OBJETIVOS CRUCIALES (EDITADO)

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LUCRECIA

"––¡POLO! ¡ANDER! –– exclamó una voz muy conocida para los dos.

Me giré sorprendida y noté como Ander palidecía ante la mención de su nombre, tal fue su conmoción que soltó los pimientos que le di y comenzó a respirar agitadamente.

––¿Tíos? Abridme, por favor. –– proclamó Guzmán pero el que me preocupaba era Ander, parecía un idiota allí parado sin hacer nada. –– ¿Por qué Mireia no me abre? Vamos, tíos, quiero hablar con vosotros.

––Ander. –– murmuré entre dientes, pero este no respondía y decidí agarrarlo para comenzar a sacudirlo. –– ¡Maldita sea, responde!

––Él nos va a pillar, joder. –– contestó nervioso al cabo de unos segundos. –– Me va a odiar, é-él jamás me lo...

Cansada de tanta palabra por su parte , le abofeteé, lo que resultó beneficioso pues dejo de tartamudear para mirarme conmocionado.

––¡Enfócate! –– susurré. –– Ve a abrirle, cuéntale que estuviste dormido y que hasta ahora lo has escuchado, voy a ver a Polo, date prisa, muévete Ander."

Me revolví incómoda entre las sábanas, por los recuerdos que me abarcaban, acabando por murmurar cosas sin sentido.

"Una vez que llegué a la habitación, me acerqué a Polo de manera sigilosa y cuando estuve lo suficientemente cerca lo sacudí ligeramente.

––Polo, cariño, debes despertar. –– susurré un poco nerviosa por saber que Guzmán se encontraba abajo.

––Cinco minutos más, mami. –– murmuró, poniéndose la sábana por encima.

––Polo, no jodas. –– respondí un poco inquieta por los reproches que escuchaba abajo. ––Soy Lu, necesito que te despiertes, Guzmán está aquí.

Al escuchar lo último, el chaval se levantó un poco asustado y me observó, me encogí de hombros y se salió de la cama poniéndose su bóxer.

––¿Por que no empezaste por ahí? –– murmuró mientras notamos como unas pisadas pasaban por las escaleras. –– ¡Mierda, joder!"

––Polo... ––murmuré con nostalgia, aferrándome a su silueta.

––Lu... –– me susurró una voz en tono nervioso.––¡Despierta!

Abrí los ojos, un poco agitada, al notar a Samuel al borde de mi cama, rascándose la nuca, aparentemente muy incómodo y con un leve rubor en sus mejillas.

––¿Qué coño haces aquí? –– cuestioné con enfado, aún deseaba seguir con mi sueño y este pendejo me había despertado. ––Contesta, joder.

––Nadia me envió, para avisarte que el desayuno ya está listo. ––aclaró, sin mirarme a los ojos.

––Yo no desayuno. –– le espeté bruscamente.

––Nadia lo ha hecho con mucho cariño y pues todos deseamos...

––Ya agarraré algo por el camino. –– agregué con falsedad. ––¿Puedes largarte, por favor?.

––Una cosa más Lucrecia. ––añadió con empatía.

––¿Qué? –– solté sin mucho entusiasmo.

––No debes sentirte culpable por lo de Polo. –– confesó, sin poder mirarme a los ojos. ––Fue un accidente.

Antes de poder responderle, el chaval acabó cerrando la puerta de mi habitación, logrando que algunas dudas se instalasen en mí.

CONSECUENCIAS (ÉLITE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora