Wolgan .
        Este que buscaba pasar al lado  del campamento romano atacado , entre los árboles , se ha   quedado  sorprendido al ver a los romanos cerrándole el paso .
         Mira con desesperación hacia su izquierda , por donde vienen más legionarios y hacia atrás donde la caballería romana se ha unido a los marinos  y salen del bosque . Vuelve a mirar al frente , donde la debilitada legión venida de Hispania les cierra la salida .
         Por su lado Batiato a la vez que se acerca comienza a golpear con la parte plana  de su espada su escudo , haciendo ruido . Sus legionarios le imitan .
        Los marcomanos y los romanos chocan . Batiato siente el aliento de alcohol que suelta uno de los guerreros . Este golpea con su larga espada el escudo , y Batiato aprovecha el momento en que el guerrero vuelve a alzar la espada para dejarla caer , para alzar de forma horizontal el escudo y propinar un fuerte golpe en el rostro . Este aturdido y sangrando , retrocede , y el centurión Batiato avanza con rapidez dos pasos y le clava la espada en las tripas con un movimiento de abajo a arriba . Retuerce la espada antes de sacarla y retrocede deprisa al mismo tiempo que  intercepta un golpe de lanza con el filo de la espada . El legionario Mardonio a su lado , le da una estocada al cuello  del guerrero que porta la lanza . Poco a poco , bloqueando golpes y lanzando estocadas van reduciendo al grupo .

LA  LEGIÓN  HISPANA  - Escrito por Jesús Quintela Navazo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora