CHANTAJE (EDITADO)

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LUCRECIA

––¿Qué carajos quieres, Valerio? –– comenté sin demasiado entusiasmo, aún seguía sorprendiéndome su llamada.

Ya había pasado una semana desde mi encuentro con Manu Benavent, no obstante, aún me mantenía cautelosa respecto al tema de salir, puesto que no me fiaba mucho de ese hijo de puta, Samu no había insistido y yo tampoco perdía mi tiempo dándole explicaciones que no le incumbían. Apenas eran las siete de mañana, cuando mi "hermano", decidió llamarme, estropeando de lleno, mi dulce sueño.

––Papá desea vernos, hermanita.––respondió en tono serio. –– Pasaré a recogerte en media hora.

––¿Acaso te confirmé algo? –– solté indignada, ya me tenía harta el tema familiar, al darme cuenta de que no me contestaba, añadí: ––¿Aló?... El cabrón me acaba de colgar... Increíble.

Opté por un vestido de tono coral corto pero sin rozar lo vulgar, cubriendo mis brazos y llegando hasta por encima de mi rodilla, lo guardé con bastante cariño y no era precisamente barato, mi progenitor tuvo la decencia de permitir que me llevase todas mis prendas de ropa, antes de que me echase de su hogar.

Al ser tan temprano, decidí escoger un buen abrigo de piel de color beige para que combinase, me ponía los pelos de punta ir desentonada y no me podía permitir, que mi progenitor se burlase de mí, le demostraría que me había ido mucho mejor de lo que pensaba.

Me centré en retocar un poco mis labios con un poco de brillo, no necesitaba ir tan maquillada, prefería optar por algo más natural, al cabo de unos segundos, me acabé dando cuenta, de que mi vestido estaba un poco más ligero y no me quedaba tan pegado cómo hace unos meses, pero el resultado no era desfavorable.

Una vez finalizada toda mi rutina, repasé mi celular y alcancé a ver que faltaba poco para que llegase Valerio, por lo que puse lo esencial en mi cartera de Channel y bajé, esperaba que esta reunión no fuese innecesariamente larga.

***


––No estáis tan mal, después de todo. –– enunció el hombre que decía ser mi padre con burla, logrando que tuviese que reprimir mis ganas de resoplar ante su comentario. –– Lograron sorprenderme.

––¿Qué deseas de nosotros, papá? –– demandó con suavidad Valerio.

Felipe Montesinos se arregló la corbata y carraspeó, incómodo ante lo que mencionó Valerio, su mirada se encontró con la mía, pero, me limité a seguir observando todo con frialdad.

––Sus abuelos vendrán dentro de pocos días. –– comenzó a explicar sin mucha emoción, cruzando sus brazos, prosiguió a comentar: –– Toda la familia, debe volver a unirse.

––¿Qué mierda? –– solté conmocionada, esto ya era el puto colmo. ––¿Por qué carajos haríamos eso?

––Lu... ––intervino estrepitosamente Valerio.

––¡No te metas! –– respondí enfurecida ante tanta hipocresía. ––¿De verdad crees que te vamos a ayudar, después de todo lo que nos hiciste?

–– ¿Querías que os aplaudiese por lo sucedido? –– contestó sin ninguna vergüenza nuestro progenitor. –– Vamos a volver a reagruparnos, querida.

––Antes muerta. –– escupí en tono colérico. –– Me largo de aquí.

Me levanté de la silla bruscamente y no esperé que Valerio hiciese lo mismo, el ingenuo seguramente ya habría aceptado, era demasiado sentimental e imbécil cuando se trataba de creer todo lo que le decía nuestro padre, esto había sido una maldita encerrona.

CONSECUENCIAS (ÉLITE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora