La típica alarma estaba resonando por todo el lugar, alertando a todos los guardias y despertando a todos los presos. Una noche cualquiera en el asilo de Arkham.
Pese a ser, prácticamente, pan de cada día. Nadie podía acostumbrarse al terror que significaba tener a una celda abierta en el área roja del lugar.
Todos los maniáticos más peligrosos eran encerrados allí. Había una probabilidad enorme de bajas aseguradas, la idea más apoyada era la de despejar la zona y dejar que las autoridades o Batman se encargaran de la fuga en la ciudad, lejos de Arkham. Sin embargo, nadie fue contratado para acatar tan maravillosa idea.
Los guardias más cercanos al punto de peligro fueron testigos de la primera oleada de violencia.
Varias balas fueron arrojadas por los matones con máscara de payaso. Y la identidad del preso que se había dado a la fuga, dejó de ser un secreto.
—¿Estás listo, Pud'? —Preguntó la rubia con impaciencia, sosteniendo entre manos el ropaje naranja propio de la prisión.
—No lo sé, ¿qué dices? —Devolvió. Girándose hacia su compañera, para que esta evaluara su elegante atuendo. Su apariencia debía de estar a la altura de su reputación.
Los celestes orbes de la arlequín, viajaron desde los pies hasta el rostro perfilado del bufón, llenándose de extravagantes colores.
—¡Tan guapo como siempre, Mr. J! —Exclamó encantada.
—Perfecto, querida.
—Tal vez... Nosotros... Después de volver a casa y saludar a los niños, podamos ir a una cita —mencionó con tono de pregunta.
—Oh, Harley, Harley... Puddin... Después habrá mucho tiempo para besarnos los traseros, ¡pero por ahora quiero que te concentres en reventar cabezas! —Respondió empujándola hacia un guardia que acababa de llegar.
Salió corriendo en dirección contraria a la muchacha y se dirigió a la salida más cercana.
Caminó sigilosamente entre los árboles y arbustos, escurriéndose entre las sombras del bosque.
—Familiar... —Susurró, percibiendo un olor. Abrió los ojos con sorpresa y atacó errático con cuchillo en mano a una de las esquinas de aquella escena; siendo detenido por un fuerte agarre—. Siempre es un placer verte, pero esto es hacer trampa, Bats.
—¿Llegar a tiempo es hacer trampa?
—¡Claro que lo es! ¡Se supone que no debes de aparecer hasta que empiece a mostrar mis cartas, ya lo sabes!
Ambos se miraron en silencio por varios segundos hasta que el Joker bufó.
—Realmente no puedo enojarme por mucho tiempo contigo, así que déjame ir y fingiré que nada de esto sucedió.
—La cosa es... No puedo dejarte ir, a menos que...
—A menos que... —Alzó una ceja.
—Obtenga algo a cambio.
—¿Un trato? ¿Quieres hacer un trato? —Carcajeó—. Wow, no te reconozco, Batsy.
—Es difícil para mí —habló con pesadez. Su alta moral ya lo estaba apuñalando por dentro y apenas había sugerido algo.
—¿Y qué quieres a cambio de que me dejes ir esta noche? —Dijo con cierto tono pícaro.
—Conversar.
—¿Conversar? —Preguntó extrañado, creyendo haber escuchado mal.
—Sí, hablar largo y tendido. ¿Trato?
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W e i r d [Batjokes]
Fiksi PenggemarBatman ha tardado años en darse cuenta de su indudable atracción hacia el príncipe payaso del crímen. Finalmente ha aceptado el sentimiento y ha decidido aprovechar una de las tantas invitaciones coquetas del Joker. Trayéndole desgracia al príncipe...