NUEVOS HORIZONTES (EDITADO)

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LUCRECIA

La fiesta de anoche, logró que me olvidase por un momento de los fantasmas que me perseguían. Anteayer, Nadia me avisó que Guzmán cómo Samuel, deseaban visitarnos y me sentía bien, pero por ella.

Yo no deseaba ver a nadie.

Fingía bastante bien, hasta el punto de que Nadia no sospechaba el verdadero motivo por el cual yo no deseaba volver a contactar demasiado con Guzmán ni con nadie relacionado con Las Encinas.

A mi mente vino el pequeño bote de analgésicos, con el cual había fantaseado con quitarme la vida, aún no me sentía preparada para dar ese paso.

Un rostro, para nada conocido, afirmó su agarre sobre mi cintura, resoplé y me separé con la menor delicadeza posible.

––¿Hizo algo malo, preciosa? –– murmuró somnoliento.

El pelinegro, decidió abrir sus ojos, recordándome el motivo por el cual acabé con él la noche anterior, me otorgó una sonrisa, pero yo me limité a levantarme con el objetivo de ponerme la ropa y largarme.

Nadia iba a mandarme al infierno, ya llevaba varios días seguidos que asistía a las fiestas de la residencia y no me aparecía hasta la tarde en nuestra habitación.

Debía espabilar, puesto que Nadia no me ayudaría siempre y apostaba a que hoy, me echaría una bronca aburrida y moral sobre el verdadero objetivo por el cual vinimos a Nueva York.

––¿Tan malo fui, qué no me respondes? ––inquirió un poco incómodo.

––Me tengo que ir. –aclaré en tono aburrido, acabándome de vestirme, para recoger mi bolso y proceder a revisar que todo estuviese en su lugar. –– Fue un gusto, lindo.

––¿Es por tu ex? –– cuestionó en tono curioso y me paralicé, nerviosa por haber soltado cosas de más en la noche anterior.

Me giré para observarlo mejor y él decidió levantarse, sin importarle el hecho de que estaba desnudo, al parecer, el día ya empezaba a joderme y el pendejo, dejaba de verse atractivo a cada paso que daba para aproximarse más hacia mí.

––¿De qué carajos hablas? –– solté brusca, sin importarme cómo se lo tomase.

––¿Quién es Polo? –– preguntó con interés, logrando que las ganas de vomitar, aumentasen por cada segundo que pasaba. –– No parabas de soltar su nombre mientras te follaba, fue bastante curioso.

––Siéntete halagado por el hecho de que te abrí las piernas. –– espeté molesta y me aparté de él.

––¿Fue por eso que te acostaste conmigo? ––manifestó con una sonrisa. Después añadió sin ninguna vergüenza: –– Por el parecido que tengo con él.

––Si ya sabes la respuesta, no jodas tanto. –– contesté sin mucho entusiasmo.

Antes de que me respondiese, me largué de su habitación, no necesitaba dar explicaciones a nadie y mucho menos, a un desconocido.

***


––¿Dónde demonios estabas? –– el grito ensordecedor de Nadia, logró que soltase una maldición, la muy idiota me había asustado. ––¡Me tenías preocupada, joder!

––Ya llegué, no exageres. –– contesté en tono seco, necesitaba llegar hasta mi habitación para descansar.

––Lu, tenemos que hablar. –– sentenció mi compañera de residencia, me limité a asentir. ––¡Esto va enserio!

CONSECUENCIAS (ÉLITE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora