PROLOGO

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Hay estaban.

Los 26 expedientes sobre la mesa.

Esperando...Esperando a que el les hechara un vistazo.

Y no. No hablo del doctor Orwell.

El investigador Angelo Anderson es el sujeto del que hablo.

El investigador frunció el ceño y alzo la vista para enfocar a su segundo al mando.

- ¿Que esto? - le pregunto a su amigo y el sonrió.

- Lo que el informante dijo, es verdad, los 26 expedientes están ahí - le dice y el investigador abre los ojos y boca sorprendido antes de tomar el primero y abrirlo.

Abrió el primer expediente, aparecía en la parte la foto de una bebe rubia de ojos azules, se mencionaba cuando nació, mencionaba los experimentos a los que habían sido sometidos, pasaban horas debajo del agua sin respirar desde bebes, los sometían a temperaturas brutales, los obligaron a aprender de arte, lucha, los sometían a pruebas de inteligencia.

Corría cada vez mas rápido y mas tiempo, luchaba mejor que nadie conocido a la edad de ocho años, cada año aparecía una foto de ella, de su crecimiento, se mencionaba cada cosa que le hicieron y lo que le harían.

Las fotografías se detuvieron.

Lo ultimo que apareció fue la siguiente frase.

La sujeto de prueba numero uno falleció el día 17 de septiembre a la edad de once años por envenenamiento.

Envenenamiento.

Murió por envenenamiento.

Dejo el expediente y tomo otro.

Y otro.

Y otro.

Llego a la sujeto numero nueve.

Era pelirroja, unos hermosos ojos verdes, una piel blanca de porcelana.

seguía viva, todos deberían de tener 16 años.

Al menos los que estaban vivos.

Después de revisar cada expediente suspiro y se froto los ojos.

26 bebes.

Y ahora...ahora solo quedaban trece sujetos de prueba.

NO.

Sujetos de prueba no, humanos, niños.

- ¿Donde están los niños? - pregunto el investigador a su amigo.

- Escaparon- se limito a decir.

- ¿Se escaparon de ustedes? son los mejores hombres que hay - le dijo y su amigo negó con la cabeza.

- Esos niños, eran trece y nosotros treinta y aun así nos agarraron como trapeador, atrapamos a todos, menos a esos niños, no parecían niños, mandaron a Lorenzo y a Valentino al hospital - le dijo un poco avergonzado y otro poco molesto.

Al hospital.

Mandaron a sus dos mejores hombres al hospital.

Eran buenos, muy buenas para tan corta edad.

- ¿Se asustaron? - le pregunto, sabia lo que podían hacer un grupo de adolescentes asustados.

- ¿Asustados? ¿ellos? pero si parecían jodidos robots, no tenían expresión alguna en sus rostros - le dijo su amigo con una sonrisa divertida.

- Hay que encontrarlos, solo son niños - le dice Angelo a su amigo West.

- Niños que obviamente saben  matar - obvio su amigo a Angelo.

- Fueron experimentos toda su vida, mientras tu jugabas con tus amigos de niño ellos eran sometidos a experimentos, vas a buscarlos, los vas a allar y me los vas atraer - le ordeno el investigador y su amigo solo asintió.

- Si es lo que quieres - le dijo mientras se daba la vuelta e iba directo a buscar a los trece niños.

- Es lo que quiero - -le menciono a su amigo aunque este ya no podía escucharlo.

¿Quien hubiera pensado que semejante millonario haría algo así?

Un proyecto secreto.

Con niños.


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