Amaneció indefenso ante la odiosa y pálida claridad que se filtraba por el ventanal y se aferró aún más a la almohada en un intento de combatir el desvelo que lo obligaba a abrir los ojos. En vano, claro, pues un constante chapoteo proveniente del techo de la habitación se encargaba de mantenerlo despierto.
No tardó en averiguar cuál era la causa de aquel incesante sonido que perforaba su paz mañanera, pues sólo tuvo que mirar por la ventana para descubrir el mágico espectáculo que se desplegaba ante sus ojos donde él, asomado al palco principal, lo recibía con inmensa felicidad.
Frente a él, inconmensurable cantidad de agua caía del cielo y salpicaba la superficie, profanando los inmaculados campos blancos que se extendían más allá de la ribera. Juró que nunca en su vida había contemplado visión tan maravillosa como aquella, y deseaba encarecidamente encontrar y agradecer al autor de aquel prodigio.
Y, como si sus peticiones fuesen concedidas, no tardó en levantar la mano para intentar atrapar alguna gota perdida de la muchedumbre, dándose cuenta al hacerlo de la inscripción luminosa que figuraba en el dorso de su palma. «HP», rezaba.
Estaba tallada con hechiceras líneas brillantes que confluían entre sí. Al principio intentó alejar su mano por inercia, liberando un súbito chillido que evidenciaba su sorpresa; después, ávido de respuestas, no pudo menos que examinarla más a fondo. Supuso que eran siglas, pero no conocía su significado; aún así, dichas letras le inspiraban cierta confianza. Algo en su interior le aseguraba que aquel tal HP sí tenía algo que ver con el suceso que se magnificaba frente a él.
Por ahora, una dicha sobrehumana resplandecía en aquel rostro. Víktor reía con regocijo, agradecido, extendiendo sus brazos al aire y placiéndose en el agua que empapaba sus mejillas; desde luego, no recordaba la última vez que sintió tanto júbilo abarcar su alma. Sin embargo, poco duró su disfrute, pues la lluvia cesó en su totalidad al cabo de unos segundos.
Se quedó helado cuando notó la desaparición del agua, decepcionado ante el poco tiempo que había durado el espectáculo. Acercándose más al alféizar del balcón, clavó su mirada en el suelo; allí, destacándose sobre el blanco de la tierra, resplandecía la misma virginal esfera de luz que le había visitado la noche anterior.
La inscripción de su mano había cambiado; «HP» había sido sustituido por las palabras «Baja, reúnete conmigo».
El destello parecía acercarse en vista de la atención tenaz y curiosa que le prestaba el muchacho, aunque pareció detenerse al cabo de unos pasos. Con el rostro carcomido por la intriga, Víktor bajó las escaleras a toda prisa, camino a la puerta que daba entrada al refugio, paralizándose al tocar el umbral de la misma, frente a frente con el punto de luz. La inscripción de su mano brilló con más fuerza.
No se atrevía a ir a por él, ya que nunca antes había salido pisado el exterior, y le aterrorizaba la sola idea de hacerlo. Es decir, ¿qué necesidad tenía de salir de su zona de confort? Había pasado toda su existencia encerrado en una cabaña, refugiándose del vacío que le rodeaba, ¿y ahora se veía obligado a plantarle cara por una divina bola resplandeciente cuya procedencia le era totalmente desconocida?
No, aquello no era una simple esfera de luz. Era mucho más que eso, una presencia humana aprisionada en un ilustre brillo que sofocaba cientos de oraciones de auxilio, haciéndole considerar su rescate para liberarla de aquella abominable tortura, antes de dejar que se levante en partículas muertas para desvanecerse, desapareciendo del todo y por siempre en la inmensidad de los vientos.
¿Quién se opondrá a la voluntad divina de que su corazón se sienta pleno?
Con una carrera rápida y bulliciosa, confiando ciegamente en la veracidad de aquel resplandor, abandona aquella puerta y pisa los bellos campos por primera vez en su completa eternidad. Alcanza el halo de luz que lo llamaba desde la lejanía, y sólo necesita un pequeño roce para que el brillo desaparezca por completo.
Se sintió profundamente decepcionado al presenciar el desvanecimiento de aquel espíritu, lamentándose por su necia osadía y anhelando su pronto pero improbable regreso. Bajó la vista hacia el dorso de su mano, cuyo rótulo había regresado al «HP» inicial, pero aún continuaba brillando, codicioso. HP seguía ahí, en alguna parte.
Desconsolado, quiso girarse para volver a su tétrico refugio cuando alzó la mirada. Allí, un colosal arco de color indefinible relucía sobre él lleno de viveza, simbolizando la liberación de su miseria. Su exagerado estupor no era para menos; aquello que presenciaba era la imagen de un auténtico arcoíris, un suceso que creía mitológico y que ahora se contoneaba frente a sus propias pupilas.
Era incapaz de describir los sentimientos que le profesaba, incauta, aquella maravillosa manifestación del universo. Tan mágica e irreal, podría pasar todo el día observando sus colores, y se hizo prometer a sí mismo que un milagro así jamás caería en el hastío de la monotonía rutinaria.
Desconocía el nombre de todos los pigmentos que coloreaban el fenómeno, así que Víktor bendeció aquella poderosa mezcla de matices con el nombre de esperanza, color esperanza, un tono que rápidamente se convirtió en su favorito.
Color esperanza. HP le había regalado el color esperanza.
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໒ㅤ𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘰ㅤ 𓂃ㅤvolkacio.
Fanfic⠀ ⠀ ⠀ La existencia de Víktor se limitaba a un triste y lóbre- go blanco. Horacio está dispuesto a compartirle todos sus colores. ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ volkov & horac...