Hades y Maria di Angelo

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//Same Old love - Selena Gómez//

Washington D.C.

Periódicos anunciaban la inauguración de una de las promesas más importantes de Washington, Banco Álympos, uno de los bancos más seguros y que planeaba ser el preferido de los estadounidenses en la década. Contaban con el apoyo de muchas figuras influyentes de los medios, manera publicitaria perfecta para ganarse al pueblo americano, así lo veía el codirector de la agencia. Según su larga y exitosa experiencia, el pueblo americano no podría desconfiar en una agencia con tantos buenos clientes como políticos, activistas, empresarios y gente de gran mando en la cuidad. Sobre todo si se presentaba como el buen amigo de todos, cabeza de una tradicional, católica y buena familia italiana.

Con solo escuchar el apellido de esta familia, cualquiera que estuviese al tanto del periódico y medios, conocía lo maravillosa que era, y cómo fueron uno de los asociados al único banco en dar créditos a personas de barrios bajos; cómo con el enorme préstamo a varios centros educativos públicos, pudieron evitar su cierre y que muchos niños perdieran su educación; cómo sus recaudaciones ayudaron con las remodelaciones de hospitales y a comprar suministros. La familia era considerada, tal a lo que su apellido se traducía al inglés, ángeles.

Los di Angelo.

La familia di Angelo constantemente estaba bajo el ojo público, pero había una persona que mantenía una atención muy especial en cierto integrante de dicha familia, atención que era correspondida, en secreto. Podríamos decir que el señor Hades Álympus tenía trato únicamente laboral con los di Angelo, hasta que se le cruzó la muy joven y hermosa María di Angelo, y lo inevitable sucedió, se enamoró.

La joven de 19 años jamás había aceptado los cortejos que solía recibir desde que la pubertad había hecho su trabajo. Sin embargo, había algo cuando era un hombre quien se fijase con devoción en ella, no era lo mismo a cuando los chicos de su edad lo hacían. ¿Sería esto el tan famoso amor verdadero? Ella se sentía torpe bajo su mirada, sus mejillas se ruborizaban y le era difícil no ceder a las palabras de amor de Hades. Él era caballeroso por naturaleza, modesto cuando la sorprendía con algún detalle, pero, lo que le encanta a ella de él era su genuino interés y preocupación hacia su persona.

Mientras los bobos chicos de su edad buscaban lindas "presas" para acostarse con ellas, les decían molestos cumplidos por la calle, incluso silbaran o intentaban tocarlas; su Hades le ofrecía su brazo al caminar, le decía querida, la acompañaba cuando se la encontraba paseando y la conoció mejor que nadie gracias a las entretenidas y largas conversaciones que tenían por correspondencia y llamadas, y nunca se atrevió a todo eso sin su consentimiento. Jamás sabría si el trato de la realeza británica era similar a esto, pero Hades no dejaba de hacerla sentir una reina, una diosa, importante y amada. Hades la hacía sentir feliz.

―El próximo verano iré a la universidad, estudiaré economía y finanzas, así mi padre confiará más en mi para manejar el banco.

―Eso es impresionante, pero, ¿cómo lo tomó tu madre?

María hizo una mueca.

―No estuvo muy feliz al enterarse que su única hija en vez de preocuparse por conseguir un marido decidiera estudiar en la universidad, dice que únicamente desperdiciaré mi juventud. A mi padre le pareció cómico, -dijo -"¿Una mujer siendo directora bancaria? Deja eso a tu futuro marido y al señor Álympus, esto es un trabajo serio, de hombres"

La sonrisa de entusiasmo de María desapareció, en cambio, sus labios estaban fruncidos. Hades le dio un leve apretón a sus manos entrelazadas.

―Yo creo que serías una increíble economista, mi querida.

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