Capítulo 2

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Miranda Sandoval caminaba tranquilamente por la entrada de la Universidad, saludando amablemente a las personas que lo hacían primero, con aquella sonrisa tímida y mejillas sonrojadas.

Demi la veía caminar del otro lado, sentado en las sillas de piedra bajo el árbol más grande que había en el patio delantero del lugar

-Mírala, siendo linda y adorable- murmuró a su amigo achicando sus ojos hacia ella- Es perversa.

Su mejor amigo Alex no pudo evitar reírse, mientras miraba también a Miranda hablar con una chica que había tropezado. La ayudaba a levantarse, e incluso comenzó a caminar junto a ella seguramente acompañándola a su salón.

-De verdad que no entiendo tu odio hacia Canelita- comentó el castaño llevándose su taco a la boca

-¿Canelita?- repitió el pelinegro, mirándolo confundido.

-Ajá, es su apodo. Un día su mamá llegó buscándola por toda la Universidad, gritando ese apodo.

Demi hizo una mueca

-Qué tonto

Su amigo en cambio volvió a reírse.- Sí, ultratonto... Otaku

El aludido rodó los ojos

-Deberías darle una oportunidad, no es mala persona.

-¿Has hablado con ella?

-No...

-Buen muchacho- se levantó colgando la mochila azul en su hombro.- Nos vemos.

......

Pateaba una lata vieja por su camino a la parada de autobús, con las manos en los bolsillos de su sudadera y la vista fija en el concreto, repitiendo los trabajos que tenía para esta semana. El proyecto de administración, el resumen de dinámica social y el examen de contabilidad.

Ser estudiante a veces es duro

Pateó más fuerte aquella lata, apretando los puños y cerrando los ojos un momento. Pero un pequeño quejido lo hizo regresar a la realidad. Una chica a cuclillas a unos pasos de él, se encontraba tallando su cabeza. Demi se acercó viendo la lata a un lado.

-Hey niña, ¿Estás bien?- preguntó mirando la cabellera rubia de la chica ya conocida para él.

La chica lo miró sobre su hombro, para luego levantarse y darse la vuelta para verlo. Tenía un gatito en sus manos.

-Eh sí, gracias- sonrió con timidez

Claro, por supuesto. Tenía que ser Miranda frente a él con esa estúpida sonrisa irremediablemente bonita. No tenía nada contra ella, pero tanta felicidad no era normal. Nadie podía estar sonriendo todo el tiempo.

-Ajá. Yo lancé esa lata- la apuntó- No te ví, así que lo siento.

Miranda miró unos segundos la lata vieja antes de volver a los ojos negros frente a ella. Asintió lentamente, intentando no mirarlo a los ojos, porque entonces la pondría nerviosa.

-No hay problema.- volvió a sonreír- Creo que yo no debí haberme puesto en tu camino. Encontré a esta amiguita aquí sola- acarició al gato- y no me pude resistir a sus encantos. Así que la culpa es mía, lo siento.

¡No! Ella no tenía la culpa, ¿Por qué carajos se disculpaba? Demi aplanó los labios, mirándola sin expresión.

-Ajá

La miró de arriba a abajo para pasarla de largo y retomar su camino.

-¡Que tengas un bonito día!- escuchó la delicada y alegre voz detrás

Por lo que aceleró el paso sin mirar atrás.

¡Perversamente adorable!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora